XABIER LEIZAOLA: EL MEJOR HOMBRE DE PAZ QUE HE CONOCIDO

Sábado 8 de octubre de 2016

Xabier LeizaolaEn el acto de Gernika, se encontraba una representación de la familia Leizaola. No así Joseba, que además fue presidente del Parlamento Vasco. Estaba la hija del Lehendakari y varios nietos. Y creo que a D. Jesús María de Leizaola todavía las instituciones vascas tienen pendiente con él el merecido homenaje. Se lo recordé al Rector de Deusto en el Carlton el miércoles sin ningún éxito.

Hoy traigo a colación la figura de Xabier Leizaola, hijo de Ricardo y sobrino del Lehendakari. Para mí es uno de los mejores hombres que he conocido en mi vida. Con su sonrisa y suaves maneras era capaz de poner paz en cualquier conflicto. Fue presidente del Centro Vasco de Caracas y Presidente del Consejo de Administración de Deia.

Fue un hombre fundamentral en el Grupo Egi de Caracas, Altruista, culto, tranquilo, un gran tipo.

“Etxera Nahi Dut”. Fueron de las últimas palabras que pronunció este hombre que nos dejó en setiembre del 2003, como una síntesis de su vida de exiliado tanto de Euzkadi de donde partió con sus padres y hermanos en la guerra incivil de 1936, como de Venezuela donde fueron acogidos con generosidad. Allí creció, se educó, casó con la poetisa Celia Matxain, levantó con dignidad a su familia, y allí también, desde el humilde término de Truco a Balconcito, ayudó a edificar el nuevo Centro Vasco de Caracas, en la pudiente El Paraíso, un regio caserío que corona un cerro de tierra roja venezolana. «Vamos de prisa por los caminos/ no nos dan tregua/ rompe la vida/ todo fulmina/ rota la causa/ todo acobarda… decía Celia». Fue hace trece años.

Pero él no se achicó con el infortunio. Luchó con serenidad no exenta de gracia, con fuerza exenta de hostilidad, con una cordialidad plena de mansedumbre. Por eso, hoy quienes le conocimos, sentimos… «una pena muy honda/ hoy me siento de papel/ que el viento mece sin prisa/ con capricho y con desdén».

No es posible imaginar el Centro Vasco sin Xabier Leizaola, ni a sus muchas Comisiones a las que dio vida y movimiento pero, hay algo que en este día en que se empieza a vivir sin él, que evoco con claridad: su labor en Radio Euzkadi. Lo recuerdo, en esos días lejanos de la década de los 60 cuando éramos todos tan jóvenes, junto a » Jokin Intza, Alberto Elosegui, Jokin Azurza, Pello Irujo, Iñaki Aretxabaleta, Jon Mikel Olabarrieta, Ricardo Líbano, Julene Urcelay, Julián Atxurra, Pedro Briceño, Félix Aranguren, Iñaki Erkoreka, Garbiñe Urresti, Paul Aguirre, aita Patxi Albizu,….y tantos y tantos que por allí pasaron , y no tan sólo en el recinto estrecho del     apartamento del edificio La Sierra donde se programaban las emisiones, sino en la mitad de la selva de Guarenas, mirando todos las torres negras e inmensas que con sus propias manos levantaron, y moviendo las palancas milagrosas que disparaban las palabras por el aire del mundo. Xabier solía afirmar que todo ese sacrificio era válido, si tan solo un vasco de la Euzkadi interior y resistente, en la cima de un monte, escuchaba el mensaje de apoyo, de ilusión y esperanza que tanto había costado fraguar.

También lo recuerdo doblando, para la película de Los Hijos de Gernika, que editó el grupo EGI Caracas, la voz del lehendakari Agirre y la de su tío Jesús María de Leizaola, por entonces lehendakari de la Euzkadi exiliada de los niveles políticos de la época. Las otras voces fueron desechadas pero, la suya, con aquella serena elegancia y gentil aplomo, fue aceptada por los exigentes técnicos.

Ese pequeño grupo de hombres que conformaba EGI Caracas, y que sin Xabier no puede entenderse, atendía a sus particulares obligaciones laborales, a su propia familia, cruzaba infatigable el caótico tráfico de la Caracas, para grabar y enviar el mensaje libertario y, en un exceso de actividad, se entregaban a otras faenas como editar una revista que se distribuía por los correos de Euskadi además de hacer una película que reveló la naturaleza de nuestro pueblo ante los ojos venezolanos. Realizaban también una serie de actividades, que casi cansa citarlas, que reportaban el dinero necesario para soportar la financiación del entramado y que demandaban su tiempo también.

Lo hacían a despecho de su asueto y poniendo de su propio bolsillo cuando las cuentas no daban, que era casi siempre, para cubrir los costes que una obra de esa envergadura ameritaba. Pero ellos, reunidos junto a la laguna de Guarenas, a la sombra de los floridos bucares y de los oscuros repetidores, no tomaban cuenta de eso. Eran de verdad conscientes de que valía la pena todo ese esfuerzo por la libertad de Euskadi.

Cuando volvió de Venezuela le propusimos como Presidente del Consejo de Administración de Deia. Eran los tiempos de la dirección de este periódico de Juan José Baños Loinaz. Se llevó muy bien con él. Cuando falleció crearon un premio, que ha dejado de otorgarse sin la menor explicación. Una pena. Porque estos recuerdos mantienen viva la Memoria de gente de primera.

La laguna de Guarenas era mansa, de aguas claras y en ella nadaban unos patos salvajes de plumas blancas, pero el río Urumea… «con su caudal de gracia/ nos envuelve y nos embriaga/ corre sin esperar preguntas/ sigue sin encontrar respuestas», llamaba al corazón de Xabier, con el mensaje de reclamó que para todo vasco, tiene su lar natal. Y así, en los últimos años de su afanada vida, Xabier iba y venía de Donosti… «fuera pasean los viejos, juegan los muchachos/ las palomas vuelan con ingenua paz/ y yo cavilando y a veces soñando/ me quedo de piedra, me quedo de mar… a Caracas… fueron otros días/ que viví sin prisa/ en donde las horas/ pasaban sin ser» siempre portando un mensaje de esperanza y amistad y, desde luego, de no renuncia en el ideario nacionalista. Con la serenidad y la fuerza de un hombre sabio, cumplió con su familia y amigos, con sus patrias y trabajos… «rima quimeras con tus dolores/ y surca cielos buscando estrellas/ Aparta el peso que te acobarda/ y finge olvido con tu clemencia/ Si subes alto, no caigas bajo/ sigue adelante cual fiel Quijote/ buscando rosas por las mañanas/ y anocheceres de gran derroche…»

Se nos fue un patriota cabal, un padre y hermano cariñoso, un amigo fiel. Nos queda la pena de una ausencia que no preveíamos, la soledad que se siente cuando el otro no está, la sensación de que a Euzkadi carece de un lucero porque nos falta quien con la palabra calma y el ánimo paciente, ponía cada cosa en su lugar, sin espacio para la sombra y sin rincón para el rencor.

Celia Matxain, su esposa, en sus versos íntimos, y en uno dedicado a Xabier, compendia lo que hoy sentimos todos los que le conocimos en este adiós. «Cuando tú te vayas/ y no alumbres más/ las sombras de la muerte/ nos envolverán/ con el manto negro/ del dolor mayor/ con la lacerante puñal del dolor/ Y volverá el día/ a seguir su fin/ y entre los mortales/ volveré a vivir/ con desesperanza/ o con ilusión/ y el día sin tregua, cantará al amor…»

 

2 comentarios en «XABIER LEIZAOLA: EL MEJOR HOMBRE DE PAZ QUE HE CONOCIDO»

  1. Muchas gracias por estas palabras preciosas de mi tío tengo el mejor recuerdo de él y estas palabras me hacen sentir más orgulloso. Sigo su blog con mucho aprecio y cariño. Sus palabras me hacen sentir más mis raíces vascas y entender el real significado del nacionalismos vasco. Gracias

  2. Leo después de varios meses esta hermosa y sensible nota de Iñaki Anasagasti acerca de uno de los hombres más agradable, dulce y trabajador incansable: Xabier Leizaola.
    Puedo decir con orgullo que lo sentía mi amigo, por que así era Xabier, tan cercano que a su lado todo parecía más sencillo.
    Tuve el honor y la fortuna de acompañarlo en la Directiva del Centro Vasco de Caracas y años después le pedí que fuera mi compañero de viaje cuando asistímos al Congreso Mundial de Centros Vascos, en Bahía Blanca, Argentina. Sin su presencia aquel Congreso habría concluido de manera muy diferente. Con su habitual serenidad, logró apaciguar momentos muy duros y evitar fuerte enfrentamiento.
    De él he copiado y uso, versos de una copla venezolana, que luego pude dedicársela, a él en el tanatorio de Donostia:
    » presente te quiero mucho
    ausente te quiero más
    presente por qué te tengo
    ausente por qué no estás».

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