Después de más de dos semanas en el sureste asiático, dos cosas he echado de menos a la hora de sentarme a la mesa,el pan y la leche.Y es que fuera de los países de cultura occidental, la revalorización de algunos alimentos que aquí, son baratos y accesibles, como el pan y la leche, se produce por su ausencia.No he conseguido en estos días, una pieza de pan que se acercará ni de lejos a lo que llamamos una barra de pan.Y el sustituto,el arroz, no marida de la misma forma con todos los acompañamientos gastronómicos, como él.Por otro lado, la leche, en cualquiera de sus presentaciones o derivados es sustituida por un fluido similar a la leche condensada.Descifrando en el etiquetado sus ingredientes, deformación profesional, tenía de todo menos «leche de vaca».
Todo esto nos conducía cada mañana, y os juro que soy capaz de comer cualquier cosa, a un liturgia gastronómica nada parecida a lo que llamamos desayuno, donde ante una taza de café de puchero muy digna ,podía acompañarse de un plato de arroz, fideos o sopa picante, y si me apuras, unos insectos fritos.Tu estómago tiene una sensación de no saber qué hora del día es, y nada tiene que ver con el jetlag.En conclusión, viajar te ayuda a mirar con otra perspectiva las cosas que diariamente nos rodean y que minusvaloramos por factores múltiples.
Pero el motivo de este post ,no era comentar ningún aspecto filosófico, sino exponer que me temo que tanto la nueva legislación que acaba de aprobarse por parte del legislativo para los productos lácteos, como la que se está preparando para el pan,solo se asoman tímidamente al imprescindible cambio de paisaje normativo que exigen ambos sectores.
Por una parte,el nuevo Real Decreto de la leche, nos aclarará el origen de esa leche.Esto es,el etiquetado de la leche y los productos lácteos elaborados en España deberán identificar el “país de ordeño” y el “país de transformación” de la leche utilizada como materia prima.Y se aplicará a todos los derivados lácteos que cuenten con la leche como primer ingrediente.
Cuando el país de ordeño y/o de transformación sea exclusivamente España, siempre deberá indicarse “España” y no se podrá sustituir por la expresión “UE”. Sin embargo, cuando la leche no sea exclusivamente española, tendrá que indicarse “País de ordeño” y “País de transformación”, seguidas del nombre del/los Estados Miembros (EEMM), o “UE”, “fuera de la UE”, “UE y fuera de la UE”. De esta forma, la etiqueta de estos productos distinguirá claramente la leche ordeñada y transformada en España.
Pero creo que la localización del productor es un tema ya tan manido, que a estas alturas, los intentos de todo tipo para resaltar sobre esta cualidad, han demostrado con mayor o menor éxito que es un tema «superado» por el consumidor.Ya ha adoptado la opción de compra a este respecto, y por tanto la nueva ley no le aporta nada.
Por otra parte, mientras se actualiza, después de 34 años de vigencia, el decreto sobre el pan me temo que va adolecer del mismo modo de una obsolescencia no programada antes de su nacimiento.Abordará, temas inexcusables como el uso real de ingredientes integrales o los diferentes tipos de cereales usados y su nominación en función de esto; pan 100% de trigo ,centeno,espelta, pan de triticale, centeno si solo está al +50%, o pan de avena,cebada, maíz, arroz,sorgo,quinoa cuando al menos tienen +20% de estos más exóticos.
Pero pasa de puntillas en aspectos mucho más relevantes como sobre la denominaciones artesanales,»si el factor de manufactura es mayor que el mecanizado» , o la «masa madre», elemento estrella en la alquimia de los panaderos en este siglo (anteriormente era como explicar que el agua es clara, es decir obvio),pero alguien lo puso de moda y después nacieron mil formas de engaño.
Resumiendo, creo que estas nuevas normativas debieran haber llegado más allá, para defender al productor primario en el caso del ganadero, que por mucho origen que reseñan en la etiqueta no le pagarán nunca más allá de 50 céntimos el litro.Y el panadero de obrador, que aún nos ofrece el pan que dura más de dos horas, y que ha vivido en estos 10 últimos años los más duros de toda su historia por el ataque sangriento de los productores gigantes de masas congeladas, que además de abaratar el producto hasta banalizarlo, además se instalaban frente a su casa.
Por último,como las críticas al sistema siempre me han parecido gratuitas, creo que habría caminos más sencillos para mejorar estos decretos.Primero, autorizando la venta de leche cruda ,que permitiría por fín desligarse de las empresas transformadoras a los ganaderos.Sí,ya sé que las opiniones técnicas son contrarias a estas medidas, pero la audacia es el único camino para el progreso.Y segundo, diferenciando de forma taxativa el pan de cocción directa del pan a partir de masa congelada.La diferencia está en la masa madre y sus levaduras.
Siempre acabo pensando que el legislador trata a los consumidores como niños, protegiendolos en exceso, cuando hoy el consumidor está más que preparado para decidir sobre la oferta alimentaria del siglo XXI.
IAS