Aunque pensábamos en la pandemia covid como ya superada, la realidad mutable del virus nos está poniendo en nuestro sitio, sin santa Lucía ni santo Tomás y avistando unas Navidades de Olentzero, Reyes Magos y papá Noel con mascarilla, lavado hidroalcohólico y el QR-Covid entre los dientes. Y quién sabe si la tamborrada donostiarra y los carnavales tolosarras solo en el recuerdo. Pequeños pero quejumbrosos quebrantos sociales. Así que ahora avanzamos hacia la tercera dosis en adultos y el primer pinchazo en niños, lo que nos permitirá seguir disfrutando de cierta inmunidad, personal y sobre todo comunitaria, con precaución por las restricciones y la saturación de hospitales y de UCIs.
¡Más del 90% de adultos vacunados para llegar a esto! Exclamarán algunos. Pues sí, pero imagínense en la Honduras que viví este verano donde solo había un 3% vacunados acercándose estas fechas al 25%. Parecido a la tasa de otros países centroamericanos que, ¡Oh, paradojas del menos pobre!, pueden parecer auténticos privilegiados frente a la mayoría de los países africanos que para Navidades algunos de ellos quizá consigan vacunar con dosis competa al 10% de la población.
Como hoy hace 73 años se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el de la salud es uno muy básico, podría pensarse que tras tanto tiempo se habría logrado respetarlos, pero no, porque quien crea que el cielo está en la Tierra es que ese día se durmió en la clase de geografía … y en la de economía y geoestrategia. Hagan la lista de países por su PIB y tendrán la relación en sentido inverso del índice de vacunación anticovid.
Frente a la marcha vacunacional africana de tortuga lenta-lenta contrapongan a Israel que puede tener antes de fin de año inmunizada con una tercera dosis a toda su población. ¡Poderoso caballero es don dinero! Se reía Quevedo de nuestro buenismo.
Este polvorín de la covid no es la polvareda de la contrariedad de que por aquí entre los pudientes por no poder celebrar santotomases de talo con chorizo, sino al auténtico polvorín en ignición en los países pobres, especialmente africanos. África es con diferencia el continente con el mayor índice de natalidad y de jóvenes menores de 30 años, la base ideal para su riqueza si no fuera porque esquilmamos sus recursos, les imponemos gobiernos títere y corruptos, anulamos sus culturas, exacerbamos sus diferencias hasta llevarlos a la guerra para venderles armas … el rezago en la vacunación es solo un botón de muestra más de la desigualdad. Y todavía nos extrañamos de que hagan largas travesías por el desierto para embarcar en pateras mortíferas hacia el paraíso soñado, donde la tercera dosis de la covid ya está disponible … y es gratis. Cuando ese polvorín de energía joven y discriminada en sus derechos humanos estalle pasarán el Estrecho a pie enjuto sobre los cuerpos de quienes les precedieron.
Entonces recordaremos el 10 de diciembre de 1948.
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