Misma tormenta, distinto barco

Jueves 22 de marzo de 2012.
Europa Press organizó este pasado martes a las nueve, en el Hotel Villamagna un desayuno con el embajador de los E¬stados Unidos en España, Alan D. Salomón y como el presidente de la agencia, Asis Martin Cabiedes me invitó y ese día tenía la comparecencia del ministro del interior, decidí acudir para saber que decía el embajador de Obama. Sí, de Obama. Los embajadores norteamericanos no suelen ser diplomáticos de carrera sino amigos o contribuyentes de las campañas presidenciales, y este embajador, de Massachusetts, debe ser uno de los contribuyentes del actual presidente ya que la presentación que le hicieron primó más lo empresarial que lo político. Este hombre pues debe ser un empresario dedicado a trabajos para la tercera edad además de ser miembro de la Fundación de la Biblioteca Kennedy.
Salomón es un tipo elegante, serio, con un punto de ironía, listo, y lo suficiente sensato para no meterse en ningún charco como lo hacía su antecesor, Eduardo Aguirre, un hombre de Busch, bastante imprudente.
Comenzó como suelen hacerlo los norteamericanos en estas cosas y que humanizan la política. Alabando a su mujer Susan que allí estaba y diciendo que cuando Obama nombró un embajador, tuvo suerte pues logró dos embajadores por el precio de uno. La Sra. debe ser muy activa.
La conferencia, por espacio de veinte minutos, fue políticamente correcta sin meterse en demasiadas honduras pero destacando el importante papel que tiene su embajada para promover el comercio exterior de su país y lograr que sus empresarios inviertan en España y puso el ejemplo de la IBM y de Ford y de cómo Hillary Clinton le había invitado a hablar en Washington sobre comercio exterior.
Habló sobre Afganistán, Siria, el escudo antimisiles sobre la base de Rota y su alcalde, la competencia entre Madrid y Barcelona no solo a nivel de fútbol sino sobre su rivalidad de ciudad y sobre el proyecto Eurovegas ante el que no podía posicionarse. Habló de Cuba, de la entrevista Rajoy-Obama el 27 pensando que más sería un hola y un adiós pero dejando la posibilidad de una mayor relación para otra reunión. Contestó preguntas de todo tipo incluso una sobre ETA de la que espera su fin definitivo y mientras no lo haga será considerada una organización terrorista. Lógicamente se identificó con la reelección de Obama y se salió por la tangente en relación con Guantánamo diciendo que el presiden¬te no tenía en la actualidad mayoría en las Cámaras, obviando que durante dos años sí las tuvo y no hizo gran cosa.
No me gustó que sacara a colación lo dicho al parecer por el vicepresidente Biden que se jactó de que gracias a la presidencia de Obama, Bin Laden estaba muerto y la General Motors está viva. Ejemplos zafios de estos son profundamente inhumanos, dejando de lado, la consideración que nos pueda significar la persona de Bin Laden, pero esto es como lo que decía Fraga que el mejor terrorista era el terrorista muerto, abonando el discurso de la otra parte. No son palabras propias de gentes con sensibilidad humana. Y recuerdo que el propio Bush de lo único que se arrepintió de su mandato fue el de haber dicho que a Bin Laden había que “buscarlo vivo o muerto”. Como en el oeste.
En fin, nada nuevo. Como lo escribí. No me convenció con esto. No le voy a votar a Obama.
Habló también de la ley Sinde y no eludió pregunta alguna aunque algunas de ellas dijo que no podía contestarlas o no las explicó lo suficiente como la del caso Palomares. Pero no le preguntaron por Couso, ni por la masacre del sargento, ni por la herencia dejada en Afganistán ni en Irak. Todo fue relativamente fácil y obsequioso para éste filántropo bostoniano que con su esposa Susan, visten el cargo.
En este desayuno y dicho por el embajador me enteré que Ponce de León hace quinientos años descubrió La Florida, que ya estaba descubierta por los indios mikosukis, y que nadie sabe qué le dijo el rey Fernando para que emprendiera aquella aventura y lo sacara de La Española.
Y me quedé con una frase que pronunció, al constatar que todos los problemas son globales y no nacionales: “Todos estamos bajo la misma tormenta, aunque en distinto barco”.
En fin. Interesante por el ambiente de diplomáticos y empresarios que llenaban la sala pero como le dije a un antiguo director de la Agencia Efe: “Te enteras más leyendo los papeles de Wikileaks que viniendo a estos desayunos”.
Quizás, por esta razón, el embajador Salomón no quiso contestar que le parecía Wikileaks. Por algo será.

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