La ilusión no se come, pero alimenta

SUTIL respuesta del coronel de Gabo a quien nadie escribe. En consecuencia, si todos los días hemos de alimentarnos, la ilusión ha de ser nuestro pan cotidiano. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza los humanos agotamos el 1 de agosto todos los recursos naturales que la Tierra pueda producir este año. Los hemos arrasado una semana antes que en 2018 y muchísimo más temprano que cuando se finiquitaron el 23 de diciembre de 1970. El resto del año vivimos de préstamo ecológico.

En casa utilizo, como millones de ciudadanos/as, cinco recipientes para basura. Separo las pilas;llevo al garbigune aparatos y materiales contaminantes;al mercado voy con mi propia bolsa e intento coger alimentos sin envoltorios y reduzco al mínimo el film;intento comprar productos Km.0 locales y de temporada;utilizo el transporte público… Lo que cito en primera persona singular creo que lo podría escribir en plural porque veo a muchos-muchas haciendo lo mismo, quizá porque pensemos que cada cual por su cuenta puede llegar lejos, pero que juntos podemos conseguir que el planeta siga vivo.

Y sin embargo, o mentimos o algo falla, porque 140 millones de cepillos (plástico) de dientes irán este año a la basura, solo en España;en 2018 se fabricaron en el mundo 24.000 millones de zapatos con plástico difícil de reciclar;cada minuto se compra en el mundo una botella de plástico;solo se recicla un tercio de los filtros (que además no evitan el cáncer) de los casi 9 billones de cigarrillos que se fabrican;utilizamos calefacción-climatizador con profusión;cada día viajamos más, los coches son reyes de nuestras ciudades y cualquier minuto del año hay en el mundo de media 11.000 aviones volando… Y casi todo funciona utilizando materiales fósiles, al tiempo que quemamos o talamos bosques y derrochamos agua y alimentos. Añadamos un dato clave, somos 7.545 millones de humanos que, aunque con muy diferente intensidad, hacemos o queremos hacer cosas muy parecidas. Así que cada día son menos los escépticos sobre el cambio climático, porque los polos se derriten, los glaciares menguan, las DANA e inundaciones son más intensas y frecuentes, el mar eleva su nivel… Como me comentaba el Nobel de Economía de 2018 Williams Nordhaus, existe capacidad económica y medios tecnológicos para intentar hacer frente al desastre, pero tal vez no la decidida decisión de utilizarlos. Por esto, observando que se necesita a una activista adolescente como Greta Thunberg para encender la caldera de la ilusión, me pregunto si nuestros desastres ocurren porque “la ambición humana sigue desbocada” como advierte José Múgica, o porque según B. Russell “los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas”, o tal vez como escribe Mario Benedetti, “porque cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.

La joven sueca seguramente no resolverá todas nuestras cuitas ambientales, pero al menos ha relanzado la ilusión por una solución. Claro que, si encontramos plástico en las sardinas, es difícil que solo con ilusión podamos seguir alimentándonos en la Tierra de nuestros padres.

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