La banca siempre gana

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CON el dinero no se juega. Dicho con realidad social, de quien tiene la bolsa llena y bien atada no se ríe nadie y con quien tiene la pasta no hay Ley, ni Gobierno ni Justicia que valga, más bien al contrario, a quien lo posee todos le bailan el agua, porque poderoso caballero fue/es/seguirá siendo don dinero, ¡vil dinero! como dicen quienes no teniéndolo lo anhelan más que nada. Las colas ante los juegos de azar son la prueba. Porque el paradigma del poder, más allá de la apariencia de que lo detentan políticos y jueces, es que sigue estando en la cuenta bancaria.

Ya sé que personas/personajes como Ghandi o el ex presidente uruguayo José Múgica con su proceder honesto más allá del poseer riquezas materiales son quienes dan valor verdadero a la vida, pero son excepciones que confirman la regla.

Está claro que el dinero y el grifo de su petróleo le permite a Arabia Saudí imponer, además del silencio cómplice, unas cláusulas comerciales leoninas a España y a otros muchos países, Estados Unidos en particular, en la adquisición de armas (de las que matan, no de playmobil) y en otros asuntos turbios de guerras negadas, terrorismo de estado encubierto o directamente en el asesinato con escarnio de sus opositores políticos como el del periodista Jamal Khashoggi.

Algún ingenuo o bienintencionado podría pensar que eso solo sucede en relaciones y planes internacionales o como mucho en movimientos macroeconómicos o de alta política, pero la reciente sentencia del Tribunal Supremo español sobre quién ha de abonar los gastos por inscribir una hipoteca es el ejemplo del actuar totalitario del dinero sobre el trato de justicia al ciudadano. Si hace unos meses dictaron que sería cada cliente quien debía abonar gastos e impuestos hipotecarios, esta semana la han montado al dictaminar justo lo contrario.

Junto a la lógica alegría de los millones de beneficiarios de esta sentencia, conocimos las presumibles pérdidas millonarias de los bancos, el desplome de sus valores bursátiles, nos compungieron recordándonos con énfasis socioeconómico que miles de pequeños accionistas sufrirán un duro quebranto en su puñado de acciones… y en un pispás, como por ensalmo, alguien decide que el TS recapitulará para muy probablemente revertir la sentencia y, seguramente, vuelvan a pagar los hipotecados, aliviando la carga a los pobres bancos.

Al fin y al cabo ya se hizo con la de calyarena de las cláusulas suelo, donde se acotó tan estrictamente el período y la reclamación que ir contra los bien engranados/engrasados gabinetes jurídicos de los bancos es subir un Everest sin oxígeno ni crampones. Para saber qué sucederá al final con las hipotecas convendría recordar los más de 77.000 millones de euros que pusimos entre todos ¡ciudadanos solidarios!para rescatar la banca, de los que 60.600 (el 90%) nunca nos los devolverán. Y si tuvieran que pagar los gastos hipotecarios, ya nos los endosarían en otras comisiones, ¡pobres al rescate de los ricos!, porque la banca siempre gana.

nlauzirika@deia.com @nekanelauzirika