LAS SOLIDARIDADES AUTOMÁTICAS

Jueves 17 de septiembre de 2015

Las solidaridades automáticas se producen por deficiencia en el metabolismo de ciertas asociaciones y corporaciones. Son, antes que todo, un vago encubrimiento sim­pático. De esta manera se tolera, se admite y hasta se premia la corrupción. El sinvergüenza tolerado puede ser el símbolo extremo de la solidaridad automática.

Puede ser también la consecuencia de una confianza optimista que las organizaciones políticas otorgan a los suyos. La fe en el adicto proporciona un ambiente propicio al oportunista. Se extrema aún más esta si­tuación hasta pretender reivindicar no sólo los méritos sino también los errores de la actuación pública. Este mecanismo ciego termina deformando la vida política y social. Repercute en los valores dominantes de la sociedad y culmina por suponer que los buenos y los malos tienen un mismo tratamiento. Hasta podría decirse que es una aplicación aberrante del concepto de la igualdad. Se equipara a los buenos y a los malos, a los honestos y a los corruptos, a los eficientes y a los ineficientes, a los inocentes y a los culpables.

No puede haber un ambiente más favorable para que prosperen los errores y las deformaciones de los conceptos. Si alguien se queja de un odontólogo o de un médico, de un abogado o de un economista, si se reclaman los vicios de construcción de una obra pública. Inmediatamente salta una corporación que toma la acusación para sí misma y sale en defensa de la individualidad señalada. Lo mismo ocurre con los gremios y con los sindicatos. Puesta esta idea en caricatura, podría llegarse hasta a pensar que en un momento determinado no se puede mencionar a ningún presunto culpable, porque toda la comunidad nacional de un país podría sentirse ofendida.

La politización extrema ha llevado a un desarrollo vertiginoso y agresivo de la mediocridad. La solidaridad automática no busca méritos ni solicita antecedentes ni pide calificaciones. Le basta con la identificación mecánica y pasiva, cuya única constancia es la inclusión en una nómina gremial, asociativa o partidista.

Entre las muchas consecuencias perversas y corruptoras que esto va adquiriendo, podría mencionarse la inexistencia de la culpabilidad. Se acepta de antemano que ninguno de los propios puede ser señalado. Es una especie de absolución universal y previa a todas las conductas posibles. Ni siquiera la Iglesia, en sus momentos de mayor exaltación de la bondad y del perdón, ha llegado a excluir la responsabilidad por anticipado. Uno de los atributos más importantes del ser humano es el de ser responsable por sus actos. La solidaridad automática destruye este principio fundamental y universal de la ética y del comportamiento.

La idea de que los propios son siempre inocentes y sólo son culpables los del otro bando, es una de las más primitivas y tribales intuiciones del ser humano. Ninguna sociedad civilizada puede alimentarse de tales contravalores. Desde un punto de vista intelectual, esto revela una carencia de la facultad de abstracción, y desde la perspectiva ética no es otra cosa que la incapacidad total para distinguir entre el bien y el mal.

No se miden estos componentes en las referencias actuales del desarrollo social ni en indicaciones del producto bruto nacional. Pero es mucho más importante para una sociedad saber cuáles son los valores que defienden su identidad colectiva y su posición en el tiempo y en el espacio, que las simples anotaciones de datos estadísticos que pretenden reflejar las tendencias o la velocidad del progreso.

Es particularmente notoria la confianza optimista que algunos partidos políticos ofrecen a los suyos por anticipado. De esta manera se sustituyen las instituciones del Estado y se anula o se deroga, por un solo impulso, todo el sistema constitucional. La armadura ideológica de la nación y la estructura moral de la sociedad se vienen abajo porque una colectividad política o gremial decide que los suyos tienen derecho a todas las opciones de la conducta y que bajo ninguna circunstancia pueden ser señalados como responsables ni sentenciados como culpables.

Un efecto político de esta contracultura es que las cuestiones sustanciales que una sociedad tiene derecho a discutir y a debatir como parte de su esencia democrática, se desvían hacia otras áreas. Cuando se pretende establecer una responsabilidad, de inmediato se anuncia que lo que se busca es destruir la corporación entera y no castigar al responsable individual.

Esta sociedad tiene que salir adelante de esta emboscada moral, de este chantaje permanente, según el cual se entiende como una agresión a una institución o corporación determinada, o al sistema democrático en su totalidad, cualquier señalamiento que se haga sobre una parte de la estructura o de un individuo aislado.

Salir de esta emboscada es tan importante como pagar la deuda o combatir la inflación.

Un salto hacia una ética individual y colectiva, es un punto crucial en el desarrollo espiritual y político de la nación.

SE VAN SILENCIOSAMENTE DOS TIPOS DE PRIMERA.

Miércoles 16 de septiembre de 2015

Jesús Iglesias(2)Martinez Oblanca

 

 

 

 

Estaba el jueves por la noche en el aeropuerto de Barajas (Adolfo Suarez) de Madrid. Esperaba mi vuelo pasando páginas del periódico cuando una mano pasó entre ellas y me dijo: «este ha sido de verdad mi último pleno. El 25 eligen senadores por Asturias y ya no volveré. Ha sido un placer haberte conocido».

Era Jesús Iglesias, senador de IU por Asturias, el político más trabajador y respetuoso que he conocido en mi vida parlamentaria que tiene ya tres décadas.

Conté como en julio previendo el cambio, tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo, en una de sus continuas intervenciones anunció su retirada y agradeció a la Cámara la ayuda que había tenido y  como un resorte desde el PP, PSOE, la Entesa, CIU, PNV y Grupo Mixto el aplauso fue atronador y larguísimo.

Era el merecido homenaje a un hombre que estando solo en su escaño del Grupo Mixto se había ganado el cariño de la Cámara  porque intervenía en todos los proyectos de ley, en todas las mociones y además hacía preguntas. Con su libreta y apuntes a mano, bajaba y subía al escaño como una lagartija y sus intervenciones, siempre muy argumentadas, jamás tenían una palabra de más. Intervenía  con respeto y eso hecho una y otra vez logró que la Cámara en general le tuviera un inmenso aprecio.

«¿Y qué vas a hacer ahora Jesús?».

“Buscarme la vida. Soy abogado, abrir un despachito con mi mujer y empezar de nuevo» me contestó.

“¿No coges por lo menos un mes de vacaciones?»  le volví a preguntar.

«¿Un mes?. Ni un día. Ya tengo una cita con el pintor y otra con el albañil. Tengo que empezar desde el primer día».

«¿Y no echarás de menos esta vida de ida y vuelta?».

«Solo por las gentes que he conocido. Soy de buen conformar y ante un reto nuevo, lo abordo sin mirar atrás».

Sinceramente no he conocido nadie de tan alta calidad humana en las Cortes españolas. Y seguramente IU de Asturias no contará con él por ser un tipo diez, trabajador como nadie y respetuoso con el adversario cuando se viven tiempos de gruesa descalificación de la política, de trazos sin matices, de blanco o negro. Con Iglesias daba hasta ganas de hacerse de IU. De verdad.

Les pedí a los dos sus correos porque no se puede perder la relación humana de dos tipos de gran calidad.

Y me refiero a dos porque en la misma sala estaba Isidro Martínez Oblanca, del partido de Cascos, el Foro. También deja el Senado. Otro trabajador nato y magnífica persona. Una concepción de la política como gran trituradora se los lleva por delante. Y me apena que se dé esa imagen de la misma cuando hay casos como los descritos que silenciosamente y después de un trabajo extraordinario se van del foro sin que la Asociación de Periodistas Parlamentarios haya sido capaz, en sus raquíticos cálculos de poder, reconocer el trabajo bien hecho.

Pero es así como funcionan las cosas en esta pista donde prima el pan, el circo y la superficialidad.

El Grupo Vasco subraya la deslealtad y la negligencia del Gobierno español con las instituciones vascas

IMG_3014Martes 15 de septiembre de 2015

El Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV) ha recriminado al Gobierno del Estado su actitud “desleal y negligente” en relación con la reforma de la Constitución y con la Ponencia de Autogobierno que está llevando a cabo el Parlamento Vasco. En la interpelación llevada la semana pasada al Pleno de la Cámara Alta, Jokin Bildarratz criticó la cerrazón del Partido Popular, que “pone límites antes de empezar incluso a hablar; para que este proceso sirva para arreglar los problemas y no para agravarlos, no puede haber temas tabú”.

El senador jeltzale argumentó la falta de lealtad que atribuye al Grupo Popular, aludiendo, en primer lugar, al proceso de reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional que “pretende establecer un parlamento tricameral: Congreso, Senado y Tribunal Constitucional” gracias al rodillo que aplican a través de su mayoría absoluta.

Bildarratz también aludió a la falta de colaboración del Ejecutivo central y rcordó el episodio en el que el Gobierno del PP llegó a negar al propio Partido Popular del País Vasco los informes que requería sobre la situación de las transferencias en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco. Esta petición gestionada por el Parlamento de Gasteiz no obtuvo respuesta hasta que un año después le fue reclamada por escrito al delegado del Gobierno.

“¿No es lógico que se intente colaborar con el Parlamento Vasco? ¿No lo es, que se intente entender la voluntad de trabajo que existe en la ponencia y ayudar en lo posible? Son el partido del ‘No’. Nunca han creído ni en las comunidades, ni en la descentralización, ni en el trabajo conjunto”, añadió.

En el capítulo de deslealtades y negligencias, el incumplimiento del Estatuto también fue motivo de censura para el portavoz jeltzale, y enumeró las transferencias pendientes, como la de prisiones o la gestión de la seguridad social. Bildarratz recordó el Estatuto es un texto de 1979 y estimó que “la sociedad vasca necesita instrumentos de futuro, herramientas políticas para el desarrollo económico y social. Uno de los elementos importantes de la ponencia de autogobierno es la realización del análisis sobre el desarrollo y las lagunas del Estatuto de Gernika”, recordó, antes de añadir que “el estado español tiene realidades diferentes, que tienen que ser reconocidas y respetadas. No hacemos nada con cerrar los ojos a lo que se opina en el otro lado”.

En este sentido, Bildarratz consideró que una buena actitud podría evitar muchos conflictos en el proceso de reforma constitucional. “En lugar de tener la mente abierta y abrir un proceso sin prejuicios, ya se están ocupando unos y otros, o ministros o el presidente, de decir para qué no hay que reformar la constitución. Curiosa manera de atraer al diferente, hacer una reforma poniendo limites antes de empezar a hablar”, concluyó.