El agur de Mujika y Sanguinetti

Miércoles 21 de octubre de 2020

Fue el martes 20 de octubre en el grandioso parlamento uruguayo. Dos monstruos de la política de aquel país, en polos ideológicos contrapuestos, se despidieron de la política en primera línea con sendos discursos hechos para ser recordados. Me enteré de ellos buscando un dato en Facebook y apareció Mujica en su escaño, masticando las palabras y diciendo adiós a una acción política empujado por la edad y la pandemia después de una vida en la que ha visto y sufrido de todo. Apunté algunas frases que me gustaron.

Dirigiéndose  a los jóvenes les dijo que “triunfar  en la vida no es ganar. Triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae”.

Sobre su vida. ”¿Qué es lo que le llama la atención al mundo?. ¿Que vivo con poca cosa, una casa simple, que ando en un autito viejo, esos son las novedades?. Entonces este mundo está loco porque le sorprende lo normal”.

“En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio. El odio termina estupidizando”.

“La política es la lucha por la felicidad humana  aunque sea una quimera”

El otro gran orador, más barroco y menos coloquial, pero igualmente eficaz era Julio María Sanguinetti que dijo que “dedicar la vida a la política tiene que ver con que te duelen las injusticias”.

“Vivir es tener causas, vivir es luchar, vivir no es sobrevivir”.

Me gustó ese buen espectáculo de dos hombres de 84, Sanguinetti y, 85, Pepe Mujica, rodeados del respeto de toda la cámara leyendo en vida el discurso fúnebre de dos vidas dedicadas a los demás. Y los dos han sido presidentes del Uruguay.

Lástima que aquí estos buenos espectáculos no sean noticia.

Sobrevolando el Campo de Concentración de Gurs.

Martes 20 de octubre de 2020

Encuentro esta fotografía del Campo de Concentración de Gurs, cerca de Bayona. A mi aita junto a todos los jóvenes refugiados vascos de la guerra los iban a encerrar en este siniestro lugar al inicio de la II guerra mundial en abril de 1939. Acababa de finalizar la guerra civil y los tambores de guerra alemanes e italianos sonaban con fuerza. De ahí que eligieran ir al exilio a América, pensando en volver cuando la guerra terminara. No fueron momentos fáciles.

La foto fue obtenida el 9 de abril de 1939 a bordo del avión especial del periódico “La Petite Girtonde”, pilotado por Pierre Obrecht siendo el cámara George Berniard.

En este campo habían estado burukides, diputados y consejeros del PNV así como sacerdotes y autoridades varias. Posteriormente fue utilizado para encerrar judíos perseguidos. Hoy en este lugar se recuerda aquel horror con un pequeño monumento que no hace honor a la importancia de este lugar en el museo de la represión.

La fotografía tenía este pie:

El tranquilo pueblo de Gurs (Basses-Pyrénées) no sospechaba, hace un mes, que conocería hoy la animación de una gran ciudad de guarnición. Sin embargo, su verde llanura, que se extiende hasta las primeras estribaciones de los montes pirenaicos, desapareció en pocos días. Por todas partes crecieron barracones como setas, se trazaron kilómetros de carretera, se colocaron canalizaciones, un castillo de agua elevado. Y por fin, el campamento, que albergará quince mil refugiados españoles, se agita febrilmente.

Mientras mil soldados franceses han venido a ocupar la localidad, los camiones de material se suceden hacia el campamento, acompañados de automóviles de turismo, de ciclistas curiosos, de visitantes a pie, que, detrás de las largas colas de alambre de púas, mirando curiosamente el paisaje que se parece extrañamente a un pueblo de retaguardia.

Hacen falta más Leopoldos

Lunes 19 de octubre de 2020

La derecha hispana le ha quitado su calle en Madrid a Francisco Largo Caballero, presidente del gobierno español en 1936 y el hombre que quiso tener en su ejecutivo a un ministro del PNV. Primero a Aguirre y luego a Irujo. Este puso como condición se aprobara el estatuto de autonomía en pleno, y humanizar la guerra. Y lo hizo. Acabó el presidente en el campo de concentración nazi Sachsenhausen. Liberado en 1945 falleció meses después. Manipulando y desconociendo la historia, se pueden hacer estas cosas.

Tras la muerte de Franco teníamos en Bilbao dos pisos. Uno camuflado bajo el rótulo de un despacho de abogados y otro en la calle Marqués del Puerto. Aquel piso era un horno. Repartíamos el Euzkadi, atendíamos a las Juntas Municipales, teníamos el Instituto de Formación, confeccionábamos el dossier de prensa y atendíamos a todo el mundo en aquellos tiempos boreales.

Un día me dijeron que había en el hall un Sr. que quería hablar conmigo. Le recibo. Alto, educado, mezcla de Vittorio Gassman con Leonard Bernstein me pide le prestemos las cintas del Congreso Mundial Vasco celebrado en Paris en 1956. Allí el Lehendakari Agirre había hecho un descargo de veinte años de gobierno en ejercicio y en el exilio. Me habla con respeto de la obsesión de aquellos neófitos jóvenes políticos en institucionalizar el país. Nombre, himno, bandera, Universidad Vasca, Boletín, Departamentos, presupuesto….y todo lo que vino por detrás y lo que creían había que hacer para volver a casa y hacer el descargo en Gernika. Le consigo las cintas. Eran nueve. Las transcribe y edita un librito con la intervención del Lehendakari al inicio del Congreso. Al poco vuelve a pedirnos el Diario Oficial del Gobierno Vasco de 1936. Aquel ejecutivo de concentración, como todo gobierno que se precie, publicaba sus acuerdos. Me dice: ”tenemos un país ignorante de todo lo que se hizo y una democracia balbuciente  sin instituciones. El que  en plena guerra aquella gente organizara una administración de la nada es una lección que no tiene precio. Cuando recuperemos lo perdido tenemos que volver a crear instituciones pero sin olvidar lo que se hizo y sin dejar de reconocer a los que lo hicieron. Nadie puede preservar lo que no ama y nadie puede amar lo que no conoce”. Fue para mí, en momentos en los que vivíamos subidos en una montaña rusa de lo diario una lección impagable. Las ediciones las pagó de su bolsillo.

Aquel caballero, Leopoldo Zugaza sigue en la brecha con sus bien llevados 88 años, su txapela, sus mil proyectos y tan campante como Johnny Walker. Le acaban de otorgar el Premio Gure Artea  junto a Irazu y Lertxundi a él que dice que ya no quiere más premios. «Activista, editor y fundador de distintas asociaciones e instituciones ligadas al mundo del arte, su curiosidad y una infatigable capacidad de trabajo fueron  el motor que en el ámbito cultural de su entorno, una labor siempre encaminada a acercar al público el arte y la cultura en general, tanto desde las grandes infraestructuras como de los pequeños espacios locales”, explicó  el jurado.

Recuerdo su discurso cuando la Fundación Sabino Arana le otorgó su premio anual. Se dolió del cierre continuo que se estaba produciendo de las librerías (un consejero le dijo que ya estaba Amazon) y su petición de dividir la Feria de Durango en dos jornadas distintas. Una para el mundo del libro y otra para el sector  audiovisual, con vida propia y, de alguna  manera, tapando  al libro tan necesitado de mimo. A pesar de ser el fundador de la feria de Durango, me comentó que no le habían hecho ni caso.

Su curiosidad y una infatigable capacidad de trabajo han sido el motor que han estimulado a Leopoldo Zugaza en su objetivo de llenar los vacíos que se ha ido encontrando en el ámbito cultural de su entorno, una labor siempre encaminada a acercar al público el arte y la cultura en general. Entre sus logros está la fundación de la Asociación Gerediaga en 1964, cuyos estatutos había esbozado seis años antes. Fue una iniciativa audaz para la época, pues pretendía estudiar y potenciar la faceta cultural del Duranguesado en un contexto de feroz censura franquista contra todo lo vasco. Al año siguiente, en 1965, dicha asociación puso en marcha (a sugerencia de Leopoldo Zugaza) la Feria del libro y del disco vasco de Durango, que se sigue celebrando actualmente y que es el evento anual de tipo cultural más relevante del mundo vascoparlante.

Otros logros de Zugaza son la fundación de los museos  Photomuseum de Zarautz y Museo de Arte e Historia de Durango, la revista Gaiak o el Instituto Bibliográfico Manuel de Larramendi. Incidió también en otras disciplinas como las artes plásticas e impulsó la sala de exposiciones Ezkurdi, el Museo de Arte e Historia de Durango. Una reseña como ésta deja mil datos sobre Leopoldo  cuya vida es el compendio de lo que ha sido la lucha por  la cultura  bajo el franquismo y también en democracia. Oirle contar las respuestas de los mandarines de los distintos Departamentos de Cultura, gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos, que hemos tenido ,a los que alguno solo le faltaba poner los pies  sobre la mesa y preguntar de mala manera con el cigarrillo entre los labios que es lo que quería semejante pesado  es para ilustrarnos sobre el jaez de los muchos politicastros que hemos tenido y que ,en menor medida, seguimos  teniendo. Gentes  que no contestan las llamadas, no son fieles a los acuerdos, no hacen seguimiento de las cosas, carecen de la mínima profesionalidad y del imprescindible respeto hacia las personas mayores y son una plaga para una Euzkadi necesitaba de Leopoldos, como hormigas de la cultura, gente sensible, personas que escuchen y argumenten y no tengan el NO como respuesta, mirando siempre al jefe. ”Me dicen que soy un cascarrabias y no lo soy me decía. “Lo que no aguanto es la falta de educación, la prepotencia y la incultura. Mira, en el actual equipo de cultura hay una persona del que todavía estoy esperando su llamada. ¿Tú crees que ese caballero con semejante falta de educación puede dirigir nada?. ”Pues no”.

Me acaba de enviar la reedición de un libro sobre Erasmo de Roterdam, junto a la historia de Eresoinka. Le queda pendiente ese libro sobre su experiencia ante la mediocridad de algunos prebostes de la cultura. Un día, en broma comentamos que íbamos a escribir un trabajo  remedando a Mariano José de Larra titulado “No vuelva usted mañana”. En un país necesitado de recuperar el tiempo perdido no hemos tenido Leopoldos promotores, sino muchos mediocres personajes que se han dedicado a poner palos en las ruedas y a mirar a gentes como Leopoldo por encima del hombro. No todos pero si es ese  el espíritu que anida en algunos personajes encumbrados incapaces de promover nada, buscar complicidades y hacer seguimiento de las cosas No tenemos una historia oral de los años de hierro por culpa de estos insensatos.

Asimismo me comentaba que el alcalde Aburto le ha atendido muy bien en relación con las Jornadas que está organizando sobre algo tan impactante como un congreso sobre periodismo vasco en América el  año que viene. Y lo hará y será un éxito.

Un día le  preguntaron  sobre el muy enfermo mundo del libro y contestó:

“No es que haya indiferencia, es que en algunos casos hay animadversión hacia la lectura. Hay gente a la que le parece que tener un libro es un atentado. No me cabe en la cabeza, yo compro libros todos los días del año. Puede que lo mío sea exagerado, pero el libro es el único vehículo que tiene como misión la transmisión del conocimiento. Nunca va a desaparecer, por muchas cosas que digan o que haya distintos soportes tecnológicamente muy avanzados, siempre vamos a volver al papel. Tenemos cinco sentidos, uno de ellos es el tacto, no hay nada como tocar el papel. Esa sensación no la transmite una tableta”.

Su mujer Carmen y sus hijos han colaborado y heredado su amor por la cultura. Miguel ha dirigido el Museo del Prado y ahora el Bellas Artes de Bilbao, y Alejandro, la editorial Ikeder. Uno de los premiados fue empujado en sus primeros años por él ya que Leopoldo no ha conocido la habitual mezquindad que ve en otro el posible rival que habría que superar. Su deseo ha sido siempre impulsar a los jóvenes escritores y de emplear el talento imaginativo que brota como un torrente de su inquieto cerebro para que lograran sacudir la soñolienta indiferencia de una Euzkadi aun sumergida en las brumas del siglo pasado. Eso es Leopoldo y esa es la necesidad de Leopoldos que tiene este país.