Este martes pasado estuvimos entre los 1000 invitados que el hotel Barceló Nervión reunió para su reinauguración. Creo que todos los que asistimos a esta convocatoria salimos más que satisfechos de las reformas efectuadas, el nuevo diseño y sobre todo del excepcional catering que nos sirvieron. En dos palabras: Innovador y multitudinario.
Y esto último puede parecer que no es una cualidad sobresaliente en términos gastronómicos, pero este espacio está dedicado a la seguridad alimentaria, y por tanto, multitudinario y seguro, son dos de los calificativos más brillantes que pueden elogiar a un establecimiento de restauración que tiene capacidad para cocinar y servir un convite de más de 1000 pax.
Una decepción, pudimos ver todo el nuevo hotel, pero nadie se interesó por la cocina. Porque si hablamos del hotel más grande de Euskadi, también debemos decir la cocina mejor diseñada y con mayor capacidad de carácter urbano. Sí, el corazón que permite elaborar catering de esta envergadura, y que como si se tratase de La sala de maquinas del Titanic, a nadie de los vip-invitados les estimulaba la posibilidad de ensuciarse de grasa.
Aunque creo que para ello debemos primero suscitar algo de interés. Nadie puede aquí, y hoy menos que nunca, invitar a más de 1000 comensales en un mismo evento y sin que le tiemble el lito.
P.D. Quizás en una próxima ocasión os proponga una visita virtual a la cocina con sus planos.
IAS