Jueves 30 de abril de 2020

La foto familiar es entrañable. En ella se ve a Dña. Bernardina Lecube con sus hijos José Antonio, María Teresa, Encarna, Juan Mari e Ignacio frente a su casa de Bergara, y de esto voy a hablar hoy.
No conocí al Lehendakari pero si a su hermano Juan Mari. Había sido amigo de mi aita, del que era contemporáneo y al que conoció en Juventud Vasca de Bilbao. Juan Mari, cuatro años menor que José Antonio fue quien de verdad llevó a cabo las reformas sociales en la empresa familiar siguiendo las encíclicas de los Papas. Y de eso nos hablaba a su hijo Gorka y a mí cuando íbamos a Bruselas a reuniones de la Unión Europea Demócrata Cristiana .Vivían en Amberes y con su esposa se trasladaban a Bruselas para saludar a su hijo y ahí me metía yo.
Le recuerdo como un hombre muy afable, admirador de su hermano, todo un caballero y con sentido del humor. De ahí que en una de esas reuniones de confianza y donde siempre acabábamos hablando del lehendakari le propuse me contestara a una serie de preguntas personales sobre su hermano. Siempre se hacía el remolón pero en uno de esos viajes logré que me dijera que estaba de acuerdo en hacerlo.
Ni corto ni perezoso le preparé un cuestionario con veinte preguntas de las que me contestó doce. Una pena. Tienen el valor de ser datos desconocidos, contados por su hermano y de asuntos personales.
Estas son sus respuestas..
P.- ¿De dónde es originaria su familia?.
Nuestros padres son originarios de Gipuzkoa. El padre nació en Bergara y la madre en Motriko.
P.- ¿Cuáles eran los nombres de sus padres y hermanos?
Nombre de nuestro padre: Teodoro Aguirre Barrenechea-Arando, nació el 7 de mayo de 1873 y falleció el 12 de febrero de 1920.
Nombre de nuestra madre: Bernardina Lecube Aramburu, nació en Motriko el 20 de mayo de 1877 y falleció el 19 de septiembre de 1950.
Nombres de los hermanos: José Antonio (1904-1960), Ignacio (1906-1912), Juan María (1908-1987), María Teresa (1909), María Encarnación (1911-1940), Tomás (1912-1979), María Cruz (1914-1970), Teodoro (1916-1974), Ignacio (1918-1966) y Ángel (1920-1980).
P.- ¿Fue su padre pasante del abogado de Sabino, don Daniel de Irujo?
Nuestro padre fue pasante de don Daniel de Irujo, colaborando con éste en el proceso a Sabino de Arana y Goiri. Abandonó muy pronto su profesión de abogado, pues al fallecimiento de nuestro abuelo José Antonio de Aguirre, fundador de la Fábrica «Chocolates de Aguirre», debió ocuparse de la Fábrica y demás asuntos familiares, pues sus hermanos Pablo y Eustoquia, solteros, así como nuestra abuela Petra Barrenechea-Arando, dejaron en sus manos la administración de los bienes familiares. Nuestro padre se ocupó, asimismo, en numerosos organismos dedicados a Obras de Caridad y a su fallecimiento era Presidente de la Adoración Nocturna en Bilbao.
Políticamente siguió la doctrina de Sabino Arana, pero sin que tuviera cargo alguno de responsabilidad.
P.- ¿Cuál fue la trayectoria profesional de su padre?
Hasta el año 1915 la familia vivió en Bilbao, último domicilio en la calle Sendeja, n° 6. Ese mismo año, se trasladó a Algorta, en donde nuestro aita había hecho construir la casa que hoy existe en la calle Miramar, n° 2, en la misma plaza de San Ignacio. En dicha casa vivió la familia hasta el año 1937 que, con la entrada de los franquistas, fue totalmente saqueada. Al casarse José Antonio, el año 1933, ocupó un piso de la casa, que asimismo fue saqueado en 1937.
Nuestros padres nos inculcaron una educación profundamente religiosa. José Antonio, Tomás, Teodoro y yo, estudiamos Bachillerato en el Colegio de los Jesuitas, en Orduña. Ignacio y Ángel, se iniciaron en dicho Colegio, pero no pudieron continuar al ser disuelta la Compañía de Jesús durante la República. Y las tres hermanas, María Teresa, Encarna y Mari Cruz, hicieron sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón, en Algorta.
P-¿Qué recuerdos tiene de su ama?.
A nuestra ama la tuteábamos, pero no a nuestro aita, a quien tratábamos de Vd. El respeto a ellos por parte de todos los hermanos era sagrado. Al fallecer nuestro aita, el 12 de febrero de 1920, a la edad de 47 años, quedó nuestra pobre amatxu en espera de su décimo hijo -Ángel, hijo póstumo- que nació el 29 de febrero de 1920. Esta tragedia fortaleció aún más, si cabe, el respeto de sus hijos hacia ella.
Su extraordinario carácter, su gran resignación a lo que el Señor le acordó y, afortunadamente, su salud, le permitieron cumplir su cometido ante una familia tan numerosa. Pero a ello, hay que ajustar la gran esperanza que mantenía al ver que su hijo mayor, José Antonio, era ya un hombre entero a sus 16 años.
P.- El fallecimiento de su aita debió ser un golpe muy impactante, ¿no?.
Recuerdo, como si fuera hoy, aquel día 12 de febrero de 1920 que, estando José Antonio y yo en el Colegio de Orduña, vino a buscarnos en coche, el administrador y hombre de confianza de nuestro aita, para comunicarnos la triste noticia y conducirnos a casa. En aquel momento comencé a darme cuenta de la entereza de mi hermano José Antonio. Pero mucho más cuando, al llegar a casa y nos introdujeron en el cuarto en donde se hallaba nuestra pobre amatxu, en la cama, sufriendo, en su estado tan avanzado, su inmensa pena, vi a José Antonio, como demostrando gran serenidad, le abrazó, le calmó con palabras que no pude entenderlas, pero que debieron servir de gran alivio para ama, a quien oí bien decirle a José Antonio: «Sí, tú serás ahora el aita de tus hermanitos. ¿Me lo prometes?». La respuesta fue, naturalmente, afirmativa, pero lo que es más importante, que lo fue en la realidad durante años.
P.- ¿Tenía buen carácter?.
Su carácter era de lo más alegre, y nos hacía reír a todos en casa contándonos cosas que habían sucedido en el Colegio y, más tarde, de la Universidad. Porque sabía decirlas con mucha gracia, con una mímica muy salada.
P.- ¿Cuáles fueron sus estudios?
En el Colegio de Orduña se portó siempre como un buen colegial, estudioso y deportista. Sus calificaciones en el Colegio, así como en los exámenes oficiales en el Instituto de Vitoria, eran de «sobresalientes» y «notables»; tuvo «aprobado» únicamente en alguna de las matemáticas. Su conducta le hizo merecedor de «distinciones» durante los cursos de bachillerato y en su último año, fue nombrado «Sub-Brigadier», que era la segunda «dignidad» en el Colegio. Buen deportista, practicó principalmente el fútbol y la pelota a pala. Su personalidad era muy destacada en el Colegio. Y esta personalidad la demostró ya desde la edad de 12 años.
P.- ¿Seguían la política?.
Siempre recuerdo, aunque en aquella época era yo un niño, con qué sensatez discutía los acontecimientos de la primera Guerra Mundial. En dicha época teníamos, en verano, como «preceptor-acompañante» a un seminarista a cuya familia ayudó mucho nuestro aita. Este seminarista, Miguel Larrañaga, fue más tarde colaborador de la Gaceta del Norte, bajo el seudónimo de «Aventino» -o algo parecido- y, claro está, era en aquel tiempo germanófilo y muy monárquico. Con él discutía mucho José Antonio, que lo hacía defendiendo al nacionalismo. Así mismo, este sentimiento vasco, lo reforzó en el seno de la familia, defendiéndolo muchas veces ante dos tíos carlistas, hermanos de nuestra ama, que nos visitaban de vez en cuando en casa.
P.- ¿Y de allí a la Universidad?.
Si. En la Universidad de Deusto continuó, en forma relevante, desarrollándose más su personalidad. Todos, profesores y alumnos o condiscípulos, le querían mucho. Allí hizo sus cinco cursos de Derecho, obteniendo buenas calificaciones en sus exámenes oficiales en Valladolid. Al iniciar su vida universitaria, ingresó en el «Centro de los Luises» establecido por los jesuitas y participó en la Acción Católica, llegando a ser Presidente de la misma e iniciando sus conferencias en las que destacaban ya sus ideales de una justicia social profunda que tanto le preocupaba, como lo demostró durante toda su vida.
P.- ¿Y la militancia nacionalista?.
Lo simultaneaba porque asimismo, asistía a las reuniones de la Juventud Vasca, en donde pronto se dio a conocer, entablando numerosas relaciones amistosas con los dirigentes y jóvenes patriotas vascos. Y era la época de la «clandestinidad» durante la dictadura de Primo de Rivera.
Así practicó siempre con entusiasmo su acción católica, juntamente con su acción patriótica y tuvo tiempo para poder practicar también el deporte.
Abandonó el fútbol una vez terminada su carrera de Derecho. Durante algunos meses estuvo de «pasante» en el bufete de Don Esteban Bilbao y, después de esta práctica, abrió su propio bufete, en donde le tuvo al amigo Julián Ruiz de Aguirre, quien mejor que yo podrá informar sobre el trabajo que desarrollaron.
P.- ¿Le interesaba la música?.
Durante esa época, en Algorta, participó en el Orfeón que allí se organizó. José Antonio tenía gran afición musical, conocía bien la música -no en balde participó en la Banda de música del Colegio de Orduña, en donde tocaba el fiscorno-, tocaba un poco el piano y dio lecciones de violín con un profesor italiano melenudo que venía a casa y se llamaba Diño Dini…, con el que nos reíamos mucho. En el Orfeón de Algorta cantó de barítono y fue solista.
También en Algorta, perteneció a la Adoración Nocturna, en donde fue nombrado Presidente.
P.- ¿Nos puede hablar de la fábrica de chocolates y del papel de su hermano?
La fábrica de chocolates, «Chocolates Bilbaínos, S.A.», fue constituida, en 1920, por cuatro fabricantes de chocolate, cuyas marcas eran: «Martina Zuricalday», «La Dulzura», «Caracas» y «Chocolates de Aguirre», participando cada una de ellas en un 25%. José Antonio fue nombrado Consejero a su mayoría de edad; y yo, cuatro años más tarde. José Antonio, ya muy ocupado con su trabajo, especialmente en el orden político, acudía de vez en cuando a las reuniones del Consejo de Administración, aunque en todo momento se preocupaba de la marcha del negocio y, más tarde, el año 1933, de la reforma técnica que se llevó a cabo en la fábrica.
P.- Es ahí donde aplicaron su perfil social.
Si porque su preocupación principal se volcó especialmente al aspecto social en la fábrica. Impulsados por sus grandes ideas sociales, llegamos a establecer un Reglamento, de acuerdo con el comité de trabajadores formado en la fábrica, que para aquel tiempo fue considerado como un gran avance social, tanto que el mismo fue aprobado por unanimidad por el Consejo de Administración de la fábrica, es decir, que no fue sólo José Antonio, como se ha publicado en ocasiones, sino que merecen los mismos elogios aquellos otros Consejeros cuyos nombres cito: don Ramón Bayo, don Juan Bayo, don Pedro Menchaca, don Policarpo Ibáñez, don Dalmacio Angulo, don Pelayo Trabudúa, que representaban a las marcas antes citadas. Hasta 1937, fue la segunda fábrica más importante en el Estado español. Todo se desmoronó al intervenir los franquistas durante tanto tiempo.
P.- ¿Cuándo se produce su salto a la política activa?
La Alcaldía de Getxo fue su «trampolín» para lanzarse de lleno en la política. Esto le ocupó de tal forma que los familiares debíamos esperar a que algún domingo dejara de participar en algún mitin para poder estar con él con tranquilidad en familia. Su ya personalidad pública nada influyó en él para continuar siendo el mismo y, muy especialmente, con su amatxu y hermanos. El pueblo de Getxo que ya le conocía, aunque desarrollaba su vida en Bilbao, le quería mucho y, hasta sus enemigos políticos -porque otros enemigos no los tenía- le respetaban mucho”.

Hasta aquí las preguntas que me contestó y que como se ve fueron sustanciosas y aportaron datos. Lástima que D. Juan Mari falleciera pues había quedado con él para seguirle preguntando muchas cosas.
Hola Iñaki. Con ánimo constructivo voy a señalar dos pequeños errores que hay en las respuestas del hermano del Lehendakari Aguirre:1ª.- Su padre Teodoro de Aguirre Barrenechea-Arando no nació el 7/5/1873, sino el 1/5/1872 y fue bautizado el 7/5/1872.Un año de diferencia.
2º.- José Antonio Aguirre, si tenemos en cuenta que el «Orfeón» que había entonces era la «Sociedad Coral de Getxo» dirigido por D.Manuel Gainza, padre del que fuera Director del «Biotz-Alai» durante 22 años, NO CANTÓ NUNCA EN ESTE CORO; en el que solía cantar era en el Coro Parroquial de la Iglesia de San Ignacio, situada junto a su casa. Por otro lado, pongo en duda que cantase de «solista» porque a decir de los más veteranos del pueblo «tenía una buena y potente voz de barítono pero muy mal oído». Es decir, desafinaba.
Un abrazo
Javier.Te agradezco estas puntualizaciones que enriquecen los datos.Un abrazo
Estimado Iñaki.
Cierto día mientras caminaba por el cementerio de berchem me encontré a una tumba en euskera.
Era la tumba de José Mari.
Siempre me fascinó como un Vasco pudo acabar en amberes, la ciudad donde nací.
Sabe lo que fué de su hijo Gorka?
Cordialmente
Louis grauwels Alva
Louis.¿El apellido de Jose Mari?.