Porqué el Padre Felipe se negó a darle la extremaunción

Miércoles 23 de marzo de 2016

Nací en Cumana en el exilio de mis padres. Fui bautizado en la Iglesia de Santa Inés por el P. Felipe Ikazuriaga. Mi padrino fue José Oñatibia. ¿A qué viene todo ésto?. Pues a que mi amigo el cumanés Luis Gerardo González Bruzual, casado con la hija del vasco Raimundo Amilibia, me ha enviado una historia simpática de su bisabuelo y del P. Felipe, el cura que me bautizó.

Y como la cosa está muy revuelta, conviene sonreir de vez en cuando.

La historia es ésta:

No les podía fallar con mi columna de todos los domingos Protagonista, hoy seguiré con los recuerdos de la Iglesia de Santa Inés y del capítulo titulado: “La iglesia de Santa Inés del monte de Cumaná. Entre lo sagrado y mis divinos pecados” de ese texto que inicié pero que no termino, les narro una anécdota de mi bisabuelo Materno el General Simón Nuñez Ortiz de Villapol y padre Felipe, quien era en ese entonces la máxima autoridad de los Padres Capuchinos en Cumaná.

Yo recuerdo cuando mi bisabuelo Simón Núñez Ortiz, se cayó de la cama en donde dormía, la cual era una cama de hospital y con el banquito o escabel para descansar los pies al bajarse de la misma, que una noche se cayó y se fracturó las costillas, comenzando a sangrar al toser. En esa época Papá Simón como le decíamos cariñosamente tenía 87 años y llamaron a los Doctores Julio Rodríguez, Antonio Vargas Camero y Antonio Briceño, quienes al auscultarlo vieron que su estado era grave y pensaron que le quedaban pocos días, dado su edad y lo complejo de las fracturas que le perforaron el pulmón.

Le aconsejaron a mi abuela que mandara a llamar al padre para untarle los santos oleos y le diera como la extremaunción, recuerdo que a mí me encargaron ir a buscar al padre Felipe, puesto que no se olviden que yo era monaguillo en Santa Inés, serían como las 8 de la noche cuando llegué a la casa parroquial y me atendió el mismo padre Felipe, le comenté lo sucedido y para que lo requerían.

Entró detrás de la sacristía, tomó los pomos con los oleos, su vestuario y su biblia. A los pocos minutos íbamos caminando por las escalinatas lentamente por la edad del padre, hacia la casa de Papá Simón que estaba ubicada al lado del Hotel Astoria, hoy el estacionamiento de este hotel y hasta me pareció que en el corto trayecto, el fraile oraba pidiéndole a Dios para que se encargara del viejito.

Al llegar todos los familiares estaban allí y adentro en su sala comedor y a un lado su cuarto que era donde dormía se encontraba mi bisabuelo moribundo, ahhhh, pero un detalle, Papá Simón a quien le encantaba las mujeres en demasía, pues tenía todas las paredes de esa sala y comedor antes de entrar a su cuarto, totalmente tapizadas con mujeres desnudas, que las pegaban sus queridos nietos: Luis Simón, Luis Beltrán y Fernando Luis Núñez Silva, ayudados por su otro nieto Luis Bruzual Núñez, quien junto a sus inseparables amigos Jesús Torre Rivero, el Catire Ortiz, Simón Berrizbeitia, Chichón Peinado, etc., compraban la revista Playboy y le regalaban esas hermosuras de fotos. Recuerdo que allí vi por primera vez el almanaque de Marylin Monroe desnuda sobre la sabana de terciopelo rojo y por mi mente a un muy niño pasaban todas aquellas cosas, las cuales eran mis pecados secretos. Todas las paredes estaban cubiertas de aquellas bellezas de mujeres mostrando sus hermosísimos cuerpos sin ningún pudor y de la manera más natural. Para mi aquel momento fue fascínate, el poder ver la cara del padre Felipe ante todas esas bellas damas, que de seguro para el padre Felipe, no era más que un antro de perdición o el infierno bien ganado de Papá Simón, mientras que para mi bisabuelo, y porque no, para mí también era estar en el paraíso al poder admirarlas.

El padre se acercó a mi abuela y le dijo muy despacio, cabizbajo y medio compungido con su fuerte acento  vasco:

– Doña Carmen comprenda Uds., que yo así no puedo darle la extremaunción a Don Simón.-

Y aunque no lo crean, el padre Felipe que hablaba bajo, al decirle aquello a mi abuela trato de ser mucho más prudente y pienso que habló mucho más bajo para que no lo oyeran los presentes y en ese momento tan solo logramos alcanzar a oír un balbuceo de papá Simón y nos acércanos a su cama para ver que deseaba y pudimos oír claramente lo que decía:

– Al curita que se vaya para el carajo y que me deje morir tranquilo con mis mujeres, Que no se les ocurra quitarlas de la pared. –

El padre Felipe abandonó el lugar, con un gesto en su rostro que no se definir si de gusto o molestia y siguió siendo amigo, no solo de mi abuela, de todos los que allí estábamos esa noche y de los que se rieron de aquella cosa del Viejo Simoncito, quien también continuó siendo su amigo, porque Papá Simón no murió esa noche, sanó de sus heridas y se marchó casi trece años después faltándole tan solo tres meses para cumplir los 100 años.

El día de su muerte fue a la iglesia de Santa Inés y escuchó la santa misa de las 5 y 30 de la tarde, bajó las escalinatas con sus 99 años, cenó y murió en paz como siempre rodeado de sus bellezas.

Ese día no hubo risas, Las campanas de Santa Inés tañeron a duelo. Mis fotos de mi bisabuelo Simón Núñez y la mítica foto realizada en el año de 1949 por Tom Kelley de Marilyn Monroe desnuda sobre una tela de terciopelo rojo y que luego sería la foto de portada del primer número de Play Boy en 1953 son los protagonistas de esta semana.

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