Cuando Savater comprendía a ETA.

Jueves 3 de mayo de 2018

En su día conté como fui compañero de pupitre de Fernando Fernández Savater en Donostia. Y como ayer le vi en todos los medios como el gran cerebro redactor de un infumable texto contra el acontecimiento de Kanbo y la desaparición de ETA, y por eso vuelvo a recordar quien es este personaje de tan doble personalidad. Como dirían los chavales, todo un jeta, no un hombre ético aunque escriba libros sobre moralidad.

En este trabajo transcribo algunas de las perlas que escribió en EGIN cuando opinaba de la misma manera que HB y mucho más activamente que los del comunicado de ETA. Con ésto se vé  la doblez del  tipo y de cómo manipula la realidad a su gusto. Para él, todo esto es una peana en la que se sube para realzar su figura de cruzado que es lo que le interesa. Un tipo amoral y manipulador.

Lo he visto poco y hablado menos. Hijo de Notario, abandonó pronto Donosti. Manuel Rivas nos hizo un cara a cara hace unos años en El País. Estaba más tratable y no tenía esa pose teatral antinacionalista, porque llegó incluso a reconocer que el PNV en el Gobierno vasco lo había hecho muy bien. Ahí está la hemeroteca.

Por eso no entiendo su actual agresividad y su ataque genérico al nacionalismo, de no ser porque su actual postura le es más eficaz a la hora de la interpretación de un papel. Y lo digo con datos.

Fernando Fernández Savater no ha dicho siempre lo que dice ahora. Todo lo contrario. ¿Sabía usted que Savater era un asiduo colaborador del periódico Egin?. ¿Sabía usted que escribía cosas como éstas?:

«…nunca dudé del derecho de los vascos al pleno reconocimiento de su lengua, sus costumbres, sus peculiaridades y su autodeterminación política plural y democrática. Sigo, desde luego, pensando exactamente lo mismo».

«…lo que no llega a aceptarse es que el nacionalismo vasco no es el capricho absurdo de unos pocos ni una autonomía de esas postizas que ahora gustan tanto a los nuevos jacobinos, sino una decisión irreversible y mayoritaria, con auténticas raíces y abonada por años de marginación y que nada sacará la democracia intentando cocear contra él explícita o disimuladamente…».

Otro trabajo titulado Euzkadi como cuestión de Estado incluye estas perlas:

«Lo primero que hay que constatar es esto: el nacionalismo vasco, sentimiento surgido por obra y gracia de la represión (no olvidemos que ETA no es un fruto de la democracia, sino un regalito envenenado que nos dejó el franquismo), recibe un uso político en manos de determinados sectores, luego no podría ser contrarrestado más que por un uso político y no sentimental o arrebatado de la idea de España. Empeñarse en combatirlo a base de exasperar el nefasto patriotismo unitarista español sólo puede contribuir a mantenerlo y alentarlo. Es ridículo que el Partido Socialista acepte convertirse en exclusivo beneficio de sus adversarios políticos en una versión doméstica de los tercios de Flandes con base operativa en Euskadi, sea en nombre del respeto a la legalidad constitucional, sea por cualquier otra trampa saducea».

En otro artículo en El País en 1984, comentando las actuaciones del GAL, dijo:

«…me espantó que se dijera recientemente en Vizcaya por labios supuestamente socialistas que la gente que está harta de que todos los muertos sean del mismo lado. La gente que no se harta de que haya muertos, sino de que sean de un solo lado, no es gente, sino gentuza».

En otros artículos relacionados con la Constitución:

«…la Constitución insiste fastidiosa y hasta provocadoramente habida cuenta de los resentimientos creados en la intangibilidad de la unidad patria…».

«Pese al tiempo que lleva funcionando (…) nadie se cree del todo lo de que España es Una (que sea Grande y Libre siempre fueron impertinentes y piadosas aspiraciones). Pese a los esfuerzos por beatificarla como nada menos que «sagrada», lo cierto es que la unidad de España es más bien un fracaso histórico y todo lo más un reto político. Por decirlo de una vez: al menos dos importantes componentes del cocktail hispánico, en el País Vasco y Cataluña, nunca se han sentido auténticamente España, sino prisioneros de España, colonias de España o víctimas de España…».

No respeto en nada  a Fernando  Fernández Savater  aunque es evidente que es muy valorable su agudeza e inteligencia para el histrionismo y la descalificación, pero lo protagonizado en aquella  campaña en el Kursaal, atacando como lo hizo al nacionalismo democrático, no sólo fue injusto, calumnioso y de no recibo, sino profundamente inquietante en quienes dicen apostar por la convivencia.

Los dos estudiamos en los Marianistas y los dos tuvimos la misma educación aquellos años franquistas, salvo mi vacío formativo al no estudiar la Formación del Espíritu Nacional de Falange. ¿Tanto influyó esta circunstancia?. ¿Volverá a decir Fernando lo mismo que escribía en los años ochenta?. ¿Cree de verdad que su antiguo compañero de pupitre es un monaguillo de ETA?. ¿Prefiere Fernando que le jaleen embelesados sus antiguos adversarios y no le reconozcan sus compañeros de infancia? ¿Le da tanto protagonismo a ETA para que sea esta organización terrorista la capaz de impedir una convivencia en el respeto?.

Desde luego escuchándolo en el Kursaal parecía preferir la trinchera al pupitre. Ese papel le es muy rentable.

En el fondo no buscó nunca la paz, ni reivindicar la libertad. Sigue como cuando era un crío dando vueltas sobre sí mismo, importándole un bledo su labor destructiva de una posible convivencia. Y es una pena, pero él sabe que la foto del Kursaal y la rueda de prensa del miércoles en Donosti por Covite le sirve en  ciertos ámbitos donde ahora ejerce de Sumo Sacerdote. Y eso es demasiado gratificante, como para perderlo buscando soluciones a los problemas.

Afortunadamente ETA desaparece y Savater se queda en el paro en este tema, aunque le queda larga vida en su combate contra el nacionalismo vasco se desarma, aunque Savater no lo haga. ETA se va y el pobre Savater se quedará sin este trabajo de bufón de corte pues él jamás ha sido víctima del terrorismo, sino se ha aprovechado desgraciadamente de algunas víctimas del terrorismo. Patético.

11 comentarios en «Cuando Savater comprendía a ETA.»

  1. Sabe el Señor anasagasti, si me recuerda que soy crítico en muchos de sus razonamientos , pero este hay que decir que no sólo es atinado sino proporcionado , pues sabido que el impostor devenido filósofo ha sido y es volátil en sus bases éticas, anda como monaguillo novato , buscando las vinagreras que le mantengan cerca del altar, ese altar de la notoriedad en la que nada como pez enEl agua entre comedores profesionales de canapés.
    El festín se les acaba , a las víctimas jamás se les olvidará la herida pero a este y su ralea la subvención y la parafernalia les caerá con la feria de abril

  2. Gracias Iñaki. Es una pena que estas cosas no lleguen al conocimiento de la ciudadanía que vive por debajo del río Ebro

  3. Por fin ya era hora de que en tu columna escribieras un artículo contra el españolismo mas retrogrado representado en este impresentable Savater

  4. Al igual que un tal Txema Montero, es más, este hasta formaría parte.

  5. El comentario anterior resulta irritante hasta para mi que vivo «por encima del río Ebro» ya que vivo en Cataluña, mi tierra de cuna y de gran parte de mi vida.

    Quizás haya sido otra la idea de su autor, pero a mi me suena fatal. Y me explico. Pretender en 2018 que la mayoria de las personas que hoy viven en la CAPV mantienes por los mitos y viejas tradiciones del Pais Vasco la devoción de los hermanos Arana es, me parece a mi, no entender lo que es hoy la sociedad vasca.

    Los siglos XIX y XX han visto cambiar de modo muy intenso la estructura demográfica del País Vasco. Hoy, a pesar del impresionante esfuerzo del nacionalismo vasco por generar un potente sentimiento identitario, no lo ha conseguido. Y las gentes jóvenes y no tan jóvenes no reniegan de los orígenes de sus abuelos de más abajo del Ebro. Y se ríen a mandíbula batiente con las caricaturas de «Ocho apellidos vascos», lo que me parece muy sano.

  6. Se juntó con otros/as oportunistas trepadores, de bipolaridad ética muy similar, como la llamada «Rosa Diez, el florido emblema marchito del PSE», para encumbrarse como diestros maestros lidiadores en las plazas españolas, revestidos de enchapadas lentejuelas de cegadores brillos, para recoger vítores y vender sus figuras castizas y centralismo políticos literarios que les den de comer, en el buen pesebre españolista de las «Reventas Madrileñas».
    Pero solo han llegado a hacer el paseillo.
    Han fracasado en todas sus «faenas», tan solo han embaucado a la parroquia, vestidos de luces y pasodobles cañis.
    Hora son «capitalistas porteadores tele-dirigidos», paseando a hombros a quienes les echen pan como propina y «plañideras de la corte y charlatanes de mercadillo»…… con contrato a tiempo parcial…… su glorioso pais, no da para más.

  7. Había entrado para comentar algo sobre lo que entiendo yo es la inquina de Iñaki Anasagasti hacia su viejo compañero de pupitre en el colegio de los Marianistas de San Sebastián.

    Ambos han sido hijos de familias con posibles, lo que nada garantiza, por sí mismo, sobre su calidad humana que habrá que escudriñar desde otros ángulos, no desde el de la cuna. Y en todo caso, no voy a hacerlo yo ahora ni aquí.

    Hablo de inquina por los síntomas que advierto, el más llamativo de los cuales tiene que ver con el nombre completo de Fernando Savater.
    Anasagasti, viejo compañero de pupitre, sabe que el nombre y los apellidos de su viejo condiscípulo es el de Fernando Fernández-Savater Martín aunque él parece complacerse en nombrarlo como Fernando Fernández Savater. Y esa mínima omisión de un guión y el apellido materno, Martín, contribuye a generar en el lector no avisado el error de atribuirle ese Savater como apellido materno en vez del suyo, omitido de Martín.

    Ignoro la razón por la que fernando decidió usar como su «nombre artístico» el de Fernando Savater. No es ni muy importante a mis ojos, ni excepcional en personajes co notoriedad pública.

    Pero lo de Anasagasti me parece una cierta «maldad» que viene de lejos.

    Pongo un enlace de una entrevista que Sanchez Dragó les hizo a ambos:

    https://m.youtube.com/watch?v=Z4LUt5za41s

    Salud y saludos

  8. Leer esta entrada me ha llevado a pensar, una vez más sobre el significado de la libertad de la persona, sobre las diferencias entre oportunismo y evolución en las adscripciones políticas y sobre la honestidad intelectual.
    Los musulmanes, y son una buena porción de la Humanidad, sean chiítas o sunitas no admiten que sus creyentes puedan abandonar su fe. El sumiso a la verdadera fe no es libre para alejarse de la misma. Algunos credos políticos operan con idéntica perversa lógica.

    Bueno, en eso estoy.

  9. Me ha sorprendido muy desagradablemente el notorio y profundo desconocimiento del castellano de que hace usted gala en este artículo. Confunde simple y llanamente los relativos y no tiene la menor noción acerca del uso de los signos de puntuación, así como de acentuación… A modo de ejemplo -me limitaré a unos pocos porque solo este artículo es toda una mina para cualquier lingüista, como es mi caso, que daría para más páginas explicando sus constantes y obstinados errores que las que ha usted ocupado con un contenido que también desearía, someramente, entrar a valorar a continuación.
    Ya la primera frase debería tener un «que» en lugar de un «cómo», que usted en cualquier caso ha tenido a bien utilizar sin tilde; es decir, que en lugar de un relativo haciendo referencia a un modo de compartir pupitre usted establece una comparación de igualdad carente del menor sentido gramatical. «En su día conté que fui compañero de pupitre […]» sería la formulación correcta. Si hubiera un obcecado empeño por el cómo, entonces habría forzosamente de llevar tilde; es la forma de distinguir entre diferentes categorías de palabras, y lo que ahí está usted haciendo, aunque no parece tener la menor idea de ello, es una oración subordinada que como tal exige un pronombre relativo. Le sugiero estudiar la subordinación entre otros muchos temas manifiestamente más básicos, tales como las reglas de acentuación y el uso de los signos de puntuación. A continuación vuelve usted a introducir un cómo, de nuevo sin tilde cuando otra vez se trata de un relativo. Definitivamente, las oraciones subordinadas parecen un asunto complejo que escapa a su comprensión. Habida cuenta de que la representación que de la realidad nos hacemos los humanos en nuestra mente ha de ser en base a conceptos lingüísticos, se antoja complicado poder realizar juicios de valor -ya no digamos morales- sobre cualquier materia cuando uno no es capaz de establecer una correcta relación entre los distintos elementos que conforman una oración. Como bien dijo Nietzsche, la gramática es la metafísica para el pueblo; esto es, que representa el primer escalón de la metafísica, y pretender subir al segundo sin pisar el primero antes es como pretender hacer un caballito con la bicicleta sin haber antes aprendido a manejarla sin ruedines. Póngase los ruedines, por favor, y así no se caerá usted estrepitosamente…
    Pero sigamos, dice usted unas frases más adelante: «[…] con ésto se vé la doblez del tipo […]». Bien, en primer lugar, pretende usted utilizar un pronombre (esto) donde debería utilizar un adjetivo determinante (esto). De nuevo el mismo problema de confundir categorías de palabras; pero mire usted, distintas categorías de palabras realizan distintas funciones gramaticales, de ahí que sean categorías distintas. El pronombre se utiliza para distinguir dos elementos discursivos situados en distintos lugares de la oración. Por ejemplo: «Dijo que hablar es fácil y obrar es difícil. Si bien esto es cierto, aquello no necesariamente». Donde esto remitiría a «obrar es difícil» y aquello remitiría a «hablar es fácil». Pero no contento con tamaña aberración gramatical, la remata usted con un «vé» con tilde. Veamos, en primer lugar, los monosílabos no se acentúan, a no ser para distinguirlos de otros monosílabos con que podrían confundirse por coincidir su grafía, y con frecuencia desempeñar la misma función gramatical. El problema está en que «ve» no se acentúa en ningún caso por ser una forma del imperativo del verbo ir o la tercera persona del presente de indicativo del verbo ver. Como tampoco cabe confundir una con otra, no cabe acentuar ninguna de las dos. Esto me hace dudar acerca del dominio que pueda usted tener de la conjugación verbal. De nuevo el tema del caballito y la bicicleta. Hasta aquí la crítica lingüística ya que, como bien señalé antes, podría llenar multitud de páginas intentando corregir y explicar sus numerosos errores. No obstante, debo señalar que en la referencia que hace usted al artículo de 1984 con respecto a las actuaciones del GAL, lo ha transcrito usted mal hasta el punto de eliminar todo sentido gramatical, otra vez por culpa de los «fastidiosos» relativos que tanto parecen confundirle a usted. Cito textualmente su esperpéntica astracanada: “…me espantó que se dijera recientemente en Vizcaya por labios supuestamente socialistas que la gente que está harta de que todos los muertos sean del mismo lado. La gente que no se harta de que haya muertos, sino de que sean de un solo lado, no es gente, sino gentuza”. Muy señor mío, le sobra a usted un «que» en ese intento de oración, y este error no es imputable a Savater, que domina la lengua castellana, al contrario que usted. En cualquier caso hay dos artículos suyos en El País hablando del GAL en 1984, con fechas de 28 de marzo y 20 de octubre. Me temo que le sobra el que ha situado erróneamente entre «la gente» y «que está harta». O aún peor, podría ser que lo que sobre sea el “de que” posterior. Sin comentarios. Como me gustaría, después de todo, entrar a valorar el fondo de la entrada de su blog, muy a pesar de sus abstrusas por incorrectas formas, me permitiré no explicarle en qué consiste cada uno de estos posibles errores (de los que hay forzosamente uno) así como obviar otros tantos a lo largo de la misma. Al fin y al cabo, si está usted interesado en una corrección con explicaciones sobre la susodicha, sí estoy fehacientemente dispuesto a hacerlo, pero no de manera gratuita ya que requiere un arduo trabajo dado el gran desconocimiento que muestra de la lengua en que ha decidido escribirlo.
    Así llegamos al fondo de la cuestión. Antes de nada considero necesario señalar que no veo la menor objeción en el hecho de que alguien cambie de parecer acerca de una o múltiples cuestiones, que para ello disponemos del uso de la razón, amiga infalible de la crítica y, si no enemiga sí invisible al menos para quienes, afectados de fanatismo o de irracionalidad, son incapaces de cuestionar sus propios puntos de vista y, por qué no, de partida. De no ser así aún seguiríamos adorando al sol, al viento y demás elementos y fenómenos naturales, por poner tan solo uno de los numerosos ejemplos posibles. Así, no puedo sino considerar capciosa y tendenciosa -por partidista- su selección esmerada de extractos de artículos del señor Savater. Incluso y a pesar de ello con mal tino, pues lo que se puede llegar a comprender del mismo extracto a propósito de los GAL es precisamente en sentido opuesto a cuanto usted quiere dar a entender. En efecto, la frase final de la cita que usted hace desmiente esa misma idea que usted nos quiere transmitir como del señor Savater («La gente que no se harta de que haya muertos, sino de que sean de un solo lado, no es gente, sino gentuza».) Aprovecho para indicarle que debe usted poner el punto después de cerrar las comillas y no antes, caso de que aquellas fueran sus palabras textuales. También para informarle de que este «aquellas» que acabo de utilizar sí podría llevar tilde al tratarse de un pronombre; sin embargo no hay necesidad puesto que pronombre, esto es, que no cabe confundirlo con un determinante como hace usted sistemáticamente. Lo mismo ocurre con «solo», que tanto puede ser adjetivo como adverbio, siendo únicamente el adverbio el que puede escribirse con tilde (equivale a «solamente») aunque tampoco hay necesidad por no caber confusión con el adjetivo en el caso en que lo he usado.
    Pero hay más, se toma usted la licencia de insultarlo abiertamente y hasta con sorna (amoral, Sumo Sacerdote de no sé qué oscuras redes que ni osa mentar al tiempo que le acusa, y otra serie de despropósitos y sinrazones que no atacan los argumentos sino a la persona, ¿quién no busca, entonces, la paz y la convivencia?. Opone usted la sinrazón a la razón, o dicho de otro modo, el insulto y la desacreditación al discurso y los argumentos. Estos conducen al intercambio de ideas y la búsqueda de puntos comunes, mientras que aquellos solo pueden soliviantar y ofender. (Estos y aquellos son pronombres aquí, no obstante resultaría fútil señalarlos con tilde dado que resulta evidente que son pronombres.) Yo no veo cómo la ofensa y el ataque gratuito y aleatorio pueden conducir al entendimiento; todo lo más, con buena voluntad por parte del agraviado, pueden resultar en indiferencia. Le invito no solo a citar las fechas y nombres de los artículos firmados por Savater a que hace referencia -que yo he leído, por descontado- ya que así el lector podrá informarse correcta y completamente, en lugar de tener que confiar en su discutible selección que, como puesto de relieve en uno de los varios ejemplos que podría poner, no solo es capciosa por intentar poner en sus escritos ideas que no defiende exactamente y que no se contradicen necesariamente, en cualquier caso, con su actual discurso, sino que además tampoco están bien escogidas a pesar de sus denodados pero infructuosos esfuerzos. Nada sorprendente teniendo en cuenta que no parece usted comprender adecuadamente la lengua castellana, y mucho menos usarla. De nuevo la idea de Nietzsche, la gramática es la metafísica para el pueblo. Haga usted el favor de comprenderla antes de meterse en berenjenales que le vienen claramente grandes. Yo no he visto aquí más que un profundo resentimiento personal destilado en pura envidia, pues no en vano el señor Savater será recordado por muchas personas después de dejarnos, mientras que a usted le recordarán seguramente poquitos, hasta el punto de que en Wikipedia, primera ventana para legos en cualquier materia, no podemos encontrarle a usted como personaje relevante de San Sebastián en la página correspondiente a la ciudad, pero sí al filósofo. Ya, ya sé que nació usted en Venezuela. Tampoco Picasso nació en París pero sí se lo nombra en página de la ciudad, y no tenía tampoco nacionalidad francesa pero usted sí española. Le invito a reflexionar y cuestionarse, y abandonar sus agresivas posiciones dogmáticas. Un saludo.

  10. Cuanta pedantería desatan los españoles, que consideran que su idioma impulsado en el siglo XIII por Alfonso X, el cual hablaba y escribia en latin y gallego-portugués, es la palabra de Dios, y valoran más la calidad gramatical de la perfecta sintaxis, que la calidad de las ideas que se tratan de transmitir.
    Las faltas gramaticales del español, son perseguidas cual pecados mortales y los idiomas preromanos o precastellanos vernáculos menospreciados.
    Por algo el inglés es el idioma más extendido del mundo, con menos prejuicios en su escritura y más interés en los valores del contenido de las ideas que se expresan.

  11. Uno de los reproches de Iñaki Anasagasti a Fernando Savater tiene que ver con la evolución política e intelectual de este último, algo que Anasagasti usa como reproche: quien antes mostró «comprensión» hacia ETA, no puede combatirla ahora si es honesto.

    Ese modo de razonar, si es el del Sr.
    Anasagasti, respecto a Savater y sospecho que hay algo de eso en su entrada, me parece inconsistente. Suele ocurrir que los mejores análisis sobre un grupo político o sobre una doctrina ideológica, provengan de personas que estuvieron antes en onda con ellos porque eso les permite describir elementos internos del grupo, del entramado ideológico, que permanecen más ocultos a los ojos del analista externo.

    Por aportar un ejemplo citaré el caso de Stéphane Courtois en relación con el comunismo. Militó en él, evolucionó, se desvinculó y hoy es uno de los analistas más reconocidos sobre marxismo. Y el ya centenario marxismo, cuya influencia sobre la vida de millones y millones de personas es incuestionable, cuyas víctimas se cuentan por millones y millones, no cabe analizarlas desde sus éxitos científicos, blanqueando su pasado de dictadura ideológica sostenida por el fanatismo y el terror

    De paso y dado el recurso que se hace del nacionalismo secesionista de Quebec, aprovecho para dejar un enlace a una obra que me parece bien interesante de leer, de releer y de meditar, también desde España:
    http://classiques.uqac.ca/contemporains/seymour_michel/nation_en_question/nation_en_question.pdf#page10

    Salud y saludos.

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