Sábado 17 de marzo de 2018
Este martes, tras el funeral oficiado en la catedral de Almería por la muerte de Gabriel, Patricia y Ángel salían a la calle y atendían a los periodistas. Antes los micrófonos, la madre del niño asesinado decía que les había llegado un cuento que alguien había escrito tras la muerte de su hijo. «La bruja mala del cuento ya no existe», afirmó la mujer, que en las casi dos semanas de búsqueda de su hijo ha sufrido una notable pérdida de peso.
Esas palabras de Patricia provocaron que el cuento al que se refería corriera como la pólvora por las redes sociales. Se llama Carta de un pececito, escrito por Andy Moradiellos. Lo reproducimos íntegro aquí:
«Mamá, estoy bien, pese a que estés muy triste, sé que tu primer pensamiento es que no lo merecía. Y es cierto, no lo merecía, tienes toda la razón, pero no quiero que pienses que somos los perdedores de esta historia, porque he vencido, mamá, aunque el precio para vosotros haya sido muy alto. He vencido y estoy feliz en un lugar donde nunca jamás nadie podrá hacerme daño.
He vencido, mamá, porque nunca la bruja del cuento pensó que un pez tan pequeñito fuera a plantarle cara, he sido valiente mamá, aunque mi cuerpecito es pequeño, digo pequeño en comparación con mi corazón y mi valentía, nunca pensé que fuera tan poderoso mamá, pero lo soy y he ganado, os he enseñado la verdadera cara de un alma oscura, he rescatado a papá de las fauces de la bruja, he podido romper ese hechizo que nunca nadie pudo romper, porque soy mágico mamá, por más que hayan querido esconderme, brillo mamá, he conseguido que papá y tú estéis más unidos que nunca, no creáis que no os he visto agarraros las manos como nunca, he ganado mamá y soy invencible, invencible y eterno, soy eterno en el corazón del mundo, en vosotros que sois yo mismo y en la mente de la bruja malvada que siempre me verá en sus sueños y cada vez que intente ser feliz, mire a un niño o al suyo propio si alguna vez consigue que alguien vuelva a amarla.
Soy un guerrero, mamá, aquí donde os estoy esperando a todos, tengo una armadura dorada y brilla más que el sol, porque yo soy el sol, el que os alumbrará siempre en los días más difíciles, soy el encargado de iluminar la mirada y el corazón de todos los que aún vivís ahí, en ese lugar hostil y lleno de maldad, para que caminéis lo más felices posible hasta mi reino de hadas, donde nunca entran brujas malas, ni personas con el alma contaminada, solo vosotros mamá, las personas como tú o como yo. Hay una princesa en este reino, se llama Marta y es muy bonita mamá, tiene un hermoso castillo desde el que podemos ver el mar, me cuida mucho porque dice que me comprende muy bien, bajamos todos los días a la playa y hacemos en la arena pescaditos y castillos, pero estos castillos no se los lleva el mar, ni los pescaditos se deshacen con las olas porque queremos que todos veáis lo bonitos que son.
Marta me dice que no estéis tristes, que allí solo somos piel pero aquí somos solo lo que importa, somos alma, almas limpias, grandes y todos un día dejaremos de estar allí para venir aquí, menos las personas malas que siempre estarán atrapadas en sus remordimientos. Mamá descansa, hemos ganado y lo he conseguido yo solo, siendo un pescadito tan pequeño, sois libres papá y tú porque ya no hay personas malas tan cerca de vosotros. No os soltéis las manos porque es cuando más brilla mi armadura, sí, la del guerrero, la del príncipe que con su luz alumbró el camino de la verdad y dejó al descubierto el odio, la maldad y la mentira.
Mamá, nos volveremos a ver y te enseñaré todos los pececitos que dibujo en la orilla del mar.
Mamá, hemos ganado.
Mamá, hoy he vencido a la oscuridad».