Lunes 16 octubre de 2023
No es lo habitual pero sucedió este domingo 15 de octubre. Y estuvo muy bien. Se cumplían 86 años de una de esas salvajadas de la guerra como fue la matanza-escarmiento que el ejército franquista hizo con dos gudaris y milicianos de cada partido y de cada sindicato. Los asesinó-fusiló para que sirviera de escarmiento. Entre ellos estaba Ramon Azkue, nacido en La Habana pero de Arrankudiaga, quien había sido el jefe máximo de Euzko Gudarostea, el ejército vasco a las órdenes directas del Lehendakari Agirre. Azkue no había tenido un homenaje singular y Betiko Lagunak lo promovió para este domingo, el día en el que el gobierno vasco en el exilio, ante aquella barbaridad, decidió recordarles e instituir el día del Gudari. Nunca se encontraría fecha mejor aunque Gogora ni estuvo en el acto.
Para organizar esto Betiko Lagunak aprobó promover el homenaje. Iñaki Egurrola miembro de la directiva habló con la familia, concretamente con Iñaki Zarraoa, ex alcalde de Getxo y ex director general de EITB (ninguna cámara estuvo en el acto), ya que Azkue era hermano de su amama y quien facilitó las gestiones con el cementerio y dio la aprobación para el acto. Y habló con el ayuntamiento, cuyo alcalde es Txutxi Ariznabarreta, de Bildu, quien propuso que el homenaje se ampliara al teniente del Padura, Carlos Egaña y al miñón Gregorio Urkixo de la cercana localidad de Arakaldo, cuestión que se vio procedente y así se reflejó en un tríptico que se entregó en la entrada del cementerio como recuerdo. El ayuntamiento sufragó los pequeños gastos que la celebración originó. Algo de agradecer.
Iñaki García Uribe, con su gran capacidad para relacionarse y organizar las cosas se ocupó de casi todo. De la misa a las once con coro, de la ofrenda floral, del sonido, de presentar el acto, del bertsolari López Audikana, de los dantzaris de Orozko, de la carpa por si llovía y hasta de la mesa con los libros “Diario de un Gudari condenado a muerte” facilitados por Sorkunde Arregi, viuda de Txomin Saratxaga, que estuvo allí presente, de los medios de comunicación, que han reseñado muy bien este acto, como DEIA, EL Correo y Aiaraldea. Sin su entusiasmo y entrega ese acto no se hubiera haber podido realizar con tanta brillantez. Es una máquina.
Nos congregamos unas 125 personas y le escuchamos a Izaskun Trabudua, de la ejecutiva de Betiko Lagunak explicar el motivo del homenaje, al alcalde de Arrankudiaga-Zollo Txutxi Ariznabarreta, a Iñaki Zarraoa que se ayudó de testimonios de su aitite, al propio Iñaki que trajo el recuerdo de las cartas de despedida de Azkue al BBB (había sido burukide), al Lehendakari y a su familia (Teresa Azkue fue la presidenta de Emakume Abertzale Batza) e invitó al público a decir unas palabras y yo lo hice recordando el ejemplo de Azkue quien pudiéndose marchar, se quedó con su gente y al gudari Pedro M Urrutikoetxea, gudari del Padura que tras la pérdida militar pasó por los internamientos de Basurto, Deusto, Orduña, Miranda para terminar en las mazmorras del Fuerte de San Cristóbal. Recordé como, agradecido como estaba de la asistencia de las mujeres navarras, prometió que si tenía una hija le pondría el nombre de Iruña que es el que tiene. Su familia originaria de Arrankudiaga tiene allí su tumba y sus restos reposan junto al de su mujer Leonor. Contó su historia en el libro “La Hora del Ultraje” y recordé este domingo como la hora del reconocimiento.
Terminó el acto Urtzi Vergara, concejal del PNV y presidente de la Asociación Ramón Azkue quien le invitó a estar junto a él a Iñaki Egurrola. Finalmente Iñaki García Uribe conjuntamente con el txistulari entonó el Euzko Gudariak que fue seguido por todo el público. Entre el público estaba el alcade de Ugao-Miraballes Ekaitz Mentxaka y gentes del PNV y de Bildu. Tras el acto nos fuimos al pueblo donde en la casona donde funciona el batzoki y la asociación cultural Ramón Azkue dimos buena cuenta de unos pintxos de campeonato.
Quizás por el puente o por lo que sea se echó en falta la presencia del burukide de la zona y de la Asociación Gogora, pero eso no enturbió un acto redondo donde se hizo justicia a una generación, se reconoció la figura de Ramon Azkue, nada menos que jefe del ejército vasco y se confraternizó, que no es poco.
Sigue faltando un cabal Monumento al Gudari y Milicianos en este país y que estos recuerdos no se pierdan.
El espíritu vivido el domingo ayudan a ello.
Por mucho puente que hubiera, la ausencia de Gogora pone una vez más en entredicho su función. Falta de respeto. Los burukides no se sentirían implicados. EITB tiene dedicación exclusiva con los concursos cuquis y su falta de criterio es apabullante. Un diez para EL CORREO y un cero para la cadena tonta. Lo mejor de todo es que haya asociaciones como BETIKO LAGUNAK que sí se acuerdan de quienes dieron su vida contra el terrorismo franquista. En Bilbao hay edificios preciosos en alguno de los cuales se podría instalar un museo de gudaris y milicianos pero eso no tiene tirón turistico. Antes se hará un museo del bacalao al pil pil o cualquier otra pijada del estilo.