La noticia de que el RESTAURANTE MUGARITZ ha sido sancionado, y la granja que le suministra hígado de pato cerrada, nos recuerda la polémica que desde hace meses gira en torno a los sistemas de producción de foie-gras.
Dos ideas:
– El uso que «Igualdad Animal», asociación en defensa de los animales, hace del nombre del reputado restaurante, para darse a conocer, no me parece legítimo. La utilización del nombre de un establecimiento de reconocido prestigio, para catapultar la noticia del maltrato que se dispensa durante la cría de las palmípedas, consigue extender la noticia como un reguero. Pero el daño que infringe al Sr. Aduriz y su equipo, creo que va más allá del llamado “daño colateral”. Pues en casi todos los restaurantes y bares, salvo los vegetarianos, se hace uso de este tipo de productos derivados de las aves.
-Estos hábitos de consumo, que no respetan las más básicas normas de bienestar animal, deben combatirse desde la educación, no desde el escándalo. No creo que el mundo se diferencie entre los que consumimos alimentos “éticos” y los que no, pues entraríamos en una discusión infinita. Contemplaríamos todos los aspectos, respeto al bienestar animal, soberanía alimentaria, reparto justo de los beneficios, etc.
Una verdad:
El ser humano es bipolar, por definición, por un lado propone una rigurosa normativa sobre el bienestar animal, y por la otra, hace fiestas, con linchamientos de animales regados de sangre y alcohol. Que España está a la cabeza de estas manifestaciones, es evidente. Pero incluso la refinada sociedad francesa, combina el culto por la protección sobre los perros y gatos, mientras comparte con ellos, un delicioso bocado de foie tras un festejo taurino.
Pero no nos fijemos en la paja ajena, cuando tenemos una biga en el mismo colectivo veterinario, donde aún hay defensores apasionados de “los toros”. Creo que el problema está en el acostumbramiento. Este permite reconocer con familiaridad, las más aberrantes formulas de injusticia. Y si no, echad una mirada atrás.
En cualquier caso son numerosos los países que ya vetan el consumo y distribución de foie gras, Argentina, Austria, Dinamarca, República Checa, Finlandia, Israel, Turquía, Alemania, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Suecia, Suiza, Inglaterra, California, etc.
Pero qué debemos cambiar antes, nuestros hábitos de consumo o el trato que dispensamos a los animales que nos lo proporcionan. Creo que debemos ir cambiando aquello que mostramos a nuestros hijos, en esencia, el equilibrio entre lo que este mundo nos ofrece y lo nosotros le devolvemos.
P.D. ¿Comerás foie-gras esta Navidad?
Algo ya hemos avanzado, ¿o tendrás sesos rebozados como entrante?
IAS