Algunos alimentos navideños vascos que seguro no conoces 

La cocina vasca guarda algunos tesoros menos conocidos que merece la pena redescubrir. Te invito a indagar en alguno de ellos conmigo:

Intxaursalsa:
Como su nombre indica, esta salsa está elaborada con nueces (intxaurra en euskera), que se emulsionan con leche. Sus orígenes se remontan, como no podía ser de otra manera, a los caseríos, donde la nuez era un alimento básico durante el invierno. Este postre era especialmente habitual en Gipuzkoa y en el interior de Bizkaia. Es un plato sencillo pero muy rico, y también saludable, que por cierto, entra de maravilla calentito en los fríos días de invierno.

Morokilla:
La morokilla es un dulce de origen humilde que surgió como una forma ingeniosa de aprovechar ingredientes básicos como la harina de maíz, la leche y el azúcar. Era sencillo de preparar y llenaba el estómago de todos los habitantes que moraban el caserío. Es posible que antes de la llegada del maíz, se elaborase también con harina de mijo, el cereal habitual en aquella época en nuestras tierras. Este alimento, lleno de energía, se solía dar mucho a los niños de la casa para ayudarles a entrar en calor. Se podía comer como tostada o troceada en leche caliente. No se me ocurre mejor remedio para el frío que este.

Pellas o tostadas de crema:
Y mi favorito, las pellas, también conocidas como tostadas de crema o tostadas a la vasca, tienen una larga tradición, especialmente en Bizkaia y Gipuzkoa. Su origen es antiquísimo, ya que se remonta a la repostería conventual de los siglos XVII y XVIII. Consisten en crema pastelera rebozada, frita y aderezada con azúcar y canela. En mi casa, desde luego, nunca ha faltado este manjar en ninguna Navidad. Aunque cualquier excusa es buena para tomarlas.

Os animo a introducir estos manjares navideños en vuestras mesas para que no se pierdan en la memoria de nuestra historia. ¿Conocéis algún otro plato o alimento tradicional de Navidad?


Eguberri on guztioi!

De cuando se peregrinaba de Eskota a Urkiola

Hay sitios que por algún motivo nos enganchan, es como si nos atrapasen y nos hiciesen viajar a ellos una y otra vez. Son esos lugares que no nos cansamos de visitar y así poco a poco, se convierten en nuestros rincones favoritos. No os voy a engañar, yo tengo muchos de esos rincones. Si me hiciesen elegir un lugar en el mundo, creo que no sabría por cual optar, hay tantos lugares llenos de encanto, que si eligiese uno sería como traicionar al resto. Pero sí creo que podría hacer una lista, larga, eso sí. Uno de esas maravillas que no me canso nunca de visitar es Urkiola.

Rodeado de bosques de haya, fresno y abedules nos encontramos con la panorámica del macizo del Anboto (1.331 metros el pico del Anboto) desde el mirador de las Tres Cruces. Si nos fijamos bien podemos divisar la cara de la Diosa Mari tumbada, mirando hacía arriba.

La subida a Anboto es impresionante, pero los alrededores del Santuario tampoco se quedan atrás. Si vais con niños pequeños o no os encontráis en vuestro mejor momento para caminar, pasar el día en estos increíbles hayedos es una estupenda alternativa. Hay sitios para comer bocatas en cualquier esquina. Si os apetece un menú o platos combinados, los del Restaurante Bizkarra son asequibles, con productos de caserío y muy ricos. Es un lugar con un aire de esos de toda la vida.

De Urkiola me gusta todo, sus bosques, sus vistas,… pero cuando voy intento no dejar de visitar una ermita que me fascina, la de Santa Apolonia. Se encuentra rodeada de hayedos, está encima de un manantial y envuelta por pequeños riachuelos, es una maravilla. La podéis encontrar a doscientos metros del templo, en la ladera sur de Urkiolagirre.

Hablando en casa de lo que me gusta este lugar; me contaron que nuestra tatarabuela, Juliana Anda Herran, solía detenerse allí, en su peregrinaje desde el pueblo de Eskota a Urkiola. Y pregunté con muchísimo asombro, ¿Cómo?,… ¿Que se venía desde Ribera Alta/ Erribeheragoitia, situado al sur de Araba, andando? Es decir, ¿cincuenta y cinco kilómetros a pie para asistir a la misa de Urkiola? Y sí, y no solo se recorrían ella y muchas gentes de la comarca, Araba entera andando, sino que además debían de hacer la caminata en plena noche, para llegar de buena mañana al Santuario.

Foto del año 1900 que se encuentra en uno de los carteles que rodean a la ermita.

Me pareció una tradición de lo más bonita. Es una pena que estas tradiciones y mucha sabiduría popular se estén perdiendo. He tenido la suerte de tener una amama muy parlanchina, que le encantaba leer y estaba muy interesada en transmitir la historia de nuestro pueblo y nuestra familia a su descendencia. Un boca a boca que históricamente ha recaído en las mujeres, y desde luego que así ha sido también en mi casa, quizás de ahí me venga las ganas de transmitir todo lo que veo a mi alrededor.

Foto: http://urtesasoiak.com/

Y por si me quedaban dudas de que esta hazaña hubiese tenido lugar, los letreros que se encuentran alrededor de este antiguo humilladero, así nos lo explican: “Hasta tiempos recientes, los peregrinos provenientes de los pueblos alaveses y del cercano Otxandio se detenían frente a la ermita para preparar la llegada al Santuario. Algunos de ellos se descalzaban y cumpliendo promesas o penitencias, recorrían descalzos este último tramo.”

Interior de la ermita

Además de lo curioso del dato, la ermita popularmente llamada Santutxu también tiene más cosas interesantes. Está edificada sobre un manantial al que se le atribuían propiedades curativas contra el mal de muelas. De ahí quizás el nombre de la ermita de la señora de los Remedios o Santa Apolonia, patrona de los dentistas.

Cuenta la tradición que para curar las muelas había que llenarse la boca de agua y dar tres o siete vueltas alrededor de la ermita para luego arrojar el líquido en su interior invocando a la Santa.

La edificación es sencilla de dos plantas con cubierta a cuatro aguas y se encuentra sobre un antiguo camino real y sobre la primitiva calzada que unía este lugar con Vitoria. Quizás lo más impresionante sea el manantial que brota de una de sus paredes. La inscripción grabada en la pila de agua bendita nos cuenta que fue construida en 1515. Aunque existe en su interior una ermita anterior. Si os acercáis esta primavera, no os olvidéis de hacer una visita a este lugar. Seguro que os encanta.