Mocos de bandera

EN esta parte del planeta de esencias patrias sagradas y unidad de destino en lo universaldiseñadas al parecer directamente y en exclusiva por un Dios muy patriótico, la limpia de mocos que se marcó el humorista Dani Mateo con la bandera española en el programa El intermedio de la Sexta ha dado la campanada dejando al descubierto el culo de cada cual, el de nostálgicos franquistas y adheridos muy en especial. Menos guapo al humorista le han dicho de todo y las represalias económicas de patrocinio contra él y su cadena no se han hecho esperar, además de escraches en sus actuaciones exaltando la bandera, la patria y a la legión;¿por qué a la legión?, pregunto. Lo cierto es que estas represalias le hacen publicidad gratuita.

Ciertamente, no ha sido la primera limpia de efluvios corporales con bandera que haya visto o tenga noticia;más de uno de quienes entonces juraban/besaban la bandera española saben de lo que hablo;y en casa me recuerdan que la bandera que obligaban a balconear en eventos patrios terminaba siendo un buen trapo refriegasuelos. Sin ir tan lejos, en 2014 la humorista Ana Morgade hizo algo parecido, sin tanta trascendencia, quizá porque eran tiempos menos propicios a reacciones de populistas y ultranacionalistas españoles que últimamente van sobrados de sensibilísima piel patriotera.

Según la RAE la bandera es “… una enseña o señal de una nación”, pero en ningún caso la nación ni sus gentes. Por eso mismo no se me va de la cabeza la imagen vivida del guardia civil electrocutado en 1976 en Barakaldo frente a la Telefónica al intentar quitar una ikurriña que sería legalizada tan solo una semana después. Su vida valía mucho más que la estúpida orden de aquel sargento que le conminó a quitarla.

Es aquí donde veo los auténticos mocos de bandera, porque quienes más dicen defender la sacralidad de una tela son con frecuencia quienes más fácilmente olvidan o pasan por alto los derechos de la ciudadanía.

Podrían preocuparse más del supremo escupitajo y limpieza de mocos propios que la justicia del Tribunal Supremo está haciendo con nuestros derechos: hipotecas, cláusulas suelo, políticos presos por acciones políticas, favoritismos partidistas, sentencias sin visos de imparcialidad que luego les desmontan en Europa… y lo hacen bajo esa bandera, a la que con sus acciones, ¿acaso no la ensucian más que Dani Mateo?

Acaso un (ex)rey que mató a su hermano, que ha sido comisionista privado con lo público, que ha engañado sistemáticamente a todos empezando por su propia esposa, que ha hecho una fortuna de origen inconfesable… ¿Acaso este personaje con sus excrecencias no ensucia más la bandera?

¿Acaso los corrompidos efluvios GAL-PSOE o Gurtel-PP no ensucian más la enseña española?

Sonarse los mocos en público con la rojigualda que algunos reclaman como exclusivamente propia podría ser de mala educación, pero nunca una injuria penal. Porque me resulta difícil saber si sonarse los mocos en una bandera ofende a la patria o solo a quienes se aprovechan de ella.