El jueves se inauguró en la ikastola Begoñazpi una escultura de Néstor Basterretxea que él dice significa «disciplina, fantasía y movimiento». Quienes me leen saben lo que opino del trabajo de Basterretxea. Pero para curarme de prejuicios le pregunté a mi hija, que estudia en Begoñazpi, que es lo que habían inaugurado en su ikastola. Naiara me contestó. «Si, han puesto en el verde unos hierros». Eso es para ella lo que para Néstor es «fantasía, disciplina y movimiento». Unos hierros.
¿Para quién ha hecho Néstor esta escultura?. ¿Para él o para los chavales?. ¿La tenía en el almacén y la han colocado porque hace chic tener un trabajo de Néstor?. ¿La ha hecho ex profeso?. ¿Qué pensará Néstor si su trabajo los chavales piensan, como yo, que no son más que unos meros hierros?.
El arte abstracto para que tenga calidad tiene que ser muy bueno. Y esto de Néstor no son más que unos garabatos en un papel, un encargo en la forja, la factura, cuando no dona el armatoste, y a vivir que son dos días. Pero eso sí. Cuando se cobra no se cobra en abstracto, sino en algo tan real como los euros. Dinero contante y sonante. Nada de abstracciones.
Hay mucho camelo en éste mundo del falso arte. Y mucho ingenuo que se deja camelar a cuenta de que no entiende nada. Y me da, no entiendo mucho, que estos hierros de Néstor no pasarán a la historia de la escultura vasca. Si me gusta sin embargo la cabeza de Itziar que el Museo de Bellas Artes adquirió el mismo día en una subasta en Londres, obra de Jorge Oteiza. Tiene algo especial y se sabe que es. Allí se ve la cabeza de una mujer. Pero que unos hierros sean la sublimación de la disciplina, la fantasía y el movimiento, para mi clama al cielo. Eso no son más que palabras para incautos. ¡Y ya está bien!
Hace unos años Sabin Zubiri me preguntó si conocía algún escultor ya que quería dejar constancia en la ikastola Begoñazpi, que él había promocionado, del pariente de su mujer Josune Cearra, el poeta Felipe Arresebeitia. Y como en Portugalete había un buen señor que nos solía visitar a menudo, Josu Torre, le hablé de él y éste hizo el trabajo sin cobrar más que los materiales. No es que fuera muy bueno, pero allí está Arresebeitia y todo el mundo sabe que se trata de una persona y un homenaje a un literato. “Los hierros” de Néstor, para los chavales son solo eso: hierros colocados en el verde. Algo prescindible. Un camelo más.