¿Quién es Jaume Matas?

Miércoles 21 de marzo de 2012
Conocí a Jaume Matas siendo ministro de Medio Ambiente del gobierno Aznar. Y le recuerdo dominando la escena en las cenas oficiales con su mujer, así como en los debates en el Congreso y Senado, en la contestación de preguntas, en su actividad. No lo hacía mal. Era brillante, chulito y educado. De repente, perdió y desapareció. Se fue a Estados Unidos a trabajar en la Quinta Avenida. Aquello me extrañó. No se quedó en el parlamento balear como jefe de la oposición. Tenía buena edad y experiencia para hacerlo y sobre todo se le veía que aquello le gustaba. Una cosa rara.
El PP, siempre le arropó. Hoy les preguntas quién es Jaume Matas y resulta que es un apestado. Amigo de carrera de Zaplana, el caso Urdangarin es una foto de como actuaba. Obsequioso con los poderosos, con barco para llevar a pasear amigos, ejerció el poder como un reyezuelo de Taifas. Era el presidente y disponía del presupuesto público como si fuera propio y además tenía delirios de grandeza. Se compró un palacete e hizo todas las reverencias habidas y por haber a la Casa Real en sus vacaciones. Veremos si amargado como debe estar le da por contar la verdad de todo lo que sabe. Y sabe mucho.
Este tipo de logreros, no tiene nada que ver con las primeras promociones políticas tras la muerte del dictador. Allí se estaba en política o por haberse comprometido contra la dictadura o por querer consolidar la democracia, y en aquellos años el CIS no hablaba de la política y los políticos como habla ahora. Y es que Jaume Matas, al que el PP debería de hacer un acto de expulsión contundente y Rajoy reconocer que se equivocó al decir que le gustaría un gobierno en España como el de Matas en Baleares y Aznar que se cortaría la mano por su ex ministro, es el paradigma de una especie política que debería desaparecer del mapa: Opaco, corrupto, prevaricador, pelota y manipulador.
No sé que estará pensando Iñaki Urdangarin de la conducta de Matas pero las barbas de Matas cortadas a cuchilla le deben poner las suyas a remojar. Y no sé si el largo aplauso de Cádiz al rey tiene algo que ver con todo ésto. Porque lo demás no se entiende. Pero España es así, señora baronesa.
Pedro Ugarte sobre el euskera en Madrid.
El escritor Pedro Ugarte escribió el pasado 17 de marzo en su columna «Segona Part» en El País, un agudo y necesario comentario sobre los actos llevados a cabo en Madrid por Euskaltzaindia. Decía así:
“Esta semana, el euskera ha sido homenajeado por primera vez en la Real Academia. El acto quedó devaluado por diversas circunstancias: el impulso de la iniciativa había partido de instituciones culturales vascas, no de la misma Academia, y el Gobierno de Navarra volvió a realizar una de sus características desapariciones, número de magia que practica cada vez que algo concierne a esa lengua sospechosa.
Las relaciones que se han trabado en el Estado español con las lenguas periféricas han sido un cóctel de desprecio y de soberbia, alentado por un sustrato ideológico centralizador y centralista. Lo mejor sería aprender la lección en dirección contraria y no imputar al castellano los errores de algunos de sus hablantes, del mismo modo que el euskera no es responsable de la histeria política (o de la sanguinaria conducta) de alguno de los suyos”.
Herman Tertsch propone se suspenda la final de la copa del rey
Hay gentes a las que les gusta calentar el puchero gratuitamente. Uno de ellos es el periodista Herman Tertsch que anda el hombre preocupado por el partido entre el Barça y el Athletic en la final de la Copa del rey. Primero no prestan el campo del Bernabeu y luego, como no juega el Real Madrid y ante el esperado pitido al rey en el Calderón, escriben lo que escriben. Pues claro que habrá pitido. Lo hubo en Valencia hace tres años y no se cayó el mundo. Los valencianos estuvieron encantados de los seguidores de ambos clubs. Pero para admitir esto hace falta ser demócrata.

Esto fue lo que escribió:
“Los órdagos nacionalistas no se limitan a los referendos, el pacto fiscal y las banderas, de los que dimos cuenta el 15 de marzo de 2012; también se extienden al fútbol, la nueva versión incruenta (no siempre) de la guerra entre pueblos.
“Los separatistas vascos y catalanes vuelven a planear con total impunidad el espectáculo de insulto a todos los españoles en la final de la Copa del Rey. En ABC, Hermann Tertsch -A montarla a casa- propone lo que no se atreven siquiera a insinuar el ministro de Interior, la Liga de Fútbol y los periódicos deportivos: si hay pitidos, el partido se suspende.
“El problema está con esos sectores de las aficiones de ambos equipos que son grupos fanáticos de los respectivos nacionalismos radicales. Y que, ya lo han anunciado, llegan a Madrid a organizar un aquelarre independentista con todas las ofensas posibles y pensables contra España, su capital, y el Rey, que estará en el estadio.
“Los clubes que juegan no han dicho aún nada. Pero sería deseable que lo hicieran. Porque muchos españoles estamos hartos de los insultos y las agresiones de quienes piden para ellos exquisito respeto. Somos muchos los madrileños y españoles que pedimos a los clubes que exijan respeto a sus aficiones. Y que exigimos por nuestra parte a las autoridades que no permitan un espectáculo desmoralizador en el estadio. Que todos estén avisados de que a la ofensa y agresión a las instituciones se responderá con la suspensión del partido”.
Se nota que Herman Tertsch del Valle Lersundi, primo de Loyola, no es del Athletic ni del Barça. Él es del equipo del régimen y no le gustan los pitidos. Como dijo la hermana del rey: “¡A callar!”.

2 comentarios en «¿Quién es Jaume Matas?»

  1. Con las pocas posibilidades y oportunidades que tenemos el pueblo en general y el vasco en particular para expresar nuestra opinión,es lógico que se utilicen al máximo.Aunque todo quede en una pitada al rey.De todos modos,tiene bastante cara como para que todo le resbale.Siempre me ha asombrado que el rey vaya a América a conmemorar sus victorias sobre los españoles (su independencia,¿vendrá a conmemorar la nuestra cuando la consigamos?) o que hable de la tradicional amistad con los árabes y los judíos cuando los expulsaron de España

  2. Claro, que el señor Tertsch no dice ni mu cuando un seguidor pacífico de algún equipo vasco o catalán es agredido por los ultras madridistas en la capital del Reino. Ya se sabe, los violentos siempre son los otros.

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