El nuevo chivo expiatorio español

No es el perro en el Madrid político el mejor amigo del hombre sino el chivo expiatorio. Y estamos ante uno que crece y mueve la cola.

Leí hace unas semanas el reportaje que Joaquín Barbavío les hacía a cuatro señorones que habían sido ministros del general Franco. El periodista los había convocado en una suite del hotel Ritz de Madrid a 48 horas de un aniversario más del fallecimiento del dictador. Tienen mucha edad y están retirados de la cosa pública, pero siguen la política y opinan sobre ella. Se trata de Licinio de la Fuente, José María López de Letona, José Luís Villar Palasí, Alberto Monreal y Fernando de Liñán.

El entrevistador hacía hincapié en que los cinco exministros no hablan de política, pero Licinio de la Fuente planteó la cuestión de las autonomías. Recordó que en su época de diputado luchó incansable por otra redacción del título VIII de la Constitución. Achacó muchos de los males de hoy a la cesión de poderes a las autonomías. Todos estaban de acuerdo en que el coste de las autonomías supone un lastre político y económico difícilmente superable si no se reordena su funcionamiento.

Entiendo la argumentación. En el caso de Licinio de la Fuente un día me lo presentó José Bono en uno de estos constantes desayunos madrileños. “Don Licinio es de un pueblo de Toledo que se llama Noé y cuando Franco lo hizo ministro metió a medio pueblo a trabajar en las oficinas y al Ministerio lo llamaban El Arca de Noé”. “Es que entonces había mucha miseria” contestó el exministro. Y se quedó tan fresco.

Otro periódico de Madrid regala cada viernes una película. La semana pasada tocaba “Los autonómicos”. Aniceto es un alcalde de un pueblo de Madrid que quiere que su municipio se convierta en una Comunidad Autónoma y a esto se le opone el senador Calandre, lo que desata una guerra. Ni que decir que se trata de una parodia del estado de las Autonomías.

Por su parte el ex ministro de Defensa Eduardo Serra, presidente de la Fundación Everis, le acaba de entregar al rey un informe en el que cien expertos y empresarios plantean una regeneración económica, social y política donde se habla de la inseguridad jurídica que produce el actual modelo de estado y la organización administrativa. Preguntado sobre ello, contestó: “La mayor parte opina que el actual modelo de Estado no es sostenible. Hay determinados elementos que no pueden continuar: Por ejemplo, la inseguridad jurídica que dan 17 parlamentos legislando diarreicamente. La rotura de la unidad de mercado y la falta de seguridad jurídica van en contra de la prosperidad y del fin de la crisis”.

Finalmente reseñar también como Rajoy acaba de denunciar que “las patologías autonómicas lastran la recuperación” y Emilio Botín ha lamentado “la superposición de competencias y regulaciones”.

Traería más testimonios pero la importancia de lo expuesto nos ilustra cómo el hecho autonómico se ha convertido en el chivo expiatorio de la nueva situación.

Ante semejante ofensiva conviene recordar tan solo, dos cosas. En 1978 no había en el Estado español más demanda de autogobierno que la vasca y la catalana e insinuada, la gallega. El café para todos fue una estrategia que quiso diluirnos en la achicoria para todos. Treinta años después son los que apostaron por algo tan absurdo como una autonomía para Madrid y Murcia los que se llevan las manos a la cabeza. Y, en segundo lugar, hay que destacar como a Madrid están empeñados en convertirla en el centro neurálgico no solo administrativo, sino económico, financiero, turístico, mediático y en la quintaesencia de lo español y, ante eso, lógicamente el estado autonómico sobra. A las ciudades estado, les molesta la competencia. Madrid es hoy España. Su España.

Euzkadi es una nación sin estado. La Constitución española habla de “nacionalidades y regiones” sin decir qué es una nacionalidad ni que es una región en un estado en el que conviven distintas nacionalidades que no puede organizarse sobre el principio de unidad nacional, exclusiva y excluyente.

“¿No es un poco exagerado lo que dices?”, me preguntaba un dirigente socialista. “No creo -le contesté- y te voy a poner dos ejemplos de ésta semana sin meternos en lo económico. Mira, presentamos una iniciativa instando al gobierno a reconocer a Kosovo ya que 24, de los 27 estados de la Unión Europea, lo han hecho. Nos dijeron que no y que su postura no tenía nada que ver con las demandas de autogobierno de Euzkadi y Catalunya. Y ahí tienes los papeles de Wikyleaks diciendo lo contrario. Y otro ejemplo. En una semana han muerto Xabier Lete y Enrique Morente. Los dos máximos referentes en su ámbito. Lete solo fue noticia y muy destacada, en Euzkadi. Con Morente abrieron informativos, editoriales, páginas y páginas, un resumen en TV-2 y un reportaje en Informe Semanal. Lete no era cultura española. Morente, sí”.

Fríos muy gélidos nos bajan de la sierra de Guadarrama. Treinta y dos años de Constitución no han servido para hacer de la piel de toro un estado plurinacional ni plurilingüe. De ahí que cada vez se admita menos nuestro protagonismo político en Madrid actuando como bisagra ante la ausencia de un verdadero centro político español. De ahí nuestra gran prevención ante una nueva mayoría absoluta del PP. La de Aznar nos dejó vacunados para tres generaciones. Y es que sabemos por experiencia como acaban siempre los chivos expiatorios, el nuevo animalito de compañía madrileña en estas navidades.

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