De cuando se peregrinaba de Eskota a Urkiola

Hay sitios que por algún motivo nos enganchan, es como si nos atrapasen y nos hiciesen viajar a ellos una y otra vez. Son esos lugares que no nos cansamos de visitar y así poco a poco, se convierten en nuestros rincones favoritos. No os voy a engañar, yo tengo muchos de esos rincones. Si me hiciesen elegir un lugar en el mundo, creo que no sabría por cual optar, hay tantos lugares llenos de encanto, que si eligiese uno sería como traicionar al resto. Pero sí creo que podría hacer una lista, larga, eso sí. Uno de esas maravillas que no me canso nunca de visitar es Urkiola.

Rodeado de bosques de haya, fresno y abedules nos encontramos con la panorámica del macizo del Anboto (1.331 metros el pico del Anboto) desde el mirador de las Tres Cruces. Si nos fijamos bien podemos divisar la cara de la Diosa Mari tumbada, mirando hacía arriba.

La subida a Anboto es impresionante, pero los alrededores del Santuario tampoco se quedan atrás. Si vais con niños pequeños o no os encontráis en vuestro mejor momento para caminar, pasar el día en estos increíbles hayedos es una estupenda alternativa. Hay sitios para comer bocatas en cualquier esquina. Si os apetece un menú o platos combinados, los del Restaurante Bizkarra son asequibles, con productos de caserío y muy ricos. Es un lugar con un aire de esos de toda la vida.

De Urkiola me gusta todo, sus bosques, sus vistas,… pero cuando voy intento no dejar de visitar una ermita que me fascina, la de Santa Apolonia. Se encuentra rodeada de hayedos, está encima de un manantial y envuelta por pequeños riachuelos, es una maravilla. La podéis encontrar a doscientos metros del templo, en la ladera sur de Urkiolagirre.

Hablando en casa de lo que me gusta este lugar; me contaron que nuestra tatarabuela, Juliana Anda Herran, solía detenerse allí, en su peregrinaje desde el pueblo de Eskota a Urkiola. Y pregunté con muchísimo asombro, ¿Cómo?,… ¿Que se venía desde Ribera Alta/ Erribeheragoitia, situado al sur de Araba, andando? Es decir, ¿cincuenta y cinco kilómetros a pie para asistir a la misa de Urkiola? Y sí, y no solo se recorrían ella y muchas gentes de la comarca, Araba entera andando, sino que además debían de hacer la caminata en plena noche, para llegar de buena mañana al Santuario.

Foto del año 1900 que se encuentra en uno de los carteles que rodean a la ermita.

Me pareció una tradición de lo más bonita. Es una pena que estas tradiciones y mucha sabiduría popular se estén perdiendo. He tenido la suerte de tener una amama muy parlanchina, que le encantaba leer y estaba muy interesada en transmitir la historia de nuestro pueblo y nuestra familia a su descendencia. Un boca a boca que históricamente ha recaído en las mujeres, y desde luego que así ha sido también en mi casa, quizás de ahí me venga las ganas de transmitir todo lo que veo a mi alrededor.

Foto: http://urtesasoiak.com/

Y por si me quedaban dudas de que esta hazaña hubiese tenido lugar, los letreros que se encuentran alrededor de este antiguo humilladero, así nos lo explican: “Hasta tiempos recientes, los peregrinos provenientes de los pueblos alaveses y del cercano Otxandio se detenían frente a la ermita para preparar la llegada al Santuario. Algunos de ellos se descalzaban y cumpliendo promesas o penitencias, recorrían descalzos este último tramo.”

Interior de la ermita

Además de lo curioso del dato, la ermita popularmente llamada Santutxu también tiene más cosas interesantes. Está edificada sobre un manantial al que se le atribuían propiedades curativas contra el mal de muelas. De ahí quizás el nombre de la ermita de la señora de los Remedios o Santa Apolonia, patrona de los dentistas.

Cuenta la tradición que para curar las muelas había que llenarse la boca de agua y dar tres o siete vueltas alrededor de la ermita para luego arrojar el líquido en su interior invocando a la Santa.

La edificación es sencilla de dos plantas con cubierta a cuatro aguas y se encuentra sobre un antiguo camino real y sobre la primitiva calzada que unía este lugar con Vitoria. Quizás lo más impresionante sea el manantial que brota de una de sus paredes. La inscripción grabada en la pila de agua bendita nos cuenta que fue construida en 1515. Aunque existe en su interior una ermita anterior. Si os acercáis esta primavera, no os olvidéis de hacer una visita a este lugar. Seguro que os encanta.

 

El Cormorán, el simpático inquilino del río Gobela

A todos nos encanta el mar, la sensación hipnótica que tiene su horizonte infinito, la brisa, los colores azulados de su agua,… A mí me pasa también algo parecido con los ríos; el sonido de las cascadas, de los pequeños saltos de agua, el olor especial que desprenden y la infinidad de vida que se crea en sus ecosistemas, tienen algo que atrapa irremediablemente. Últimamente me encanta pasear por la orilla del río Gobela en Getxo, desde hace unos años este caudal y todo su entorno han mejorado una barbaridad.

El río Gobela después de la última gran nevada.

Ir a andar por los paseos que hay alrededor y recrearse con la vida de sus aves es muy entretenido. Hay zonas donde la visibilidad es buenísima, es como estar con ellas, pero sin interferir en sus quehaceres.

Paseando por uno de los paseos a orillas del río Gobela.

Sobre todo, me atrapa la vida de la gran familia de patos que habita allí. Me fascina su lealtad, ver como siempre van en pareja a todas partes, es asombroso. Y qué deciros cuando nacen sus polluelos, el espectáculo es absolutamente increíble. Además de gallinetas y alguna otra especie de ave, últimamente he podido contemplar a un simpático cormorán que pasa sus horas en estas aguas.

Fue una gozada sorprenderle con sus negras alas desplegadas al sol. Es una escena muy habitual de esta simpática ave, ya que sus plumas no son del todo impermeables. Les encanta nadar, además son unos grandes buceadores, cuando pescan pueden llegar a sumergirse hasta diez metros bajo el agua. Allí, tomando el sol, parecía no importarle tener público, es más, daba la sensación de que disfruta mostrando su belleza. Un momento después, muy cerca de esa roca, tuve la suerte de poder grabarle haciendo alarde de su espectacular vuelo.

Estas aves pertenecen a la familia de las acuáticas, las podemos ver en las costas de los mares, sobre todo en la parte más abrupta donde están las rocas y los acantilados, pero también podemos encontrarlas como aquí, en las bordes de lagos y ríos de agua dulce. Se alimentan de peces y otros animales acuáticos. Su pico largo, curvo y delgado les permite hacerlo. Y vaya que sí.

Si verle tomando el sol con sus alas desplegadas fue una maravilla; nadando y volando, una auténtica gozada; contemplarle alimentándose de una culebra de agua de más de medio metro fue entre asombroso, fascinante y desagradable. Tardó en engullirla como tres y cuatro minutos, fue toda una batalla campal que finalmente, como cabía esperar, la ganó esta asombrosa ave. Por unos momentos daba la sensación de que su largo y flexible cuello no iba a ser capaz de tragar a la larga culebra. Se quedó paralizado un rato largo, hasta que al final tragó un poco de agua y volvió a sumergirse en el agua, ayudado por su rígida cola y y sus patas, y se puso nadar como si nada. ¡Nunca había visto nada igual! Fue increíble poder ver esta escena ¡tan de cerca y aquí mismo!

Si os animáis a pasear por las inmediaciones de este bonito rincón de Getxo, fijaros si podéis avistar a esta simpática ave de costumbres sedentarias, no os va a defraudar.

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El «superalimento» que nos regala el nogal

Aunque hace ya unos meses que terminó la recogida de la nuez, el otoño pasado fue buen año para el fruto del nogal y desde entonces muchos no hemos parado de comer esta delicia de fruto seco. Nuestro querido intxaurrondo lleva entre nosotros muchísimos siglos. Se cree que es oriundo de Persia y que fue introducido en Europa por los romanos.

A América la nuez llegó a través de los castellanos, ese es el motivo de que en México se la conozca como nuez de Castilla. Años después, en el siglo XIX, conquistó California, digo conquistar porque allí se adaptó muy bien. Tanto es así que hoy en día este estado de Estados Unidos es el mayor productor de nueces del mundo. Además de por su fruto, el nogal es apreciado por su buena madera. Puede llegar a alcanzar casi treinta metros y es muy resistente. De él crecen muchas ramas vigorosas que le dan una forma redondeada muy bonita.

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Ahora encontramos al árbol de la nuez totalmente pelado ya que su hoja es caduca.

El nogal puede alcanzar los 30 metros de altura y su tronco puede superar los 2 metros de diámetro.

La época de recolección de este fruto seco es el otoño. Es una de los tantos avisos que nos da la naturaleza para decirnos que la temporada de frío ha llegado. Aquí os dejo el vídeo de cuando estuvimos en Urkiola recolectando nueces con Visi la guía del Parque Natural. Una de las muchas actividades que se pueden realizar allí en esta estación del año.

www.urkiola.net

El fruto del nogal siempre ha tenido buena fama para los nutricionistas y cocineros, pero en los últimos años no ha dejado de sumar virtudes que la convierten en lo que algunos expertos denominan “superalimento”. Y no me extraña, cada vez que se estudia este fruto seco se le añade un beneficio más.

Tomar un puñado de nueces al día es prácticamente sinónimo de salud. Estos frutos secos contienen un montón de antioxidantes, más que muchas frutas y verduras. Y están repletos de fibra, minerales, calcio, magnesio y ácido alfa-linolieco (el equivalente vegetal al omega-3). Este último componente los hace ideales para luchar contra el insomnio, el estrés y la ansiedad. Son unos buenos aliados para nuestro cerebro.

 

Una de las propiedades de la nuez que seguro a muchos interesará y más ahora tras las fiestas navideñas, es que ayuda a bajar el colesterol “malo”. Esto se debe a su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados.

Si lo que te falta es energía a mediodía y no tienes tiempo para parar, unas cuantas nueces te saciarán y te llenarán de energía. De hecho, el fruto del nogal retrasa la aparición del cansancio. Además, ayuda a enfrentarse a las situaciones de estrés.

El tentempié ideal para los paseos.

Uno de los últimos beneficios estudiados nos dice que también ayuda a aumentar la fertilidad masculina. El fruto del nogal ¡no deja de sorprendernos! Además de ser bueno para el corazón y ayudar a controlar la diabetes. Y no os dejéis engañar por su alto contenido calórico. Sí, contiene grasas, pero solo de las saludables. Es preferible tomar unas cuantas nueces al día y saciarse que comer cualquier otra cosa. Además así te aseguras de complementar las necesidades diarias de un montón de vitaminas y minerales.

Vitaminas y minerales por 100 gramos.

Así que no se vosotros, pero yo desde hace un tiempo añado unas pocas nueces a las ensaladas.

Ensalada de uvas, nueces y miel.

Otra manera de comer nueces a montón es con uno de nuestros postres navideños más tradicionales, la “intxaursalsa”, que como su nombre indica, se trata de “crema de nueces”. Por un litro de leche, lleva alrededor de 200 gramos de nuez, junto a canela y azúcar. Me encanta, en mi casa aún se ha mantenido la tradición de elaborarla. Está buenísima, aunque tengo que confesaros que no siempre es fácil llegar a tomar más de cinco cucharadas después de las comilonas, es muy consistente y quizás las Navidades no sea hoy día la mejor época para tomarlo. Aunque lo mismo le sucede al turrón y por eso no dejamos de comprarlo.

¿Y vosotros que más beneficios conocéis?

Las más de dos mil fuentes de Roma

Estaba pensando hacer un recopilatorio de los viajes que más me han entusiasmado en 2017, y mirando y mirando, caí en la cuenta que me había dejado un posible post muy chulo sobre el viaje a Italia que hice este verano. Además de las obras de arte, monumentos y edificios, lo que a muchos nos llama la atención cuando llegamos a este país latino, son los millares de fuentes que se pueden encontrar repartidas por toda Italia. En países con agua abundante es complicado encontrar tantas y tan repartidas como aquí.

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El río Tíber, al fondo el Puente y el Castillo de Sant’Angelo de Roma.

Por todos es sabido el amor y el compromiso que prodigaban los clásicos por el agua pública. Una de sus mayores obsesiones fue canalizarla allá donde iban. Prueba de ello son los acueductos, el alcantarillado, los baños termales,… y un largo etc. Esa pasión aún se aprecia en esta República bañada por el Mediterráneo, no en vano, su capital, Roma, cuenta con más de dos mil fuentes, ninguna ciudad del mundo la iguala.

Las famosas termas de Caracalla fueron unos baños públicos de la Roma imperial. Se construyeron entre 212 y 217 d. C.

Y lo mejor de todo es que en su mayoría son potables, cosa que es una auténtica maravilla si viajas a este rincón del sur de Europa en verano.

Esta se encuentra en el Vaticano. En pleno agosto era un sitio muy concurrido.

 

En agosto las sombras en el Vaticano son una maravilla.
En la Plaza de San Pedro de Ciudad del Vaticano.

Dicen los lugareños que el mejor café del mundo se toma en Roma. La razón, dicen, está en el saber hacer y en nuestro protagonista, el agua. Aseguran los romanos que es una de las mejores aguas del mundo. No sé si será la mejor del mundo,… pero lo cierto es que el 97% del agua del grifo de la capital procede de agua de manantiales y solo 3% es de pozos, por lo que está considerada de muy alta calidad. Incluso en los restaurantes es habitual que te sirvan agua de grifo en jarra. La verdad que además de que resulta cómodo y económico, es muy beneficioso para el medioambiente, ya que se evitan un montón de residuos de botellas de plástico. Más en un país como este repleto de turistas y con temperaturas altísimas en verano.

Fontana della Barcaccia en la Piazza de España

Personalmente el agua que más me gustó fue la que emanaba de la Fontana Di Trevi, no la que sale de la misma fuente barroca. Está prohibidísimo incluso tocarla. Y por si cuando estas allí no te has percatado,  unos simpáticos Carabineros te lo recuerdan constantemente con su silbato. De la que os hablo está a la derecha de la gran obra de arte de Nicola Salvi. Se puede tomar agua de dos chorritos mucho más modestos que los de la famosa fontana. No sé si fue el calor, la muchedumbre o lo mágico de la fuente, pero lo cierto es que me supo a gloria.

Esta obra de arte es toda una alegoría al agua. Sin duda, demuestra el cariño que los romanos procesan a este líquido tan imprescindible para la vida.

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La Piazza Navona también es otra muestra de las fuentes y el arte barroco, la principal es la Fuente de los Cuatro Ríos, construida en 1651 por Bernini en el centro de la plaza. Además de las fuentes monumentales más conocidas, las calles y parques de Roma están repletos de aproximadamente dos mil quinientas fuentes.

Esta cualidad hídrica romana se extiende más allá de las fronteras de la ciudad de las siete colinas, en Florencia nos encontramos con fuentes públicas por todas partes.

La basílica catedral de Santa María del Fiore.

Nos contó una guía florentina muy simpática que hace unos años, sobre todo con la afluencia de turistas, a la ciudad entraban camiones repletos de agua embotellada, lo que generaba una cantidad inmensa de residuos. Para evitarlo decidieron poner remedio surtiendo a la villa de fuentes y agua potable. Pero lo más curioso de todo es que como los italianos son amigos del agua con gas, decidieron poner en el centro histórico, muy cerca de la copia del David de Miguel Ángel en la plaza de la Signoria, dos surtidores uno de agua natural y otro de agua con gas. ¡Si! Yo también pensé que se trataba de una broma cuando nos lo contaron.

Una fuente da agua y otra agua con gas. Se encuentra en una de las paredes del Palazzo Vecchio.

En el rato que estuvimos por allí vimos acercarse no solo a turistas para recargar sus botellas y cantimploras, sino que también a bastantes lugareños que se llevaban agua con gas a sus casas.

Esta fuente se encuentra muy cerca de la emblemática copia del David de Michelangelo.

Además de agua potable, el amor de este país por las fuentes es de sobra conocido, así que en cualquier esquina puedes encontrar con auténticas maravillas con agua. Y es que donde hay agua, hay vida, arte e incluso me atrevería a decir que magia.

Fuente que se encuentra en los Jardines de Boboli en Florencia.

Los increíbles poderes del musgo

Llevamos semanas viendo al musgo cubriendo árboles, coronando muros y si el ecosistema le es favorable, envolviendo casi todo tipo de elementos. En algunas zonas sombrías y con mucha humedad, incluso nos lo podemos encontrar verde y en plena forma en los días más calurosos del verano. Pero es quizás ahora en estas fechas de festividad, cuando más nos acordamos de esta pequeña planta de poco más de dos centímetros.

Es la perfecta alfombra de verde intenso y profundo que nos fascina, sobre todo cuando hablamos de decoración.

Pero cuidado, esta planta no vascular es mucho más que un elemento bonito para la Navidad, el musgo desempeña un papel fundamental en nuestro entorno, por eso es imprescindible conservarlo en su hábitat y no recogerlo. Es una de las grandes desconocidas y en ocasiones olvidadas de nuestros bosques, pero su papel es esencial para el ecosistema donde reside.

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Necesita de mucha agua para vivir, aunque en tiempo de sequía tiene una gran facilidad para recuperarse. Este hecho le hace que tenga una capacidad de absorción de agua extraordinaria que ayuda a evitar inundaciones en los cauces de los ríos. Además de que es un excelente regulador de la humedad en el entorno en el que se encuentra. Absorbe el exceso de agua en época de lluvias y libera humedad poco a poco cuando el aire está seco durante los días de calor.

Y no solo eso; en su interior viven muchísimos organismos, es un confortable hogar donde alimentarse y protegerse. Además de ser el hábitat de infinidad de animales, esta pequeña planta sin raíz crece con facilidad en cualquier superficie. Se convierte así en la capa inicial para que se pueda fijar una capa de suelo y sustrato, donde en un futuro podrán crecer nuevas plantas y crear un nuevo ecosistema.

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Aquí no acaban sus virtudes. Recientemente se ha descubierto que es un de las plantas que más contaminantes absorbe. Esta extraordinaria característica le ha hecho estar de plena actualidad.

Grandes urbes como Oslo, Hong Kong, Glasgow, Bruselas y varias ciudades alemanas ya cuentan en sus calles con unos peculiares arboles de ciudad, los CityTrees. Este extraordinario árbol artificial está compuesto de mobiliario urbano y de nuestro querido musgo.

Foto: http://edition.cnn.com/style/article/citytree-urban-pollution/index.html

Son muy fáciles de instalar, ya que no tienen raíz, ni tronco y no requieren de grandes espacios. Se trata de una pared repleta de musgo. Es una invención alemana y según sus creadores tiene la capacidad de absorber la misma contaminación que 275 árboles. ¡Asombroso! Al año puede llegar a almacenar hasta 240 toneladas de CO2. Además, la estructura cuenta con sensores que controlan la calidad del agua y la temperatura-humedad ambiental.

Increíble lo que pueden llegar a hacer estos pequeños brotes verdes.  No sé vosotros, pero desde luego que para mí la visión respecto al musgo ha cambiado para siempre. Es vital que cuidemos a esta aterciopelada alfombra verdosa, ya que es una de nuestras grandes aliadas en la conservación del medioambiente. Y además es de lo más fotogénico, no me canso de fotografiarlo.

Desde la Edad Antigua hasta nuestras pastelerías: la difícil travesía del chocolate

Llega la Navidad y con ella como cada año el árbol, las guirnaldas, el Belén, los regalos y un montón de agregados más. Quizás este año la parte más madrugadora o por lo menos para mí, ha sido el chocolate caliente a la taza. El frío que hemos sufrido estos días ha hecho que nos acordemos de esta rica bebida a mediados de noviembre. El chocolate es una de esas tentaciones que hoy día se encuentra muy asentada en nuestra sociedad, menos mal porque es uno de los grandes placeres culinarios.

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Pero lo cierto es que el camino para llegar hasta convertirse parte de nuestros postres y dulces, no ha sido nada convencional. Que es uno de esos alimentos que junto a la patata y el tomate llegaron desde América, lo sabemos casi todos, casi sin pestañear. Productos que también hoy día son parte imprescindible de nuestra dieta, ¡qué sería de nuestra gastronomía sin ellas! Pero lo que quizás no sea común saber es que la bebida a partir del cacao, procede de México.

Mujer azteca espumando el cacao vertiendo el contenido de una vasija a otra, reproducción del siglo XVI perteneciente al Códice Tudela. Foto: Wikipedia.

Pero a diferencia de nosotros, en el país azteca lo tomaban como bebida revitalizante, a la que se le añadían especias; no llevaba azúcar, ni leche, claro está. El nombre sí que se mantuvo más o menos, y es que lo llamaban «tchocolatl». Su fruto, el cacao, fue tan importante para la cultura mesoamericana que incluso lo llegaron a utilizar como moneda de cambio.

Semillas de cacao con las que se fabrica chocolate. Foto: http://cacaostheobroma.blogspot.com.es

Se dice que Cristóbal Colón fue en el año 1502, el primer europeo en ver las almendras del cacao, del que ya dijo que los lugareños comerciaban con ellas. Pero no se sabe si llegó a probar el brebaje. Tuvieron que pasar quince años para que un europeo probará el “tchocolatl”. Cuenta la leyenda que fue Hernán Cortes cuando desembarcó en México el que por primera vez lo degustó. Los religiosos que viajaron junto a él, fueron los que le vieron todo su potencial.

El chocolate en el siglo XVII no infríngía el ayuno. «Liquidum non frangit jejunum» lo que permitió que fuese bebido sin incurrir en pecado capital.

Una vez llegado al viejo continente fue cuando se le añadió azúcar y canela. Era un producto muy exclusivo que solo lo podían tomar los nobles y las clases pudientes. De la corte española pasó a Italia y posteriormente a Francia. Y así poco a poco fue conquistando Europa. Fue junto al café y el té, uno de los productos que aportaba distinción. Pero aun solo se tomaban en forma líquida. No fue hasta el siglo XIX cuando la tecnología permitió solidificarlo. Lo que antes se bebía ya se podía comer. Y nos vamos poco a poco acercando a las pastelerías. Los reposteros vieron en el chocolate un ingrediente indispensable y comenzaron a surgir técnicas para trabajarlo. Es así como nacen los bombones y los chocolates rellenos. Entonces lo que estaba reservado para la aristocracia y las clases pudientes, pasa a popularizarse, ya que se convierte en un producto más accesible y económico, hasta nuestros días, que es un producto más de nuestra cesta de la compra.

Los vascos, importantes comerciantes y elaboradores de chocolate.

Algunos aseguran que los vascos tenemos constancia del cacao desde Colón y Hernán Cortés cuando fueron tripulantes de sus expediciones. Aunque la llegada del chocolate a los verdes valles para convertirnos en elaboradores, es gracias al asentamiento de comunidades judías en Baiona.

Este año los días del chocolate en Baiona se han celebrado los días 27, 28 y 29 de octubre. Foto: http://milimcultural.com.ar

Se cuenta que los americanos tenían su propio sistema de procesamiento del cacao, pero lo mantuvieron oculto a los europeos. Aunque sí confiaron en los judíos y compartieron el secreto con ellos. Cuando los sefardíes fueron expulsados por la Inquisición, en el siglo XVI, algunos de ellos llegaron hasta la capital labortana y consigo trajeron el secreto de cómo elaborar el chocolate. Ellos fueron los que enseñaron a los artesanos gipuzkoanos y navarros a elaborarlo. Pero no solo fue importante para los vascos conocer la técnica sino también estar cerca de los puertos de importación.

Acción de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, Madrid, 1 de junio de 1752. Foto: www.conuvi.com.ar

La Real Compañía de Caracas recibía de Venezuela el cacao en muy buenas condiciones, materia de primera calidad, a mejor precio. Fue una de las compañias más largas de Europa en el siglo XVIII y con mayor capital. La empresa tenía un proyecto de intercambio comercial recíproco y exclusivo entre el puerto de Donosti y la Capitanía General de Venezuela. Tanta fue su importancia para nuestro chocolate, entre otros productos, que esta organización de empresarios vascos se convirtió en una de las más importantes comercializadoras de cacao en Europa.

Edificio de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, en La Guaira (Venezuela) Foto: www.euskonews.com

Mendaro, Tolosa,… son algunos de los lugares donde el chocolate fue muy importante. Hoy día en Oñati se encuentra el Centro de Interpretación del Chocolate donde se pueden ver chocolateras antiguas, molinillos, metates, moldes o piedras que molían el cacao… y conocer la historia de los elaboradores; Maiztegui, Orbea, Loyola, Onena, Garaicoechea, Guereca y la emblemática Zahor – ahora de Arluy – la única que a día de hoy sobrevive en Oñati. En Tolosa se puede visitar el Museo de la Confitería Gorrotxategi. Aquí se puede conocer las técnicas que utilizaban los artesanos entre el siglo XIV y XIX.

Aquí os dejo el enlace donde informaros: https://turismo.euskadi.eus/

Foto: www.chocolatesdemendaro.com

En Mendaro podréis encontrar el único molino de más de doscientos años que aún sigue en funcionamiento y que se puede visitar, con el que elaboran hoy día el chocolate a la taza que comercializan. Info: www.chocolatesdemendaro.com

www.chocolatesdemendaro.com

En Navarra la producción también fue muy importante sobre todo en los pueblos del norte.

Héctor Barrenetxe en el obrador de Zugarramurdi, pertene a su familia desde hace siglos. Foto: www.barrenetxe.es

La familia Barrenetxe está ligada al mundo de la panadería, confitería y chocolatería desde 1699 en Zugarramurdi  y fueron proveedores de la Casa Real en su residencia de verano de Donosti. Hoy día su pastelería se encuentra en el corazón de la capital guipuzcoana. Además de chocolates, venden pastelería de alta calidad donde destacan sus «txintxorros», creación de esta familia, que hoy día son ya parte de los dulces típicos donostiarras.

Son algunos ejemplos de lo importante que llegó a ser en nuestras tierras la elaboración de este gran producto, al cual los mesoamericanos le otorgaron un origen divino. ¡Y no me extraña! Desde luego que a nosotros también nos conquistó por completo y hoy día lo sigue haciendo.

Tres días y cuatro noches en el Gran Cañón del Colorado

Tras atravesar gran parte del estado de Arizona, por fin llegamos al Parque Nacional del Gran Cañón. Nuestra idea desde un comienzo fue conocer cada rincón de este espectacular lugar. Cuando comenzamos a planear el viaje por Estados Unidos, nos percatamos que en la zona por la que íbamos a estar había dos lugares muy turísticos: el Gran Cañón y Las Vegas. Nuestra idea era visitar ambos lugares pero en cada sitio íbamos a poder estar un día y medio o dos como mucho, por lo que al final decidimos sacrificar la ciudad del juego más famosa del mundo para poder explorar el cañón más bonito del planeta. Se nota que nos tira la naturaleza, ¿verdad? Tuvimos la suerte de que en ese momento el dólar estaba más bajo que el euro, así que pudimos dormir en el albergue que se encuentra en pleno Parque Nacional por buen precio. Es una experiencia única e irrepetible, os la recomiendo fehacientemente. Además no hay más alojamientos en muchos kilómetros a la redonda. Si os animáis a dormir allí os recomiendo que reservéis con tiempo, ya que suele estar muy solicitado. A mi me costó varias horas de búsqueda por Internet conocer como está todo organizado. Así que espero que os valga este consejo. www.visitgrandcanyon.com/yavapai-lodge

www.visitgrandcanyon.com/yavapai-lodge
Al atardecer y al amanecer es habitual que te visiten los habitantes del Parque.

Una vez hecho el check-in e instalados, no pudimos esperar ni un minuto más. Hemos visto este valle en películas, fotos, documentales, reportajes,… quizás sea uno de los lugares del mundo más fotografiados. Da igual la de veces que lo hayas visto antes, cuando lo contemplas por primera vez en persona, alucinas, ¡literalmente! La carretera hasta aquí transcurre por la meseta, por lo que hasta que no te asomas al precipicio, no eres consciente de lo que te espera a escasos metros. Y es ahí cuando a todo el mundo se le escapa un ¡¡¡alaaaaaa, qué pasada!!!!! No solo me pasó a mi, nos quedamos un rato viendo a las personas que se iban acercando y hasta al más recatado se le veía cara de sorpresón.

Es un plus no tener vértigo en el Gran Cañón

Todo en el Parque está maravillosamente organizado. De hecho, te explican que es casi con toda seguridad uno de los primeros lugares en el mundo habilitados para el turismo. Después de estar un rato largo viendo la parte del cañón mas cercana al hotel, no nos quedó más remedio que ir a cenar ya que estaba anocheciendo. Al día siguiente los guías turísticos nos fueron explicando las rutas que hay disponibles por el Parque. Existen muchísimos rincones para explorar y muchas cosas por hacer. En ese momento nos alegramos un montón de haber invertido todo nuestro tiempo aquí. A pesar de estar tres días, no nos dio tiempo a hacer ni una cuarta parte de las actividades que te proponen.

El coche en este lugar está totalmente prohibido, una vez lo dejas en el parking no lo vuelves a tocar hasta que te dispones a salir. Para moverse habilitan un autobús con muy buenos horarios que te lleva a todos las rutas. Aquí os dejo el mapa con los caminos que te proponen.

https://www.nps.gov/grca/espanol/index.htm

El primer día pusimos rumbo hacia al zona más encrespada de la ladera, hacia Powell Point. El autobus nos dejó en ese punto y fuimos recorriendo todo el precipicio, con la ladera a nuestra izquierda, tardamos varias horas en llegar al centro del Parque. No podíamos dejar de pararnos a divisar las panorámicas que el cañon ofrece. Todas tienen algo especial.

Existen rutas que te llevan hasta el fondo del cañón, pero te advierten que hay que tener mucho cuidado. El ojo humano aquí juega una mala pasada, las distancias son mayores de lo que a priori nos puedan parecer, el pie del valle parece estar más cerca de lo que realmente está. Te advierten de que en pleno agosto es fácil que te pueda dar una insolación en la bajada, por lo que no lo recomiendan hacer si no eres experto y no estas bien equipado. Para que los más escépticos y atrevidos no lo intenten, a cada rato te van contando las muertes que han sucedido por este motivo en el Parque. Cuando nosotros fuimos hacía relativamente poco que había fallecido una maratoniana experta. Por eso ofrecen excursiones con guía y también en mula hasta el río. Dado el calor asfixiante que había, ya que estábamos en pleno agosto, y a que aún nos quedaban mucha rutas por hacer, nosotros decidimos dejarlo para otra ocasión,… así nos buscamos una excusa para volver.

Al día siguiente decidimos hacer el recorrido contrario, el autobús nos dejó en la la parte más amplia del Parque, el cañón se encontraba en esta ocasión a nuestra derecha. En todo el recorrido es fácil que te acompañen los buitres. Es increíble como cambia la fauna en unos pocos metros. En este sitio, a diferencia de donde se sitúa el hotel y el centro, el clima es totalmente desértico. De hecho nos topamos con una serpiente venenosa típica del desierto. Es otro de los grandes peligros de este lugar, junto a la insolación y las caídas. Es precisamente aquí en la zona más amplia donde se encuentran las panorámicas más famosas del Gran Cañon.

Desde esta zona se puede divisar más fácilmente el río Colorado con su azul característico. Es increíble las tonalidades que coge esta zona del parque. Es precisamente este pequeño caudal el gran responsable de esta maravilla natural. Su agua junto a la composición de las rocas, han sido los creadores de estos escarpados y coloridos precipicios. Un trabajo que se ha ido desarrollando durante millones de años, hasta alcanzar una anchura de entre 6 y 29 km y profundidades que pueden alcanzar hasta los 1.600 metros, incluso hay zonas que están bajo el nivel del mar. Es como un libro abierto para los geólogos, cerca de 2.000 millones de años de la historia de la Tierra han quedado expuestos aquí. Y es que además del trabajo del río, la meseta del Colorado se ha ido elevando durante años. Dos casualidades que han hecho de este lugar que sea un sitio único. En el recorrido tienes la oportunidad de ir conociendo las rocas que aquí hay y la antigüedad de las mismas.

Esa tarde pudismo divisar por fin uno de los mayores espectáculos del lugar. Los rayos del sol de la tarde alumbrando las rocas más famosas del Gran Cañon. Sabes que algo va a suceder porque en pocos minutos se arremolinan decenas de personas en torno a uno de los balcones del Parque. Además, es en ese preciso momento cuando los autobuses de los empresas de turismo de Las Vegas comienzan a llegar. Es una verdadera pena que solo ofrezcan este servicio. Una vez que anochece los autobuses se marchan y la gente ve solo una milésima parte del espectáculo que este lugar puede llegar a ofrecer. Si venís hasta aquí, intentad como podaís quedaros por lo menos una noche y dos días, el sitio lo merece.

El atardecer en el Gran Cañon, uno de los mayores espectáculos del Parque.

En cuanto anochece, no hay mucho que hacer por aquí. No se ve absolutamente nada. Pero aún nos quedaban días para seguir explorando. A la mañana siguiente, nos propusimos conocer más acerca de los primeros habitantes del Cañón. En la entrada del Parque te recibe este cartel, que nos hace intuir desde el comienzo que para ellos este lugar era mucho más que un bello valle.

«Las tribus llaman al cañón el hogar»

Los primeros signos de vida humana son de hace nueve mil años, pero poco queda de aquella época. Sí se conoce que los habitantes del lugar eran cazadores y recolectores, llamados Anasazi, se considera que los descendientes actuales de los anazasi son los indios pueblo, entre ellos los zuñi y los hopi. De las películas del oeste hemos «aprendido» que los habitantes del desierto vivían en tiendas y eran nómadas. Pero aquí se reaprende que tenían edificaciones de piedra por lo que se sabe que estaban asentados en las cercanías del Gran Cañón. En el museo de Tusayan Museum te explican todo lo que se conoce de ellos. Sus casas tenían cimientos poco profundos y el tejado estaba hecho con tierra y ramas. Con el crecimiento demográfico, las viviendas se reagruparon en aldeas con calles, centro, templo,… dejaron restos arqueológicos importantes por toda la zona que poblaron, algunos protegidos por la Unesco. Esta prolífera y capaz tribu desapareció antes de la llegada de los europeos. El primero en divisar este lugar fue el extremeño García López de Cárdenas en el siglo XVI, durante una expedición que duró veinte días.

El resto del tiempo lo pasamos recorriendo las distintas zonas que nos quedaban por ver y también repetimos algunas. Otro de los lugares que es impresionante, es la zona de Desert View, ¡qué panorámica! Aquí se encuentra Desert View Wachtowe, que además de las magnificas vistas que ofrece del cañón, se caracteriza por la existencia de una torre, es una recreación de una torre de vigilancia india, que data de 1932 y fue diseñada por la arquitecto María Colte.

A pesar de que los días transcurrían, no había instante que dejaras de flipar, si se me permite la palabra. No es de extrañar que este profundo rincón de Arizona, fuese finalista para formar parte de una de la grandes maravillas naturales del mundo.

La vuelta a Phoenix la hicimos a través de la carretera 89, pasamos por un asentamiento de indios navajos que viven de las ayudas del estado y de la venta de artesanía. Nos detuvimos a comprar sus obras en Little Canyon. Y es que esta zona de Estados Unidos está repleta de Parques Nacionales y rincones naturales impresionantes. No tan conocidas, ya que el Gran Cañon les hace sombra, una sombra grande y alargada, pero no por ello estos lugares son menos bonitos y espectaculares.

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Sin duda es uno de los viajes imprescindibles de la vida.