Hace unos años los supertacañones que cortan cualquier asomo de vacilón en mi gremio decretaron que el rigor periodístico -una variante del mortis, debe de ser- estaba reñido con la inocua costumbre de tratar de colar una noticia de pega en el menú informativo del 28 de diciembre. Con gesto severo de cura preconciliar, teorizaban que esas mentirijillas menoscababan la sagrada credibilidad de los cimientos que sostienen la catedral de la comunicación y otras memeces grandilocuentes por el estilo. Además de delatarse como siesos incapaces de participar en una pequeña chufla sin mayores pretensiones, respiraban por otra herida: el temor a que lectores, espectadores u oyentes no distinguiesen la inocentada del resto de gatos por liebre que se airean cada día en un medio. Movidos por esa congoja, que en el fondo es una muestra de escasa confianza en sí mismos, algunos diarios llegaron a certificar en primera página que el ejemplar en cuestión estaba libre de guasas.
Barrunto, de todos modos, que voy contra los tiempos, y a estas mismas páginas en las que escribo me remito. Asumo la derrota y, nostálgico impenitente, me consuelo recordando un par de chacotas que soltamos al aire tal día como hoy de hace unos cuantos calendarios. Si lo ven como yo, tal vez perciban que más allá de la broma, los episodios son más reveladores de lo que parecen.
Euskadi en Eurovisión
La primera anécdota nos remonta a principios de los noventa. Por entonces, las tarjetas de crédito tenían bastante de novedad y se nos ocurrió contar que un error informático estaba provocando que los cajeros automáticos de todo Euskadi dieran en cada operación 5.000 pesetas que no se deducían de la cuenta del cliente. Decenas de oyentes llamaron para informarnos, un tanto decepcionados, de que a ellos no les había pasado. “He probado en tres cajeros diferentes, y nada”, nos dijo uno.
Unos años después volvimos a provocar una reacción similar al informar “en exclusiva” de que la Unión Europea de Radio y Televisión había aceptado la solicitud de ETB para tener un representante en el festival de Eurovisión. El elegido para defender el pabellón vasco era Gorka Knorr, a quien felicitamos en directo con la complicidad de los políticos presentes en la tertulia de los sábados. Leopoldo Barreda llegó a decirle al cantante: “Espero que vuestras ansias independentistas se calmen con esto y no vayáis más lejos”. Pese a lo evidente de la chanza, muchos oyentes tardaron horas en caer en la cuenta de que lo era. Fue divertido. Sólo eso.