Bueno, por saber, no sé ni euskera. Únicamente alguna que otra palabra o frase de construcción simple, como etorri ona, goazen, barrura, etxera y caguen.
No soy un pastor vasco, aunque tengo alguna amiga como Euri que sí lo es, nací hace más de dos años en Badajoz. Por motivos que no entiendo, ni recuerdo, hace casi un año que llegue a Bilbao. Los perros tenemos buena memoria, aunque no tan buena como los caballos, pero no sabría contaros mi vida durante los primeros meses, solo me quedan imágenes sueltas. Tengo algunas obsesiones desde entonces, según dicen mis dueños, como enterrar los panes, comer a solas, o buscar puertas de escape. Eso sí, tengo sueños muy agitados a menudo.
Pero no os quiero contar mi vida pasada, sino la de ahora. Ayer fuimos al Gorbea, lo hacemos a menudo, y a mí me encanta. La verdad es que vivo entre Bilbao y Gorbeialde .Como llovía, casi no encontramos a nadie. Solo nos encontramos con unos turistas (yo creí que solo venían al Guggenheim), que al verme correr, sonrieron, y preguntaron a mi dueño-¿No es un pastor Vasco, verdad?
Ama Birgiña!
Devuelta la sonrisa de cortesía-No, no es un Euskal Ertzain, en un Galgo………………..Español- les respondió.
La verdad es que no sé que soy, no me preocupa mi identidad (creo que nunca me he mirado al espejo), pero sí me gusta la cercanía, lo familiar, porque es lo me hace sentir importante y única. Me gusta el paseo diario por el Campo Volantín, el Guggenheim, trabajar un poco en la clínica (allí es donde trabajo), y pasar los fines de semana en el baserri, junto al Gorbea. Aunque dicen que no doy el perfil de “perro de caserío”, no por mi físico, sino porque me dan miedo las visitas inesperadas. Este es mi pequeño mundo, pero prefiero que no sea más grande. Se me respeta más que en otros, y Ion dice que eso es la medida del desarrollo social de un pueblo.
No soy un pastor vasco, pero quizás me reconozcan como Galgo Bizkaino……………..me dejaré crecer el pelo.