La última visita del Lehendakari Aguirre en 1959

Viernes 15 de mayo de 2020

Esta es la penúltima crónica sobre el Lehendakari Aguirre. Hace 70 años  se inauguró el Centro Vasco de Caracas. Las tres fotos que ilustran este reportaje las obtuvo Leandro Rique, cuyo hijo, Guria, me las hizo llegar. En esta primera fotografía, a la izquierda de Galindez, Delegado del Gobierno Vasco y secuestrado en Nueva York en 1956, está Leandro Rique.  Ese día se plantó un retoño del Árbol de Gernika, que desgraciadamente no prendió por el tipo de tierra tropical al parecer no adecuada para un roble europeo, algo que ni impidió al Lehendakari Agirre decir como Iparragirre que el Árbol de Gernika debía dar frutos por todo el mundo. Pero esta crónica no trata de ese viaje del Lehendakari Agirre en el año 1950 sino de su último viaje en 1959 que fueron recogidos en una buena crónica que reproduzco a continuación y que vale la pena leer porque ya el Lehendakari comenzaba a dar ciertos síntomas de cansancio, producto de su dolencia cardiovascular que en marzo del año siguiente le quitó la vida.

En abril de 1959 el lehendakari Aguirre viajó de París a Caracas. El año anterior, 23 de enero de 1958, en Venezuela la oposición democrática había acabado con la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, mientras continuaba en España la dictadura de Franco que llevaba ya dos décadas.

Eusko Gaztedi era la publicación de esta organización juvenil que reseñó el acto. En la crónica, escrita seguramente por Alberto Elosegui, se palpan dos cosas: el entusiasmo que despertaba la visita del lehendakari y los atisbos de una enfermedad que acabaría con su vida en marzo del año siguiente.

Es destacable las veces que se constata el cansancio del Lehendakari.

Transcribimos pues esta crónica, con la misma grafía utilizada entonces, para ofrecer datos sobre un programa harto completo donde pudo estar con todas las autoridades políticas venezolanas que incluso lo nombraron “Huésped de Honor de Caracas”, así como con todas las organizaciones vascas que funcionaban en aquella época.

Ésta es la interesante Crónica:

15 días con el Lendakari

Durante los quince últimos días de Marzo los venezolanos al abrir cada mañana los periódicos se encontraban con una constante: la noticia de la llegada al país de un personaje ilustre: José Antonio de Aguirre. Era un visitante cargado de prestigio. Es verdad que ninguna línea fortificada, ni ninguna calle, ni ninguna plaza ni ley social de ningún país llevaba este nombre, pero lo lleva en su corazón todo un país: Euzkadi. Aguirre, lo dijeron los periódicos y revistas de Venezuela, (y no hicieron sino reflejar una realidad) es el representante de un pueblo. Representa a los vascos de todas las tendencias. Y Aguirre, ligado a Euzkadi por un juramento bajo el Árbol de Guernica hace 23 años, ha sido tan fiel a su pueblo como un espejo al objeto qué refleja.

Todo ésto lo supo Venezuela antes de que el Presidente Aguirre pusiera el pie en el aeropuerto de Maiquetía a las 9:56 a.m. del día 28 de marzo de 1959. Y fue un momento emocionante. La bandera vasca que había pasado ondeando por la autopista de La Guaira desde poco después del amanecer en las antenas de centenares de carros que se dirigían a recibir al Lendakari, presidía el aeropuerto internacional ondeando al lado de las de Venezuela y Cataluña.

Aguirre bajó la escalerilla del avión que lo traía de París, vía New York. Sobre su rostro, tremendamente pálido, las angustias y el trabajo habían dibujado dos círculos negros alrededor de los ojos. En su mano derecha llevaba un librito verde, el pasaporte, que ha obsesionado a tanta gente extraña y en el que lleva por todo el mundo, con una dignidad increíble, un título que para él representa tres cosas: una nacionalidad, una lucha y un ideal, el título de vasco.

Por las mentes de los centenares de vascos que esperaban cruzó un mismo pensamiento: ¡Cómo ha envejecido el Lendakari!. Cuando se dirigía acompañado por Julene de Zamakona y Lucio de Aretxabaleta hacia las escaleras del aeropuerto para los trámites de aduana, alguien desde el balconcillo del primer piso comenzó a entonar el Himno Vasco. Aguirre detuvo su marcha y lo mismo hicieron los pasajeros que con él marchaban hacia la Aduana. Todo el aeropuerto, pie firme, escuchó o entonó las estrofas del “Gora ta Gora Euzkadi”. Sobre los labios del Lendakari se reflejó la emoción. Un militar venezolano que iba un poco más atrás también se paró, se cuadró y saludó. Las notas del “Gora ta Gora Euzkadi” resonaron extrañas bajo el rudo sol de Maiquetía. En las afueras del aeropuerto esperaba un guardia motorizado especial puesto por el gobierno para abrir paso al automóvil del Presidente del Gobierno Vasco en el exilio. En el manillar de la moto ondeaban las banderas vasca y venezolana.

Al salir de la Aduana en la que estuvo exactamente 22 minutos, Aguirre con un pañuelo blanco en la mano con el que se secaba el sudor que empapaba su rostro, comenzó a recibir el saludo amistoso de su pueblo.

Ese mismo día el Lendakari, casi sin tiempo de descansar en su habitación del Hotel Tamanaco, después de la recepción oficial a la 7 p.m. en el Centro Vasco, asistió a la inauguración de la fiesta de Aberri-Eguna. El acto comenzó con casi una hora de retraso. Una mujer vasca tuvo el honor de hacer la presentación; el discurso de Julene de Zamakona, en un euskera envidiable, fue breve. A diferencia de esos discursos retóricos cuyo eco desaparece a los pocos minutos de nacer, el discurso de Julene, fabricado de recuerdos de pasadas luchas y de sueños futuros penetró e hizo vibrar los sentidos más íntimos de los vascos reunidos en el Centro. Después de una interesante charla de Vicente de Amézaga sobre el bertsolari Enbeita, habló el lendakari. No fue un discurso poético o sentimental sobre la significación del 28º Aberri-Eguna que los vascos de todos los rincones del mundo se aprestaban a celebrar. Fue una declaración de unidad y de fe. Todos los ojos estaban clavados en Aguirre que acusaba la enorme diferencia de temperatura entre París y Caracas. «Creer es voluntario -dijo Aguirre-. Es decir, debemos ser lo que queremos: ¡libres!. Yo tengo la misión de uniros a todos y toda lucha se justifica en estas simples palabras: ¡Viva la libertad! Hoy somos los vascos respetados porque marchamos juntos en busca de nuestra libertad. ¡Vascos!. Todos unidos en marcha por los caminos de la Libertad!”.

Cuando terminó de hablar se oyó por segunda vez en el día el Himno Vasco. Aguirre no se fue a descansar inmediatamente: comenzó a contestar el cuestionario de preguntas, un millón de preguntas que le planteaban sus compatriotas. Al final de aquella jornada inolvidable, tanto los periodistas vascos como los venezolanos llegamos a una conclusión: Aguirre es un hombre excepcional, de un estilo humano poco común que anhela, tanto (o quizás más) que ningún vasco hacer que Euzkadi cruce el umbral de la libertad.

29 de Marzo: Aberri-Eguna

Al día siguiente, en el momento en que Aguirre salía del Hotel Tamanaco para pasar junto a su pueblo el Día de Aberri-Eguna, los diarios caraqueños con grandes titulares comentaban su llegada a Venezuela. «Un gobernante nómada» -titulaba el diario «El Nacional» y «El Universal» decía: “De nuevo en Caracas líder Aguirre presidente en el exilio de los vascos”. En el Centro Vasco del Paraíso, leyendo una prensa que parecía de nuestra tierra con el txistu como música de fondo, Venezuela parecía vivir un día vasco. Aguirre presidió los actos de Aberri-Eguna: una misa en San José de Tarbes, oficiada por Monseñor José Rincón Bonilla, inauguración de una exposición de pintores vascos, aurresku, partidos de pelota, romería…

30 de Marzo: Cena de «Anaitasuna»

A las 10 de la mañana del lunes día 30, Aguirre visita en una ceremonia sencilla y sin protocolo al Dr. Raúl Leoni, en el Despacho de la Presidencia de la Cámara del Senado. Presenció la entrevista el Secretario del Congreso, Orestes Di Giacomo. Leoni dijo bien alto, como para que le oyera todo el mundo: «Desde el año 1936 lo apoyamos y entonces nos llamaron comunistas y rojos». A las 10:35 Aguirre estrechaba la mano del Dr. Rafael Caldera, presidente de la Cámara de Diputados. En ambas visitas Aguirre habló ese lenguaje que le hace tan amigo del mundo demócrata: el de la sinceridad.

Con la velocidad que le permitió el tráfico de Caracas sin más tiempo que para secarse con el pañuelo el sudor que cubría su rostro, Aguirre cruzó las puertas de la Universidad Central. Eran las 12:25 p.m. y hacía un calor de horno cuando el Dr. Francisco De Venanzi, Rector de la Universidad Central, recibió al Lendakari. A las cuatro de la tarde, tras un breve almuerzo, Aguirre fue recibido en el Palacio Arzobispal por Mons. Dr. Rafael Arias Blanco, Arzobispo de Caracas. La conversación duró 55 minutos.

A las 6:30 p.m. los periodistas venezolanos tuvieron oportunidad en una rueda de prensa de plantear al lendakari cuantas preguntas quisieron. Un reportero le preguntó: «¿Cuándo caerá Franco?».

El Presidente Aguirre respondió: «No puedo poner una fecha fija. La dictadura de Franco caerá y puedo parafrasear la frase de Escipión para repetir: «Delenda est la dictadura» porque la de España está condenada por la historia».

Una hora después el lendakari, muy cansado, se reunió con las diversas comisiones nombradas con motivo de su llegada. A las 9:30 p.m. se sentó para presidir la cena de «Anaitasuna», organizada en favor de la Resistencia. Es uno de los recuerdos que el lendakari lleva mejor guardado. Porque esa cena de «Anaitasuna», sirvió para hermanarle todavía más con la gente de la Resistencia. Nadie, ni los más optimistas, se imaginaban que aquella cena iba a tener tanto éxito. Allí estaban los gudaris del frente de Vizcaya, hombres que estuvieron al lado del Lendakari en el Gobierno, gente joven militante de la Resistencia, generosos patriotas que han conseguido después de muchos esfuerzos echar a andar la colecta pro-resistencia. Allí estaban, en la memoria de todos, los gudaris del silencio que luchan en Euzkadi en el discurso de los postres: «Hacéis bien en ayudar a la Resistencia, -dijo. Seguid haciéndolo. Allí se está trabajando y mucho. Tenemos que estar preparados porque cualquier día, puede ser mañana, puede ser dentro de meses, no puedo señalar fecha, se os va a pedir un esfuerzo máximo. Entonces vais a tener que estar dispuestos a sufrir incluso, la cárcel, como otros la sufrieron antes y la sufren ahora. Yo os pregunto: ¿estáis dispuestos a todo?»

Parece como si la Resistencia en Euzkadi hubiera oído aquellas palabras y contemplado a través de una televisión mágica a aquellas personas que hacían un acto de fe sobre su labor, porque unos días después la Agencia de noticias «France-Press” transmitía la noticia de que «los nacionalistas vascos» habían inundado la ciudad de San Sebastián con carteles pidiendo amnistía para los presos políticos y el retorno de los exilados, utilizando como grito de guerra éste: «Vengaremos a Galíndez».

31 de Marzo: Aguirre en el Concejo Municipal

El día 31 a las 4:45 en Sesión Solemne celebrada en el Concejo Municipal de Caracas, José Antonio de Aguirre fue declarado Huésped de Honor de la Ciudad de Caracas. Estaban presentes el Gobernador del Distrito Federal, Dr. Francisco Carrillo Batalla representantes del Cuerpo Diplomático, el Procurador General de la Nación, Dr. Pablo Ruggieri Parra y otros invitados especiales. El Dr. Eduardo Tamayo Gascue pronunció el discurso de orden. Hizo un gran elogio del Lendakari destacando su personalidad y trayectoria democrática. Dedicó unas palabras a la memoria de Galíndez. Aguirre contestó haciendo vibrar a la asistencia con un discurso que le salió de lo más hondo de su alma vasca: dijo que los vascos no son extranjeros en Venezuela por sus íntimos lazos con los próceres y con el Libertador, que es un personaje no del pasado sino del futuro. Agradeció las palabras que recordaron a Jesús de Galíndez, asesinado por la tiranía. Fue, seguramente, el mejor discurso de los pronunciados en Caracas. Al final del acto el Presidente del Concejo Municipal, Raúl Díaz Legorburu entregó al Presidente Aguirre la copia caligrafiada del Acuerdo.

Nada más salir del Concejo, Aguirre marchó rápidamente a la Casa Central de Copei donde tuvo una breve reunión con su directorio y afiliados. A las 9 p.m. en el Centro Vasco dio una conferencia. Hizo un resumen de la historia de nuestro pueblo, tan falseada por muchos escritores. «No debemos decir que somos más que los demás, debemos afirmar lo que somos. Esto nos basta porque siempre hemos estado a la vanguardia del progreso. El nuestro es un pueblo fundamentado políticamente en la Naturaleza. Los primitivos vascones lucharon en el Norte en el Sur contra pueblos extraños sin que se registrara en nuestra historia un solo hecho de disensión tribal. A esto es lo que yo llamo Unidad Nacional».

El primero de Abril, veinte años después de que el tirano Franco cerrara con broche de sangre su Cruzada, Aguirre se dedicó a visitar los directorios nacionales de Acción Democrática y de Integración Republicana donde fue acogido con la misma sencillez y simpatía que en todas partes. Al día siguiente presidió el acto vasco catalán de afirmación nacional antifranquista.

El Teatro Municipal estaba completamente lleno. Hablaron primero los representantes de los tres partidos políticos URD, Copei y AD, y después los dos representantes de las naciones catalana y gallega (que se adhirió al acto). Al final dirigió la palabra el Presidente Aguirre que dijo: «Unidos vascos, catalanes y gallegos, juntos con los representantes de la República, debemos seguir el camino de la lealtad que es el camino de la eficacia. La Libertad une; la tiranía crea odios y diferencias».

A las 6:30 p.m. del viernes, Aguirre se reunió con los miembros de la Junta de la Resistencia Vasca en Caracas. A las 8 p.m. comenzaron a llegar al Centro Vasco asistentes a la cena de Acción Cultural. Hubo mucha más gente de lo que se pensaba y fue preciso habilitar tres mesas más.

Con la garganta dañada por tantos discursos el lendakari volvió a hablar una vez más. Habló de la lealtad, de esa lealtad que muestran los vascos cada vez que se les llama. «La causa de nuestra Libertad marcha por amplio camino y todo lo demás es pequeño, es atajo, no tiene importancia. Para conseguir la libertad es preciso que cada uno cumpla con su deber» -dijo.

El lendakari habló de lealtad, y la realidad es que el sumum de la lealtad se llama José Antonio Aguirre. Porque él ha sido leal a su pueblo, leal a su juramento, leal a la unidad nacional vasca, leal a la libertad. Insistió en la necesidad de ayudar a nuestros hermanos del interior, a nuestros hermanos de Navarra, esa Navarra que necesitamos y que nos necesita para que nuestra unión nos haga vencer en la lucha por nuestra causa nacional. Habló de la gran tarea emprendida por el Gobierno Vasco en materia de propaganda, en el aspecto cultural, en el terreno representativo. El Gobierno Vasco está presente en el mundo; siempre en el terreno oficioso, pero siempre en vanguardia. No hay lugar en el mundo en que no se reciba a Aguirre. No hay país democrático que vuelva la espalda a los vascos…

4 de Abril: Visita a Barcelona, Puerto La Cruz y El Tigre

A las 3:05 p.m. aterrizaba en Barcelona el avión que llevaba al Lendakari. Cerca de 200 abertzales esperaban su llegada. Fue un emocionante recibimiento. Se cantó el Himno Vasco y el Venezolano, bajo las dos banderas. Estaba el representante del Concejo Municipal del Distrito Bolívar del Estado Anzoátegui y otras autoridades venezolanas. Ondas Porteñas transmitió la entrevista que le hicieron a José Antonio de Aguirre, en el mismo aeropuerto y describió el momento en que depositó unas flores ante la estatua de Bolívar en Barcelona.

Estaba presente el Secretario de Gobierno del Estado, y en su vehículo se trasladaron a la Plaza Anzoátegui; donde ante la estatua del Héroe de la Independencia depositó una ofrenda floral mientras se cantaba el “Gora ta Gora Euzkadi” y el Himno de Venezuela.

La caravana se dirigió después a los terrenos del futuro Centro Vasco de Puerto la Cruz, que fueron bendecidos por Monseñor Paparoni. Nuestro Presidente colocó la primera piedra y pronunció breves y emocionantes palabras.

En Puerto La Cruz se le nombró Huésped de Honor, y en una fiesta que organizaron las autoridades venezolanas en el Country Club, el Dr. Luis Echeverría Alfaro, Presidente del Concejo Municipal del Distrito Sotillo del Estado Anzoátegui, le hizo entrega de un pergamino donde constaba tal decisión. Al acto asistió el Dr. Rafael Solórzano Bruce, Gobernador del Estado Anzoátegui y otros miembros del Ejecutivo Estatal.

Después de descansar en el Hotel Guaraguao, salió el domingo 5 de abril a las 7:30 a.m. hacia El Tigre. Un nutrido grupo de patriotas esperaban al Lendakari. Numerosas banderas vascas y venezolanas animaban el ambiente. Venezuela vivía otro día vasco. Había jóvenes vestidos de ezpatadantzaris y poxpoliñas. Las autoridades venezolanas declararon al Dr. José Antonio de Aguirre Huésped de Honor de la ciudad de El Tigre.

Ofrenda floral al Libertador y a continuación en el Centro Vasco una misa celebrada por el Rvdo. Padre Zabaleta. Levantamiento de piedra. Banquete en el Restaurant Carmencita, donde el Lendakari y el Delegado del Gobierno Vasco en Venezuela, Lucio de Aretxabaleta se dirigieron a los abertzales con palabras de aliento para proseguir la dura marcha hasta llegar a la meta. Aquel fue un día memorable en El Tigre; después del partido de pelota hubo romería con txistu y acordeón.

El 6 de Abril a las 6 p.m. regresó en avión a Caracas. A las 9:30 p.m. dictó una charla por Radio Caracas Televisión. Su figura, ya conocida por toda Venezuela, pareció agrandarse en la pantalla. No pudo elegir mejor tema que el que desarrolló contra reloj: «Los vascos con la Libertad». Recordó con qué tesón los vascos de todos los tiempos respetaron e hicieron cumplir las leyes que se refieren a la libertad individual y de domicilio. Recordó a los héroes del bou «Navarra» que murieron por la libertad. Leyó los versos del poeta inglés C. Day Lewis dedicado a la gloria del «Navarra»: «Hombres de la tierra vasca… hijos del Mar Cantábrico… Eran hombres sencillos que a la vida no exigieron míticos esplendores. Y porque la amaron tanto en familiar pureza, prefirieron perecer antes que entregarse… Mortales palabras éstas y la hazaña que recuerdan, pero su semilla florecerá en edades cuando la libertad sea palabra creadora. “Los vascos –dijo- han defendido la libertad en todo el mundo”. Por ella murió Jesús de Galíndez, su amigo Galíndez que hizo de la libertad una patria.

7 de Abril: Conferencia en la Universidad

El martes 7 dictó otra conferencia en la Sala de Conciertos de la Universidad Central de Venezuela. El acto que comenzó a las 9:10 p.m. tuvo como tema «Los valores permanentes y las formas nuevas de la Democracia». La sala estaba llena.

«El valor permanente de la democracia -dijo Aguirre- es el hombre. La vieja tradición vasca y la legislación que la recoge gira en torno a la dignidad del hombre. Contra la Libertad de los pueblos conspiran el imperialismo y el colonialismo tanto del Este como del Oeste».

El miércoles 8 de Abril a las nueve de la mañana el Presidente de la República, Rómulo Betancourt, recibió en audiencia especial en el Palacio de Miraflores a José Antonio Aguirre y a sus acompañantes. La charla duró media hora y se refirió principalmente a la colonia vasca residenciada en Venezuela. Betancourt tuvo que ausentarse a las 9:30 p.m. para asistir a la instalación del Concejo Nacional de Presupuesto.

A las 6:15 p.m. los integrantes del grupo de la Resistencia Vasca hablaron a puerta cerrada durante una hora y tres cuartos con el Lendakari sobre problemas de la lucha clandestina en el interior y sobre la intervención del Gobierno Vasco en las labores de Resistencia. El presidente, visiblemente agotado, asistió después al lunch ofrecido en su honor por «Emakume Abertzale Batza». Le ofrecieron una enorme tarta en cuyo centro se veía nuestra bandera.

A las 9 p.m. tuvo lugar la última conferencia. El Lendakari casi no pudo hablar porque estaba ya ronco. Fue el presidente del Centro Vasco, Luciano Ocerin quien en euskera y en castellano se dirigió a los vascos presentes para contar principalmente eI gran recibimiento que nuestros hermanos de Barcelona, El Tigre y Puerto La Cruz habían tributado a Aguirre. Luego, brevemente, habló el lendakari. Dijo que su mandato concluirá el día en que el pueblo vasco, el único soberano, el único que tiene derecho a elegir, diga quién debe regir los destinos de nuestra patria en una nueva época de libertad, de reconstrucción. Y ese día, dijo el lendakari, llegará pronto. Porque los vascos están unidos, unos miran a la derecha, otros a la izquierda, otros miran al centro, pero todos tienen su vista fija en Euzkadi y en su libertad.

Esto es lo que más emocionó a Aguirre donde quiera fue: la unidad de los vascos.

El jueves a las 5:30 p.m. los integrantes del Grupo de Estudios Europeos que funciona en Caracas fueron recibidos por Aguirre. Le plantearon diversos problemas en relación con Euzkadi y su integración en una federación de naciones libres y soberanas. Aguirre se mostró complacido del funcionamiento de este grupo y contestó a las preguntas que le hicieron. Fue interrumpido porque los directivos de Solidaridad Catalana le estaban esperando para una breve entrevista después de la cual Aguirre se sentó a cenar con unas cincuenta personas a su mesa. Eran los miembros de las diversas juntas directivas de los diversos grupos y partidos que se reunían con su presidente. Al final Aguirre contestó a cuantas preguntas le quisieron hacer.

El último día de su estancia en Caracas a las 6 p.m. la Juventud Vasca tuvo oportunidad de hablar con el lendakari. Aguirre repitió lo que ha repetido en otros mil sitios: el futuro de Euzkadi depende de los jóvenes vascos. Esta nueva juventud que Aguirre ha tenido ocasión de tratar en París y en América es excelente. A pesar de la persecución, a pesar de la falta de universidad y de escuelas vascas, a pesar de todo, la Juventud Vasca está bien preparada y consciente del papel que le ha tocado desempeñar en la época «isla» de la post-guerra.

A las 9 p.m. en la cena popular de despedida (unos 400 comensales) Aguirre citó a su pueblo en Euzkadi. El día en que él pise Euzkadi su mandato habrá concluido. Entonces hablará al pueblo, de pie, bajo el Árbol de Guernica como el 7 de Octubre de 1936 y Aguirre podrá decir a su pueblo: «He cumplido mi mandato. He sido fiel a Euzkadi. He sido fiel a los antepasados, he sido fiel a nuestros muertos de Intxorta Peña Lemona, a los héroes del Nabarra, y a todos nuestros gudaris muertos y a los que sobrevivieron. Ahora le toca al pueblo elegir».

11 de Abril: ¡Agur Lendakari!

En la mañana del sábado 11 de Abril, otra vez la autopista de La Guaira volvió a poblarse de banderas vascas. Y al marchar Aguirre, el presidente de la unidad, otra vez voces vascas inundaron el aire del aeropuerto para decir: ¡Agur Lendakari!.

Con su visita nos quedó la seguridad de que existe entre todos los vascos una unión magnífica bajo el denominador de esta palabra mágica: ¡Euskaldunak! Unión de todos los partidos, unión de la Resistencia con el exterior. Es esta unión nuestra la que arrastra a nuestra patria, con viento casi de huracán, hacia el umbral de la Libertad.

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