Todos recordamos leyes, normas y ordenanzas que nacen entre titubeos y con previsible poco alcance. Todo lo contrario de lo que supone la Ley de Igualdad que aprobó el Parlamento Vasco el pasado 3 de marzo, en vísperas del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. Es con palabras mayores, una ley que con casi total seguridad marcará un salto de calidad y cualidad en la meta de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Únicamente la obcecación y la obsesiones involutivas de la extrema derecha han impedido que las razones de la razón de la igualdad para la mitad de la población sean aprobadas por unanimidad. Pero esa inmensa mayoría parlamentaria que ha dado su visto bueno es el espaldarazo necesario e imprescindible a lo que puede ser ese hito definitivo que la sociedad vasca busca para que no haya discriminación alguna, ni en el ámbito privado ni en el público, entre hombres y mujeres.
La igualdad real está a mano, porque esta Ley propone y permite romper las barreras de la desigualdad y discriminación. Caminemos hacia el país de la equidad.