En las jornadas de la Fundación Labordeta

Miércoles 1 de noviembre de 2017

Estuve el jueves 26 en las Jornadas organizadas por la Fundación Labordeta sobre la Transición.Conocí a José Antonio Labordeta en el Congreso y disfruté de su carácter, sabiduría, y sentido del humor y republicanismo, asistiendo a varios actos con él. Era todo un tipo y sería una lástima que su legado se fuera diluyendo en el tiempo y su bandera no fuera recogida por las nuevas generaciones , pero para eso está la Fundación, su viuda y sus estupendas hijas. Fue todo un honor compartir silla ante un salón lleno del Palacio de la Alfajería, el Parlamento aragonés, un palacio extraordinario en el centro de Zaragoza.

Me tocó hablr de como viví la transición con Cristina Almeida, Ana Balletbó y un diputado de la UCD. Allí contamos cada uno nuestras experiencias y como el tema catalán estaba al pil pil, la diputada del PSC se despachó a gusto. Balletbó es aquella diputada que el 23 F Tejero le permitió salir del hemiciclo porque estaba embarazada.

No me gustó lo que dijo del Concierto hablando de la necesidad de una fiscalidad única y se lo dije y conté que no era ni privilegio, ni concesión de nadie, sino un pacto después de una guerra que el dictador abolió, y que el PNV recuperó en 1980 y que además está constitucionalizado. Rectificó y se quedó con su ataque al Cupo diciendo que pagamos poco.

Contestamos numerosas preguntas una de ellas formuladas por un señor que no debe tenernos mucha simpatía pues sacó lo del Árbol y las Nueces atribuido a Arzalluz. Le conté que eso lo repitió Arzalluz cuando hablaba de un proverbio judío y atribuido al conflicto de Medio Oriente pero que a raíz de un libro escrito por Isabel San Sebastián y Carmen Gurrutxaga se lo atribuyen a él. Por lo demás todo fue cordial y preocupado por los cambios que cada hora se producían en Catalunya y la incógnita de si Puigdemont acudiría o no al Senado.

En la radio, en la prensa y en la televisión dije que a mi me parecía que el president debería haber acudido como acudió Ibarretxe al Congreso quedando aquella imagen de claridad y valentía por parte de un Lehendakari que dio la cara y marcó terreno sabiendo de antemano que no le iban a admitir su propuesta.

Santos Juliá el historiador explicó la transición desde los tiempos de la República y uno de los presentes , al hablar de la misma, como si fuera un todo y no un proceso de desmontaje de un régimen dictatoral comentó que entre la clase política de la época no había dirigentes con mucha cultura y muchas lecturas. Cuando me tocó halar les dije que no estaba de acuerdo con lo dicho pues todo aquellos tiene un tinte Madrid céntrico y que es verdad lo de la incultura de Suarez y de otros, pero no la de Arzalluz, Pujol o Ajuriaguerra.

Fuimos a comer y me tocó al lado de la cantante Marina Rossell que me dijo que votaba a Ada Colau y le pregunté por qué y me dijo que porque era su vecina Estaba también la periodista la Nativel Preciado tan almidonada como siempre, Antonio Franco que es un multimedia poco amigo de los vascos, Cristina Almeida y varios más, pero sobre todo la familia de Labordeta que es entrañable, así como los miembros de la Fundación. En la radio saludé a la hija del ex diputado Isaias Zarazaga a quien conocí en los años ochenta.

Lo único que me preocupó fue ver por toda Zaragoza y como si fuera la Pilarica multitud de ventanas y balcones con la bandera española en respuesta a lo que sucedía en Catalunya. La bicha como estaba viendo había sido despertada y esto no va a traer buenas vibraciones en relación con el entendimiento.

En Belfast, y con el Titanic

Estoy en Belfast, a dos horas en coche de Dublin. Hemos estado viendo el Guggemheim del Ulster, que no es otra cosa en la capital de Irlanda del Norte, que un gran edificio muy moderno de la tragedia de 1912 del Titanic, pues allí en sus astilleros se construyó aquel buque insumergible que se fue a pique al chocar con un iceberg.

La exposición es magnífica y comprende la explicación del Belfast de principio del siglo XX y sus grandes astilleros, hasta la construcción del inmenso trasatlántico pasando por su decoración interna y terminando con la inmensa tragedia de su hundimiento y la muerte de más de 1500 personas. Todo muy bien presentado, muy moderno y con reproducciones y cartas originales, y como era día de Hallowen para los colegios, todo lleno de críos con sus familias.

Tras esta visita, nos hemos metido en uno de esos autobuses turísticos de dos pisos, con un chofer guia bastante gritón y muy británico,  que nos ha enseñado la ciudad y sus barrios conflictivos. La ciudad a mí me ha gustado pues tiene esa arquitectura de ladrillo rojo tan característica y  unos impresionantes edificios públicos. También nos ha pasado por los barrios ricos y pobres de protestantes y católicos, así como por las calles más conflictivas con sus inmensos muros y alambradas. La excursión comprendía pasar por calles famosas llenas de murales como el dedicado a Bobby Sands, prisionero del IRA muerto en huelga de hambre. Más de 3500 muertos y un proceso que se va asentando para acabar como un reclamo turístico en una ciudad de nombre tan conocido y sugerente.

He de decir que en el día de hoy me ha impresionado que todo quisqui, políticos, periodistas y ciudadanos llevaban prendida en la solapa, una amapola de papel en recuerdo de todos los fallecidos en las guerras mundiales. Una buena lección que los vascos deberíamos aprender en este 80 aniversario del fin de nuestra guerra.

Esto crea conciencia nacional de la que estamos bastante necesitados.

Una visita al edificio de correos de Dublín

Lunes 30 de octubre de 2017

Me llama la atención que, de cara a la crisis catalana,solo se haya oido hablar como país europeo de Bélgica y no de Irlanda. El primero es un país artificial, unido por el pegamento de una monarquía cogida con pinzas y con dos mundos enfretados, el valón y el flamenco. Irlanda por el contrario es un país que llegó a la independencia con sangre y que hoy es un país de éxito en la UE aunque tenga menos habitantes que Catalunya, concretamente cuatro millones setencientos mil en la República de Irlanda que se completa a seis con los habitantes del Ulster.

Hoy nos ha tocado patear Dublín y como era obligatorio hemos estado en la avenida O´Conell y casi enfrente de su inmensa estatuta está la oficina de Correos de infausta historia que se recuerda con un museo dedicado a aquel Lunes de Pascua donde se encendió la mecha.

La sublevación fue sofocada en pocos días pero en ella perdieron la vida cuatrocientos ciudadanos y gran parte del centro de la ciudad fue arrasada por los ingleses y los conjurados ejecutados.

Recomiendo ver en este museito los paneles con uniformes, fotografías, películas, chapas, fusiles, radios, teléfonos y documentos de la época.

Y todo pasó porque al iniciarse la primera guerra mundial en 1914, la ley de autogobierno que había sido aceptada por el Parlamento inglés, el Home Rule, fue suspendida debido a la declaración de la guerra.

Y fue entonces cuando un pequeño grupo consideró que era el momento de ir a por todas contra el dominio británico, ya que Inglaterra estaba debilitada y así, el lunes de Pascua de 1916, Patrick Pearse y otros miembros del gobierno provisional proclamaron la Declaración de Independencia desde al oficina de Correos de O´Conell Street y ocuparon varios edificios y cortaron las comunicaciones con la metrópoli.

La historia y su aceleración comenzó a raíz de este hecho sangriento que hoy he visitado en su recuerdo y que nos dicta las lecciones de la historia: hacerlo todo sin violencia,que hasta hace nada ha sido la partera de la historia.