Viernes 11 de septiembre del 2020
A los buenos españoles,
entendiendo por tal a los seguidores de aquella «España, Una, Grande y Libre»,
no les solía gustar que el rey le hiciera carantoñas políticas al lehendakariIbarretxe. De hecho, más
de una vez protestaron por lo que
consideraban un exceso de atención hacia un presidente «separatista», que, sin
embargo, tenía hacia el jefe del Estado las consideraciones de representante
del estado en Euzkadi. Va en el cargo. No ha habido acto en Euzkadi con el rey
donde no haya estado el lehendakari, ni haya habido un aurreskularilevantando la pierna
hasta el infinito al son del txistu y el tamboril.
Pero, al parecer, estas deferencias y no lo
sabíamos, no eran correspondidas. Se descubrió en un acto previo a la campaña
electoral vasca de 2009, en un rápido viaje de la
pareja real para inaugurar la biblioteca de la Universidad de Deusto, diseñada
por el arquitecto Rafael Moneo. Biblioteca que pedimos se llamara «Leizaola» en
recuerdo del segundo lehendakarique impidió la volaran en
1937, pero el rector Oraá nos
negó la sugerencia con cajas destempladas El caso es que el rey, a pesar de lo
que me dijo en su día de que estaba harto de visitar el País Vasco invitado o
por los jesuitas o por el BBV, visitó Bilbao a finales de enero de 2009.
Una semana después se iniciaba la campaña electoral
vasca. Las cosas estaban al pil-pil y, en eso, el lunes 2de febrero, en ElCorreo, la columnista Tonia
Etxarri, escribió lo siguiente: «A
López, hoy por hoy, no le contradice nadie. Hasta el mismo rey no oculta su
entusiasmo. En su reciente visita al País Vasco cuentan que don Juan Carlos, en
un acto público, le espetó al candidato socialista, señalando al lehendakari: «Patxi, a ver cuándo
ganas a éstos, ¡que llevan casi treinta años en el Gobierno!». Y en otra
conversación con el candidato del PP, Basagoiti, no pudo ser másexplícito: «Vosotros lo que tenéis que hacer es
apoyar a Patxi».
Ese lunes repicaron todos los teléfonos.
Perplejidad. ¿Es éste el que nos arbitra y modera, la instancia neutra que vela
por todos? ¿Ycómodice estas cosas él, que lleva 34años sin que lo haya elegido nadie?
Escándalo en Ajuria Enea,
en Sabin Etxea y en todos loslugaressensatos del país. Espeso
silencio en Madrid. El rey acababa demeter, una vez más, la pata
hasta el corvejón. Pero era en Euzkadi. Si hubieradicho «Oye, Mariano, a ver cuando le ganas a
estos socialistas, que llevan cinco años gobernando mal y no saben cómo salir
de la crisis», se hubiera armado la de Dios es Cristo. Pero ocurría en Euzkadi
y, una vez más, un manto de silencio cubrió el despropósito de un rey patoso y borde.
Yo, como no podía ser
menos, le dije públicamente las verdades del barquero, pero el silenciador
oficial se hizo presente. Registré una pregunta al Gobierno. Más silencio.
¿Qué pintaba D. Juan Carlos de agente electoral de Patxi López? Si este hombre
se entrometía así en la campaña vasca, ¿qué no habría hecho el 23-F?Pero la caravana multicolor se llevó la gansada.
Y no era cosa menor. Esos
días se decía que el rey, de forma poco patriótica, tiene el corazón blanco
(Real Madrid), pero nunca fue al Bernabéu durante la presidencia de Calderón, y
eso que una vez dijo: «A ver cuando echáis al … de Capello». Y lo echaron.
El caso es que las
elecciones se celebraron el 1de marzo y ganó ampliamente
el PNV, con cinco parlamentarios más que el segundo partido, el de Patxi
López, así como con ochenta mil votos de diferencia. Pero Ibarretxe, siguiendo
el consejo del rey, fue desbancado. Eliminada la izquierda abertzaledel Parlamento Vasco, se
juntaron el agua (López-PSE) con el aceite (Basagoiti-PP) y lograron lo que no
se había conseguido en treinta años: «desalojar» al PNV de Ajuria Enea siguiendo
ese atajo. En Galicia acababa de ganar el PP, y en Madrid y en Valencia el odio
entre el PSOE y el PP hacía fundir todos los plomos. Sin embargo, el trofeo de
caza, el punto verde en el mapa, fue pintado de rojigualda en una Comunidad
mayoritariamente nacionalista.