El regimiento de ciento veinte leyes bajo el que vivimos no parece ser efectivo en la calle, porque la corrupción rampante publicada en los medios de comunicación provoca que leerlos se convierta en un acto informativo cuasi-masoquista. Nos desayunamos con una denuncia de presuntos truhanes que al mediodía son imputados pero que a la cena lo niegan y antes de que se instruyan diligencias ya tenemos como desayuno del día siguiente otro caso de maestros de la estafa.
De modo que asisto atónita a esta perversa dicotomía engañados/engañadores, estafadores/estafados, truhanes/caballeros, pícaros y honrados… algunos lo tiene claro y ponen rápidamente el dedo acusador en posición de disparo, pero realmente cada día se me antoja menos nítida la línea divisoria entre ambos. De ahí la sospecha de que jugamos en sendos bandos a la vez.
Unas decenas de bienpagaos trincan 15 millones y de lo más que se les acusa es de fraude fiscal. Nadie (pocos) hablan de robo, de que devuelvan lo robado y que penen con sus huesos en la trena. De modo que a unos tertulianos se les escapó que todos negociamos con el fontanero la factura, con IVA todo o sólo parte. Con su picaresca reconocida en unas decenas de euros ellos mismos se situaban en idéntica situación legal que quienes han robado/chuleado 15 millones al bien común.
Puede que nuestro código penal esté pensado para perseguir sólo a robagallinas (sic, presidente del Tribunal Supremo), pero estando claro que defraudar con el fontanero es fraude, robar es un delito en toda regla y más al erario público y por gente que lo sabe porque tenía el encargo de gestionar los bienes comunes.
Algunos implicados en los EREs-Andalucía se presentan casi como Robin Hood salvador del obrero, mientras se lo llevaban caliente. Cuando los empleados del Zoo de Madrid vendían entradas falsificadas más baratas se verían como Guillermo Tell salvador de la cultura.
En el timo de la estampita entre timador y timado/a hay un paso tan tenue que resulta difícil saber quién es quién en cada cuándo. Así que la sorpresa no es que exista un imberbe truhán con aspecto de monaguillo sopazas llamado pequeño Nicolás, sino que sólo hayan destapado a este maestro de la estafa habiendo tantos de cuello blanco alambicando entre engañadores/engañados.
Si piensas que el cielo está en la tierra te dormiste en geografía y puede que abunde el pequeño Nicolás (Rato, Bárcenas, Blesa, Roldán…) porque dormíamos en la clase de economía donde explicaban la propiedad de los bienes públicos. ¿0 acaso porque en nuestra Escuela no se explica este tema?