El mimbre y los vascos

Este arbusto de la familia de los sauces, generalmente de tamaño grande, ya que puede llegar a alcanzar hasta los diez metros de altura si se le deja crecer, ha sido mucho más que un árbol o planta para nuestros antepasados. Sus ramas o brotes que van desde los tonos verde amarillento, hasta alcanzar unos matices rojizos muy llamativos en invierno, han sido a lo largo de los siglos muy útiles para los usos de antaño.

https://www.igartubeitibaserria.eus/es/noticias/colores-intensos-del-mimbre

Es fácil encontrar aun estos árboles, sobre todo en molinos de agua y caseríos próximos a las costas. Los brotes de los mimbres se solían plantar en los lindes de los caseríos, ya que así además de para su uso en casa, si no cogía mucha altura, sus ramas hacían de vallado entre los vecinos, ¡qué bonito! Aún queda un ejemplo precioso de ello en el caserío Igartubeiti.

Los brotes eran muy codiciados para hacer cestas y un sin fin de herramientas para la casa; sillas, mesas, cunas,…. Aunque en la cestería también ha sido importante el avellano, no podemos olvidarnos de este gran arbusto. Para que os hagáis una idea del arraigo del mimbre en nuestra sociedad, la mismísima cesta punta estaba hecha junto a la madera de castaño, de mimbre.

A este arbusto le gusta el agua ya que necesita humedad para desarrollarse adecuadamente. Es más habitual verlo en zonas de costa. Se podría incluso dividir la cestería en dos zonas, la que agrupa los bosques del interior de Euskadi, la cual ha sido una fuente ilimitada de madera de roble, castaño o haya. Y las áreas costeras donde el mimbre, el junco o las cañas eran las materias primas principales para elaborar las cestas. La cuenca del río Ibai Eder, en Gipuzkoa, fue la zona de producción más importante de Euskadi. Muchos eran los que se acercaban hasta Urrestilla para hacerse con una de sus afamadas cestas. En mi casa aún se conserva un sillón elaborado de mimbre (seguro que de árbol autóctono) y por supuesto, artesanal.  Todos nos peleábamos por sentarnos allí.

No me equivoco si digo que las cestas y utensilios de mimbre gustan a casi todo el mundo. Las fibras naturales aportan al hogar una calidez que difícilmente se puede igualar. Pero cuidado, no todos los mimbres son iguales. Los hay de calidad muy baja que hacen que las cestas pierdan las resistencia que se les supone. En esta litografía se ve claramente que el mimbre que aquí se elaboraba podía aguantar grandes cantidades de peso.

Y es que no todos los mimbre son iguales.

Aquí os dejo un vídeo de cuando estuve con los productores y cesteros de Cañamares (Cuenca). Producen mimbre de altísima calidad, un gran tesoro que debe conservarse. El 90% de mimbre de la península se produce allí. Tuve la suerte de conocer este peculiar y encantador lugar, que recomiendo encarecidamente, gracias al programa Nuestro Campo en el cual trabajé y que se emitía por el canal autonómico de Castilla La Mancha.