Democracia enmascarada


Joan Mari Torrrealdai, euskaltzale entusiasta

GOIAN bego Joan Mari Torrrealdai, euskaltzale entusiasta defensor de la cultura vasca. Detenido y encarcelado en 2004 por el cierre de Egunkaria, aunque en 2010 se dictaminase que no había motivos para el cierre del periódico, nunca pudo reeditarse. La venganza del Estado contra quien le estaba cuestionando fue implacable, no hubo sentencia, pero sí cumplimiento de pena: desaparición del periódico. Y por supuesto, sin responsable alguno del desaguisado antidemocrático, porque al juez Juan del Olmo nadie le ha pedido explicaciones y no ha hecho sino medrar desde entonces.

El traje de la democracia le queda descuadrado a ese país llamado España, quizá porque algunos pretenden sea solo suyo y en exclusiva para los suyos. Tal vez por ello le tira la sisa democrática de la separación de poderes; el caso es que no se le ajusta bien al cuerpo, le va más el ordenoymando verde oliva, caqui cuartelero o el azulón con brazo en alto. Y a veces el aterciopelado de las togas.

El pasado 31 de julio, el Tribunal Supremo del Reino de España anuló todo el procedimiento y las sentencias del caso Bateragune contra Arnaldo Otegi y cuatro personas más. La noticia hubiera pasado casi desapercibida un 31 de julio normal con las carreteras repletas de caravaneros en frenesí vacacional. Este año ha pasado enmascarada tras los datos del vertiginoso rebrote del covid-19. Los medios ¡ni de lejos! han reflejado la noticia de la nulidad con el mismo patibulario despliegue condenatorio con la que lo hicieron aquel 13 de octubre de 2009. Pena de prensa, pena de banquillo, pena de cárcel íntegra. Y ahora, ¿satisfacción? ¿Justicia recibida? ¡Y un cuerno judicial! Parecería buena noticia si no fuera porque ha tardado veinte meses en ejecutarla desde que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminase dicha nulidad el 6 de noviembre de 2018. Los injustamente condenados reclamarán indemnización por su condena improcedente€, pero sus sentencias por la Audiencia Nacional de 16 de septiembre de 2011, la del Supremo del 21 de junio de 2012 y el plácet del Constitucional el 22 de julio de 2014 tienen íntegramente cumplida la pena. Según el refrán castellano, justicia retardada, justicia denegada o juicios tengas y los ganes, y el Estado triunfante: ¡Venganza cumplida! Cárcel e inhabilitación política.

Recordemos el caso Egin en 1998 imputados por el superjuez Garzón, con el regalo de una docena de huevos de Martín Villa al ministro de Interior y el sacapecho de Aznar: «¿Qué se creían, que no íbamos a atrevernos?» Diez años después todo era legal, pero Egin no pudo reabrir, una voz crítica euskaldun menos. Nadie pidió responsabilidad, ni a Garzón ni a ningún otro juez iluminati salvapatrias. El tentáculo vengador del Estado ganador de nuevo.

Recordemos el caso Atutxa o los asesinatos de Gasteiz. El sábado mismo una denuncia contra un jugador vasco del Granada por llevar una camiseta a favor de los condenados de Altsasu nos lo recordaba, porque probablemente les exculpen en Europa€ pero cuando ya hayan cumplido su pena de cárcel.

Y junto a estos recuerdos, reparen en cuanta condena han cumplido por el GAL, la triple A, Zabalza, asesinatos de Atocha, por torturas demostradas en cuartelillos y comisarías, por ser jueces desautorizados en Estrasburgo€

La venganza está servida y la de ayer es preaviso para los condenados por el procès, que seguramente verán anuladas sus sentencias en Estrasburgo cuando ya hayan cumplido su pena íntegra.

¡Venganza justiciera! Es el histórico modelo institucional español mientras su jefe de Estado se embolsilla impunemente y entre risotadas los millones de todos.

nlauzirika@deia.com@nekanelauzirika

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