Una Monarquía ni útil ni ejemplar

Miércoles 4 de abril de 2018

Menos mal que ahora la prensa puede comentar y difundir imágenes chuscas de la Familia Real, como esta cutre de la catedral de Mallorca. Resulta que van a sacarse la foto para aplauso de marujas y marujos, y a Letizia le puede su soberbia y la arma. Anteriormente estas cosas ocurrían y nosotros las veíamos, pero la prensa no informaba ya que el pacto de silencio era férreo y esa es la explicación del por qué en las encuestas del CIS aparecía la Monarquía como la Institución más valorada. Hoy, si se hace una encuesta, a Letizia Ortiz la mandarían al basurero de la historia por maleducada y por irrespetar a su suegra, una señora de ochenta años que ha pasado su vida siendo vejada y maltratada por su esposo y ahora por su nuera.

Algún día saldrán las memorias del jefe de la Casa Real, Sabinoi Fernández Campo donde aparece una escena dantesca en Zarzuela en la que Juan Carlos de Borbón le arroja a su mujer, delante del militar, un plato. Y ésto no es nada comparando con su triple vida, mientras engañaba a los españolitos como buen padre y mejor esposo.

Yo a Letizia Ortiz le conocí cuando trabajaba en los Servicios Informativos de TVE cuando los dirigía aquel fascista antinacionalista de nombre Alfredo Urdaci. Era ella su discípula preferida y el brazo ejecutor de sus manipulaciones y de hecho fue éste sujeto quien se la presentó al entonces Felipe de Borbón que al parecer se había enamorado de ella a través de la televisión.

Recomiendo leer el libro de su primo David Rocasolano, compañero de fatigas y de complicidades varias de Leticia, donde cuenta el cambio sicológico, para mal, de la nieta de un honrado taxista en la Reina de España y en cómo cambió su personalidad como si le hubieran hecho una transfusión de sangre azul. Se lo creyó y no hay más que ver su osadía, su actitud de verdadera bruja poniéndose entre los periodistas y sus hijas con la abuela. Eso no se le hace a un familiar que solo quería presumir de nietas guapas. Su soberbia le puede.

Bueno, ahora como decía Peñafiel, ya la gente la ha conocido de veras, mientras el gran Borbón miraba la escena como el clásico calzonazos que es y el padre de las niñas, el rey, trataba de mediar porque veía la que se les venía encima, aunque la Casa Real desde su prepotencia se niega a comentar absolutamente nada.

La monarquía española basa su reinado en el dedazo de Franco y en dos premisas falsas. La ejemplaridad y su utilidad. Pues ni lo uno ni lo otro, aunque el gran cemento sea eso que consagra la Constitución española de que son “símbolo de unidad y permanencia”. Eso le debió decir Juan Carlos a Suárez. Detrás mío hay trescientos años y tras de ti, solo mi deseo.

Y un apunte final.

Falleció hace dos meses el príncipe Enrique de Dinamarca. Era todo un fantasma al que le gustaban los desfiles, los uniformes, las charreteras y los títulos y llegó un día en el que le exigió a su esposa Margarita que si la esposa de un Rey es una Reina, el esposo de una Reina es un Rey. Los daneses no pararon de reir en un año y por supuesto le dijeron que hiciera crucigramas para entretenerse. Y el pobre hombre en venganza les dijo que le enterraran en otro lugar, lejos de su esposa.

Pues aquí, con tanto feminismo en punta, nadie dice nada y Letizia como mucho es la esposa del Rey o Princesa de no se qué, pero nunca reina. Sin embargo, la muy feminista señora acepta encantada el título de Reina no siéndolo.

Lo ocurrido en Mallorca, que rueda por las redes, pone en evidencia a una familia desestructurada, mal educada, con mentalidad del siglo XIX y con hechos de la serie Dallas.

Nada que no vengo diciendo desde hace veinte años.

5 comentarios en «Una Monarquía ni útil ni ejemplar»

  1. Grandísimo artículo, lo mejor del incidente es que es un pasito más hacia la extirpación de la dichosa monarquía que seguimos padeciendo y pagando

  2. Donde no hay «mata» no hay patata, ya lo decia mi abuela…
    ¿Cual se supone que va a ser el comportamiento de una «republicana» de pro, venida a mas hasta llegar a adquirir en la «Corte Española» el título de REINA por un simple braguetazo.? Independientemente de lo que pienso sobre la Monarquia, (un Ente que quien lo desee que lo pague, pero los que no lo deseamos que nos dejen decidir en paz…) Creo que el trabajo de educación que ha llevado esta señora para asimilar su papel y COMPORTARSE DECENTEMENTE ACORDE CON EL ESTATUS QUE REPRESENTA, ha sido un profundo fracaso. Pero llegaran mas escándalos… Aquellos primeros que ofreció cuando no aparecio en Palma o vino mas tarde o se marcho antes… no eran si no un preludio de lo que es su comportamiento y forma de ser habitual. Incapaz de seguir cualquier protocolo en el que no sea protagonista principal por su soberbia, que se le advierte en todos sus poros, (cosa que además le cuesta un riñon a las arcas publicas), siempre ha ido marcando su terreno como si fuese una «ama de casa» de lo mas normalito… Señora!! para eso, no se case con un rey aunque su puesto haya sido por herencia franquista…
    Es incapaz de contener su soberbia ante cualquiera persona y cualquiera de las cosas que no le agraden. Carece de todo sentido de estabilidad para presentarse como la esposa de un rey y este ademas, las pasa canutas con quien lleva las «peleas de alcoba» a la calle. Hay quien dice, que está rabiosa por las relaciones con familiares «corruptos», pero ni de eso se libran los suyos, que tambien han tenido sus problemas con la justicia, ademas, si no eres capaz de asumir que en esa «Viña», hay de toda clase de uvas, una de dos, o eres una persona absolutamente inculta o una soberbia que se cree por encima del bien y del mal…(con permiso de la Constitución…)
    Y es que estos son los problemas de una monarquia hereditaria… Suponiendo que un dia falte el rey y acceda al trono su hija, con la mama al lado, ¿alguien quiere decirme cual sería el resultado?… Y es que el problema en este caso es que no hay un tiempo límite, que no sea la muerte o la fuga, como su tatarabuelo Alfonso XIII, cosa que dudo mucho que se daría de nuevo, como se dió. El gallego que se fue, lo dijo, «queda todo atado y bien atado…» y qué razón tenía… aunque no supiera que una descendiente del pueblo «dinamitero» llegaría donde está.

  3. Muy buen comentario Ino. Lo bueno de todo esto es que todas las marujas de la piel de toro han tomado partido por la madre, por la suegra, que en la foto se le ve un rostro compungido pero noble, de buena persona. La bruja, soberbia y trepa ya ha empezado a caer en desgracia. El gabinete de comunicación de esta bruja no va a poder arreglar tan fácilmente su imagen, por lo menos no con imágenes llevando las niñas al «cole» y sirviéndoles unos platos ce acelgas.

  4. A diferencia de otro comentarista, Ina, si su comentario fue escrito como análisis político, lamento decirle que no me parece que pase del «marujeo».

    Y no iré más allá.

    Si quiero decir algo sobre la forma de Estado: Monarquía, República, Dictadura,…

    Ya es muy obvio a estas alturas que un Estado puede proclamarse «República» (Popular, democrática, socialista, islámica, etc.) sin funcionar como República.

    O sea que no es el nombre, ni los adjetivos con que lo adornen lo sustancial sino el conjunto de derechos y libertades que quedan reconocidos y garantizados en ese Estado.

    ¿Qué nos ocurre en España? A mi entender, no quedaron buenos recuerdos de los dos intentos republicanos, más allá de las intenciones de algunos de sus impulsores y protagonistas. También hemos tenido dos Dictsduras, la breve de Primo de Rivera, y la muy prolongada encarnada por Franco, «Caudillo de España por la Gracia de Dios», según rezaba la propaganda del régimen a todas horas y por todos los medios, incluidos medios de pago.

    Ocurrió que, en casi cuatro décadas de franquismo, aquel régimen tuvo tiempo de transitar desde la represión de bando victorio en una caínita guerra civil en la que metieron mano las potencias europeas del momento, hasta la dictablanda final, no inocua ya que se despidió casi con varias ejecuciones tras sendos consejos de guerra.
    Pero murió Franco, en la cama, tras un periodo de encarnizamiento médico de su «equipo habitual» en el que andaba metido su yerno, el «marqués de Villaverde». A Franco y su régimen le reprocho yo muchas cosas: su afición a andar bajo palio con la complacencia índisimulada de la Iglesia católica de la época, su cerrazón intelectual, el recurso a la censura para imponer un régimen de no libertades, etc., etc.
    Pero duró tanto que le dio’ tiempo a inaugurar docenas y docenas de pantanos (alguno de ellos construido con el trabajo de mi abuelo, condenado a muerte por «rojo», condena conmutada al cabo de un par de años de sufrir cada madrugada la tortura psicológica de oír leer la lista de los que iban a ser ejecutados).
    Y se produjo el gran trasvase de población de la miseria de supervivencia en el campo a la miseria chabolistas alrededor de los grandes centros de la época, Barcelona, Madrid, Bilbao, Zaragoza, Sevilla,… Y luego se produjo la emigración a Europa con la boina y la maleta de cartón como elementos distintivos.
    Llegaron las primeras remesas de divisas de nuestros emigrantes, llegaron turistas con dinero para gastar. Y descubrimos que el sol, el mar, la gastronomía y el legado arquitectónico y cultural que había sobrevivido a nuestra guerra civil, apuntalaban una nueva industria: la industria turística.

    Cansados ellos mismos de sus vanas llamadas a la «huelga general revolucionaria» y conociendo de cerca la realidad del «socialismo democrático» de la URSS y países satélites, los principales dirigentes del PCE negociaron su incorporación a la Transición y se sumaron bien y lealmente al proyecto.

    Era un momento importante en la Europa del Sur. Tres dictaduras cerraban su ciclo y podían caer de un lado o del otro. Portugal, Grecia y España transitaron con pocos años de diferencia y cada una a su ritmo, desde la dictadura hacia regímenes de democracia representativa.

    Y así estamos ahora. No faltan los problemas, pero los afrontamos desde contextos democráticos, imperfectos y mejorables, pero democráticos. En ese escenario, la primacía del derecho y la separación de poderes son pilares básicos de la arquitectura política.

    Corrupción, injusta desigualdad social, crisis migratoria, desplomes económicos, crisis industriales,…y muchas más cosas indeseables, están presentes en nuestra realidad, pero nada de ello me parece que lleve a configurar una gran crisis política sobre la forma de Estado.
    Digamos que el aprecio por la Monarquía en España es, eminentemente funcional. Se la acepta y se la sostiene en tanto garantice el conjunto de derechos y libertades, y el clima económico que permita sostenerlos, apetecido por la mayoría, amplia mayoría, de la ciudadanía.

    No lo veo ni más sencillo, ni más complicado.

    Salud y saludos.

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