https://youtu.be/c0XaFuNM4v0
Después de la interminable lista de réplicas, en todos los medios, al documental sobre la industria cárnica de «salvados», ni uno solo de ellos hace mención al sufrimiento implícito del cerdo en este sistema de granjas, o a las condiciones deplorables de los trabajadores del matadero.
RTVE- Tejerina; “El sector porcino español es puntero a nivel mundial”.
ANAPORC destaca los logros del sector porcino español de los últimos años frente al programa de Salvados.
ASAJA asegura que España produce carne de cerdo sana y segura para el consumidor.
El Gobierno Murciano dice que el sector porcino cumple escrupulosamente con la legislación en materia sanitaria. (La Vanguardia)
El Pozo declara tener la conciencia bien tranquila, en lo relativo al bienestar animal y la seguridad alimentaria. (Europapress)
Etc., etc., etc.
Cunde la alarma porque la lectura de los seguidores del “follonero”, se hizo en clave de Inseguridad alimentaria. Pero creo que su intención iba más allá. Una cosa es hacer una llamada a la tranquilización de los consumidores, y otra caer en la omnipresente complacencia. Esta, el peor de los defectos en una sociedad progresista que trata de no anquilosarse.
Solo nos preocupa salvar nuestra empresa, nuestra imagen y redundar en las virtudes del sistema.En Francia, documentos como este forzaron el cierre de varios mataderos y la implantación de sistema de vigilancia en todos los demás.
¡Debemos ser más críticos con nosotros mismos!
Indispensable desarrollar nuestra empatía, tanto hacia los animales, como a las personas.
En la misma semana, una nueva alerta alimentaria. Se sospecha que el desencadenante de un caso de meningitis en Madrid pueda tener su origen en el consumo de queso blando de oveja. En este caso, la presunta intoxicación por el consumo de queso de pasta blanda de leche de oveja, de una kooperatiba Gipuzkoana, debo decir que la posibilidad de que la presencia de Listeria pudiera generar una meningitis en alguno de sus consumidores es muy improbable. No obstante, todo apunta a que este ha sido el desencadenante. Diariamente, cualquiera de nosotros puede consumir alimentos con presencia de Listeria, eso sí, en cantidades muy reducidas, en muchos de los alimentos que consumimos crudos, como el salmón ahumado, los quesos tiernos, el paté, el foie, etc. Es un germen ubicuitario, que puede estar en cualquier sitio, de origen natural, y que se caracteriza por ser muy sensible a la los tratamiento térmicos. Pero es muy resistente a los desinfectantes ácidos, y que sobre todo, vive relajado a temperaturas de refrigeración. A veces, en las plantas productoras no está en el propio alimento, sino que se hace fuerte en superficies, maquinaria, tablas de corte, etc. de la industria, formando biofilms estratificados resistentes al uso de desinfectantes.
Las alertas alimentarias deben de mejorar mucho en cuanto a su tratamiento mediático. Generalmente, suelen centrarse en titulares alarmantes, que basados en presunciones, no acaban de aclararse finalmente por parte de las autoridades sanitarias. La norma es que después de emitida la alerta, cuya finalidad es informar a la población en general para evitar el consumo de lotes de producción presunta o efectivamente peligrosos para la salud, esta genere una alarma social que retrotrae al consumidor en la compra de alimentos iguales o similares al investigado. Mientras se realizan los ensayos pertinentes, se analizan los resultados obtenidos y se sacan conclusiones al respecto, las perdidas crecen exponencialmente, se quiebra la confianza del consumidor y, lo más importante, no se hace público con el mismo empeño, el alcance de la crisis, el pronóstico final de los afectados, ni las medidas correctoras instauradas para evitar una nueva crisis. Suele ser el tiempo, el que con su paso, va permitiendo que los hábitos de consumos se normalicen, pero el listón de la credibilidad del ciudadano-consumidor nunca vuelve a ser la misma.
Debemos alejarnos del alarmismo para centrarnos en la información, y después en la formación.
Un consumidor formado sabrá hacer una correcta lectura de las alertas y no caerá en un alarmismo infundado, que provoca graves daños sobre todo en los pequeños productores.
En conclusión; El tratamiento mediático de las crisis alimentarias debe priorizar la información comprensible y la tranquilidad del consumidor. La complacencia no es una respuesta adecuada para evitar las malas interpretaciones del consumidor en los temas relativos a la seguridad alimentaria. La revisión de los sistemas de explotación de los animales de abasto, es una asignatura pendiente, tanto para la granja del sector primario, como para la industria de sacrificio y elaboración, como para las autoridades, y sobre todo para el consumidor. El bienestar animal debiera estar entre una de sus prioridades en cada uno de los estamentos antes citados.Este es el camino hacia la empatía con «ellos”. Animales productores en condiciones de bienestar. Pero vivimos en un sistema capitalista en el que el libre mercado manda. Por tanto será indispensable caminar en un doble sentido:
1-Estimular la demanda de alimentos acreditados y reconocibles como bondadosos hacia este bienestar.
2-Educar a nuestros hijos en la conciencia empática de una relación respetuosa hacia estos seres sintientes. Aunque no los comamos.
IAS
Es tan fácil como dejar de comer carne: eso sí ayuda al bienestar animal. Y a la salud. Y a la sostenibilidad. Y…
Sí, pero ese es un salto de gigante que este momento e imposible. Debieramos reconvertir un 50% de la industria alimenticia. Algunos de los defensores del bienestar animal, somos consumidores ocasionales de carne. Me conformo con evitar el sufrimiento gratuito, por el momento.