Los medios de comunicación nos engañan con la situación libia

Tenemos unos medios de comunicación estatales e internacionales muy malos.No se enteran de nada y no hacen los análisis debidos.Se parecen a los diplomáticos y a los espías,que ni se enteraron de la caida del Muro de Berlin y ahora ni han olido lo que está ocurriendo en el Magreb.¡Y con lo que cuestan¡.No se para que sirven.Para nada.
En relación a Libia te dicen que Gadafi solo controla el 15% del pais y que Bengasi es ya zona libre aunque en ETB oigo que los llaman «los rebeldes».Para ETB Gadafi debe ser la legalidad….
Si eso es asi no se entiende lo de los precios del petróleo.Si el pais está ya mayoritariamente en manos «rebeldes» ¿a que viene bajar la velocidad a 110 Km.por hora cuando ,al parecer,la normalidad está al caer?.
Por otra parte nos informaron día y noche de Túnez y de Egipto y,de pronto,desaparecieron de los informativos.
Yo creo que esta gente no tiene analistas serios que estudien con rigor la situación,ni periodistas como los de antes que se metían en la boca del lobo.Y de ahí éste despelote informativo.

Imágenes de la semana(4)

Todo ha girado sobre el 23F

Esta semana ha habido pleno en el Congreso y en el Senado. Se han discutido proyectos de ley, hemos hecho preguntas, aprobado mociones, pero en lo político solo ha habido un tema central. El treinta aniversario del 23-F.

En Deia publiqué un artículo donde pedía se investigara el papel del rey en los prolegómenos del golpe. Los periodistas Miguel Ángel Aguilar, Pepe Oneto, entrevistas en El País como la hecha al presidente del Consejo de secretarios de estado y subsecretarios Laina, empiezan a decir cosas. Pero también se comienzan a escribir verdades hasta ahora ocultas, o se pregunta sobre las cintas grabadas entre Tejero, los militares y La Zarzuela, la trama civil, con nombres como los de Ansón y Emilio Romero, y sobre todo el libro de Jesús Palacios, un antinacionalista vasco de derechas, pero que aporta información en su libro «23.F: El Rey y su secreto», sobre el protagonismo de Juan Carlos, el verdadero papel que jugó y no la milonga que nos han contado. La prueba está en que en el acto del miércoles 23 F, solo fue a comer, pero no habló en el pleno. Algo pasó. Tanta cara empieza a dar el cante.

Estuve en la Ser discutiendo con Benegas sobre este asunto y el martes con Matilde Fernández, ex ministra de Trabajo de Felipe González y con Juan José Lucas, ex presidente de Castilla León. Lucas conoce a Jesús Palacios y me habló bien de él. El debate fue interesante. El PSOE no depuró a los que dentro de su partido se movieron para hacer aquel gobierno de concentración.

No me he cortado en hablar de la clave que hay en todo esto que no es otra que la dimisión de Suárez y el papel bochornoso jugado por el rey, inductor del posible gobierno Armada, su antiguo preceptor.

El martes por la noche estuve en el estreno de la película que han hecho sobre este asunto. Fui con Jaime Blanco. Los golpistas pronuncian la palabra España trescientas veces. Es la clave. No me gustó. Es una exaltación de la figura del rey. La película está bien hecha. Por eso es especialmente engañosa. Una patraña más.

El miércoles estuve en el Palacio de Bella Vista, en La Cibeles. Palacio de María Cristina, despacho de Azaña, Cuartel General del Ejército, lugar desde donde despachaba Armada. Se había organizado un homenaje al teniente general Gutiérrez Mellado, aquel militar franquista que supo estar a la altura del reto de hacer un ejército profesional con Suárez y por eso concitó todo el odio del sector golpista que organizó el golpe y que trató de echarle al suelo. Habló el autor del libro sobre la biografía de Gutiérrez Mellado y la ministra Chacón. Ésta no me gustó. La derecha más derecha de todas las derechas no hubiera hecho discurso mejor. Esta gente se pasa en su obsequiosidad al rey. Y es socialista. Bochornoso. Me tocó delante del general Calderón, antiguo jefe del Cesid que me recordó una comida en aquella Casa de espías junto a Xabier Arzalluz.

Y no fui el miércoles por la tarde al acto del Congreso. Lo mejor fue la comida que tuvimos con Andoni Monforte y Joseba Azkarraga. Marcos Vizcaya, que iba a ir, se indispuso y el resto se quedó en casa: Bujanda, Elorriaga, Iñigo Aguirre. El único fallecido, Aristizabal.

Ojalá hubiéramos grabado esta comida tan fraterna y de recuerdos. Azkarraga nos ha contado lo que le dijo un guardia civil que no sabía dónde estaba y solo se embarcó porque le dijeron si se sumaban a una operación para salvar a España. Monforte nos narró el intento de confesión de Bandrés con Urralburu. El comentario de Monforte de que si hubiera estado Joseba Elosegi se hubiera enfrentado a ellos. Hablamos de Gaminde, del nacionalismo en Araba, de aquel encierro, y de lo que ganaban. De aquel debate entre Arzalluz y Enrique Mugica en radio: Arzalluz criticaba a Mugica su connivencia con Armada. Tuvo razón. Ha sido muy agradable. Erkoreka, Esteban, Olabarria, Azpiazu, Beloki, Agirretxea y yo con estos dos diputados de la época. Un buen momento y atendidos por Manu, un buen cocinero que nos ha mimado.

Y un toque de comisiones. Nos reunimos la de Iberoamérica el jueves. Dos novedades. Se fue Joan Nuet de “Iniciativa per Catalunya los Verts” y le sustituyó Joan Saura, quien ha sido hasta hace un mes Consejero de Interior de la Generalitá y a quien conocí de diputado. Y se nos fue la portavoz del PSOE en la Comisión, Edelmira Fernández Soriano a la presidencia del Consejo Audiovisual Andaluz y le ha sustituido el exconsejero de la Junta de Andalucía, Francisco Vallejo.

Y finalmente al volver al Senado, en la calle Arenal, un tipo en una bicicleta, con la bandera española y un megáfono nos anunciaba el fin del mundo según el profeta Ananías. Hay gente «pá tó».

Guerra tan buen español como Arenas

Decía Pla. “Lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas”. Y es verdad.

Alfonso Guerra ha sido la bestia negra de la derecha española. La que más la ha ridiculizado, la que más se ha ensañado con ella. Pero tienen algo en común. La defensa de una España desfasada.

Guerra era de los que no querían la autonomía para Andalucía, pero tácticamente y por erosionar a Adolfo Suárez, apostó por Andalucía como «comunidad histórica”. No sabía muy bien que era aquello y seguramente jamás había oído hablar de Blas Infante, pero sí tenía claro donde darle a Suárez y posteriormente a Rafael Escuredo y a Rodríguez de la Borbolla a quienes machacó inmisericordemente obligándoles a los dos a dimitir y desde luego haciéndoles la vida imposible, como se lo había hecho a Clavero Arévalo. Pero ahora, cumplida la setentena e instalado en la presidencia de la Comisión Constitucional del Congreso, es acreedor de premios con ditirambos de Javier Arenas, a quien lo menos duro que le ha dicho ha sido aquello tan manido de «señorito andaluz».

Guerra, en la actualidad, en su visión de España es como Arenas o Rajoy. Un buen español de una falsa izquierda, y por eso lo nombran hijo predilecto de Andalucía. Por eso el gobierno andaluz nombró al diputado socialista y ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra hijo predilecto de Andalucía, el máximo galardón que anualmente concede la comunidad autó­noma. Junto a Guerra fue también nombrada hija predilecta la galerista Juana de Aizpuru. Nada más conocerse la concesión, el ex vicepresidente manifestó su alegría, sorpresa y gratitud por el galardón y, aunque dijo ser «poco dado a oropeles», calificó como «un honor» que su tierra quiera hacerle este reconocimiento.

Guerra, que es diputado en el Congreso de forma ininterrumpida desde 1977, añadió que es una «satisfacción» que haya personas que piensen que su trayectoria puede representar «un compromiso con Andalucía» y una contribución al «bienestar y la mejora» de esta tierra. Y agregó que este premio «intensifica» ese compromiso con Andalucía. El ex vicepresidente del Gobierno, de 70 años, recordó al ser entrevistado por el premio a sus padres como las personas que le permitieron tener la oportunidad de ser quien es en la vida, y aseguró no tener «ni idea» de que iban a concederle este galardón.

El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, consideró el nombramiento un acierto porque Guerra ha tenido «altísimas responsabilidades en el Gobierno y ha expresado con mucha lucidez el compromiso con Andalucía y la España constitucional».

Guerra recibirá el recono­cimiento el 28 de febrero, Día de Andalucía, en el Palacio de San Telmo de Sevilla. El gran cepillador de estatutos ese día estará feliz. Los suyos le nombran hijo predilecto. El mérito de verdad estaría en que los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos lo hicieran. Pero no lo harán. Para los nacionalismos periféricos Guerra fue y sigue siendo uno de los padres de la Loapa. Y todo gracias al 23-F.