LA otredad como algo palpable. El 8 de marzo se pudo apreciar mejor su visibilidad callejera y mediática, las mujeres tomaron las calles y coparon los medios.
Siendo lo femenino una categoría tan obvia nunca debería haber pasado desapercibida, pero a tenor de los titulares entre sorprendidos y extrañados por el grito femenino-feminista, podría pensarse que una mitad no se había enterado que existía la otra mitad, en concreto las otras;y menos aún que fueran capaces de ponerse de acuerdo de forma transversal más allá de ideologías concretas en reclamar su propio yo de género. Similar al explosivo 15Mayo y ahora a las alzadas de los/as jubilados, pero con la diferencia de reclamar lo que afecta directamente a la mitad de la población y por obviedad de convivencia implícitamente a la otra mitad.
Pero pasada la fiebre festiva, la vuelta a la realidad es dura y más si simplemente nos relamemos encantadas de habernos conocido. En este año ya han asesinado a 6 mujeres;hay 21 denuncias por abuso sexual contra el tatuador de Donostia y en Hondarribia el mismo 8 de marzo han detenido a un hombre por agredir a su pareja. Hace unas semanas obligaron a abandonar un avión de la aerolínea Emirates en Birmingham a Beth Evans por tener dolores menstruales. Solo por citar.
Dura realidad porque el paro femenino supera al masculino en un 4%. Tres de cada cuatro contratos a media jornada son para ellas;la brecha salarial ronda el 21-23% y aumenta con la edad. La precariedad es femenina. A veces dudo si no será porque algunos empresarios/as ven a las mujeres como “mano de obra de alto riesgo”;¿tal vez porque tienen hijos/as y dedican a ellos, a los mayores y a “sus labores” en trabajo no retribuido el doble de tiempo que sus compañeros? ¿Será porque para realizar estas tareas son ellas las que cogen más excedencias, reducciones de jornada y permisos? ¿Quizá porque corresponsabilizarse y conciliar vida laboral-familiar se conjuga predominantemente en femenino? Y aún algunos se asombran de que la primera maternidad se esté retrasando a los 32 años y la media sea de 1,3 hijos/as por mujer. Yo diría que las jóvenes están en “huelga técnica de fecundidad”, no solo por las leyes que no les favorecen o no se aplican, sino porque andamos muy lejos del compartir, corresponsabilizarse y conciliar con la pareja.
Los datos que cito son públicos, y tras ellos escucho al obispo Munilla, o al periodista Maruenda o a ministros/as negando cualquier discriminación… y leo no solo los artículos sino los comentarios adjuntos, donde junto a los apoyos, predominan coletillas;la leyes de igualdad discriminan a los hombres, esta lucha feminista es artificial, innecesaria, una milonga, no atañe a la gente de la calle, es una fantochada… Cierto que la mayoría de quienes nos manifestamos no estamos como en Arabia o Afganistán, ni sojuzgadas bajo velos o costumbres medievales ni explotadas sexualmente como un poco más arriba en barrios del mismo Bilbao, pero de aquí a negar la desigualdad hay un trecho.
Además, si hasta los setenta no pudimos tener cuenta bancaria propia, hasta los noventa no podíamos ser titulares de una explotación agraria y hoy mismo un 63% de la población cree que no valemos para ser científicas de nivel… Sí, me temo que nos queden muchos 8-M hasta lograr una mínima igualdad de oportunidades.