La diferencia entre Chávez y Mujica

José Mujica

He leído algunos comentarios a mi post sobre la rueda de prensa de Hugo Chávez el lunes en Caracas valorando las elecciones legislativas del pasado domingo a las que asistí como “Acompañante» invitado por el CNE (Consejo Nacional Electoral). En estos comentarios críticos se valora positivamente al presidente Hugo Chávez por su coherencia combativa. No coincido con ésta apreciación.

La democracia es un régimen de opinión pública, y además de respeto a las minorías, suponiendo que haber obtenido la mitad del resultado electoral sea propio de una minoría. Todo lo contrario. Pero mi crítica, entre otras, es a las formas utilizadas. Chávez desconoce al adversario al que ni respeta.

La oposición está nucleada alrededor de la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a la que Chávez llama la Mesa de la Ultraderecha sin el menor atisbo de respeto. Pero no fue solo eso. Había que verle con el chándal de la bandera venezolana puesto, delante del cuadro de Simón Bolívar y de otra bandera, con todo su gobierno que de manera sumisa le reía las gracias como si en lugar de ministros tuviera junto a sí a mayordomos.

Y además solo permitió cuatro preguntas. Tres a medios cautivos y una a una periodista de un medio francés que se le ocurrió preguntar el por qué habiendo tenido el mismo resultado Chávez tenía treinta diputados más. En mala hora. Le reprendió, se rió de ella, y al final no le contestó, tras faltarle al respeto. Si esto es la síntesis del socialismo bolivariano, me quedo con los que él llama “escuálidos”.

Frente a eso, tenemos el caso del presidente de Uruguay, José Mujica, antiguo Tupamaro encarcelado y curtido en mil batallas. Éste dijo a Veja que los gobernantes no deben responder a las críticas de la prensa, sino «soportarlas», porque «si reaccionan, pierden dos veces».

En su opinión, también «los periodistas deben intentar actuar con honor» para que «después cada lector o telespectador» interprete «lo que vio o leyó», desde su propia «subjetividad».

Según Mujica, «cuando un Gobierno se muestra más tolerante con la diversidad, ayuda a formar una prensa respetuosa», pero si opta por «radicalizar sus políticas, se va todo al diablo» y «la cosa se pone peligrosa»

Me quedo pues con este presidente civil ex Tupamaro y su concepto de la democracia que con un Chávez tan falto de educación democrática.

Solana reivindica la política

Javier Solana

En la Biblioteca Nacional se presentó el martes el libro «Reivindicación de la Política. Veinte años de Relaciones Internacionales» de Javier Solana en conversación con Lluis Bassets.

Javier Solana (Madrid, 1942), a partir de la victoria socialista en 1982, fue ministro en todos los gobiernos de Felipe González. De modo sucesivo ocupó las carteras de Cultura, Educación y Ciencia y Exteriores, además de ejercer como portavoz. Entró en el sanctasanctórum de las instituciones anglosajonas al ser elegido secretario general de la OTAN e instalarse en Bruselas el 18 de diciembre de 1995. En 1999 hizo la mudanza sin cambiar de ciudad y pasó a ser Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exte­rior y de Seguridad Común (PESC) hasta diciembre del 2009.

He escrito aquí el aprecio que me merece este profesional del abrazo: ninguno. Del marxismo pasó al grouchismo, de la ética a defender el Gal, de la «Otan de entrada No”, a secretario general y a bombardear Belgrado, de republicano a hacer reverencias en su recepción del Toisón de Oro y todo eso revestido del aura de hombre de estado. Para mí un perfecto hombre de plastilina cuya única ideología es el poder por el poder. Lo describe bien la secretaria de todos los presidentes que han pasado por la Moncloa. Esta semana ha dicho.”Para él, no existíamos”.

Reivindica ahora la política. Muy bien. Le falta un detalle. Eso hay que hacerlo desde la sindéresis y la ética. Y Solana no tiene una cosa y carece de la otra. Pero es un santón del PSOE. En resumen, que no pienso comprar su libro. No me merece el menor respeto. Me cargan estos políticos profesionales que se quieren tanto a si mismos y que una vez jubilados no ponen su experiencia al servicio de ninguna causa, sino de su ego.

Acabo de llegar de Caracas

http://www.youtube.com/watch?v=–Dy8utproE

Y por lo tanto tengo jet lag. El avión, en lugar de salir a las 4,30 de la tarde de ayer, salió a las nueve y media. En esas cinco horas, fuimos al pueblo de Maiquetia a comer unos tequeños y lomito y, en eso estábamos, cuando nos avisan de que a Iturgaiz no le dejaban salir. Había hecho unas declaraciones sobre Chavez y éste le había mandado a su servicio de inteligencia que le metió en una sala a este eurodiputado y le adoctrinó sobre la «revolución bolivariana». No creo que Iturgaiz esté por la labor.
Al fin le dejaron salir y nosotros decidimos salir de una inmensa sala de protocolo que tenía el aire acondicionado a cero grados y nos instalamos en una sala de la compañía Santa Bárbara donde nos tragamos casi toda la rueda de prensa de Hugo Chavez desde el salón Ayacucho del Palacio de Miraflores. Sicodélica. Ente los periodistas estaba la corresponsal de ETB, persona muy sesgada en sus informaciones y que nos ignoró olímpicamente.
Y ahí estaba Chavez, que no había celebrado la víspera su proclamada victoria 24 horas después, ni usado el «balcón del pueblo» del Palacio de Miraflores. No las debía tener todas consigo como parecía dar a entender viendo esa rueda de prensa. Chandal con la bandera venezolana, cuadro de Bolivar, todo el gobierno en su mesa con camisa roja, y tono desafiante y bastante chulesco propio de un militar en su cuartel arengando a su tropa, tratando de demostrar que había ganado las elecciones en votos y en curules (escaños). Y dos noticias: «Si la oposición se atreve que no espere otros dos años a las presidenciales sino que me presente el referéndum revocatorio. Y, la segunda, fue la directa amenaza a que «el joropo ha empezado y que se compren las alpargatas». El joropo es el baile típico venezolano. Algo así como decir: «El aurresku ha comenzado y que se aten los machos». ¿Por qué lo dice?. Porque hasta el 5 de enero, la Asamblea venezolana no se renueva y puede hacer y deshacer todavía a su antojo. Hasta convocar una constituyente. De ahí el peligro de esta transición.
¿Algo bueno? Sí. Hace cinco años también estuve, la oposición no se presentó porque no queria legitimar a Chavez y no se fiaba de su sistema electrónico de votación. Cinco años después, no hay debate sobre el sistema de votación y la oposición se ha presentado unida.
¿Algo malo? Chavez ha hecho una nueva ley electoral para favorecer los resultados del chavismo. Con menos votos se pueden sacar más diputados. Y,un ventajismo oficialista en los medios apabullante. Lo tienen hasta en la sopa. La oposición tenía cientos de caras y ojos, es decir, de los 162 candidatos. El chavismo solo una: Hugo Chavez en unas elecciones no presidenciales sino a la Asamblea.
¿ Incognitas? Todas. Saber si Chavez va a leer bien los resultados de una oposición unida, que ha sacado cabeza, que ha estado en todas las mesas electorales y que tiene líderes solventes que no predican el odio. Pero ahí está un Chavez que por la rueda de prensa que dio, puede tratar de acelerar su revolución bolivariana que sólo ha llevado a Venezuela inseguridad, recesión, odio entre clases, presencia cubana en el territorio, compra de armas, paseos de las FARC  por terrritorio venezolano, ineficacia y cierre de medios de comuniación. ¿Algo bueno? Algo, pero eso se puede hacer con el diálogo y la democracia. Para reparrtir riqueza, primero hay que crearla y Venezuela hoy está en recesión y sufriendo una inflación de caballo que a quien más golpea es al de abajo.
Acabo de llegar y seguiré hablando de esta experiencia tan interesante.