EL MINISTRO AL QUE LE GUSTA CINE DE BARRIO

Lunes 17 de agosto de 2015

El pasado domingo apareció en El País una entrevista con el nuevo ministro de educación, Iñigo Méndez de Vigo, quien ha sustituido a Ignacio Wert, nuevo embajador en Paris  ante la OCDE.

Titulaba el periódico la entrevista de la siguiente manera: «Voy a quedar con Gabilondo por el pacto educativo». Es decir, aquí solo existe el PSOE  a la hora de hacer política educativa. El bipartidismo de la Casta que denuncia Podemos.

Méndez de Vigo ha sido estos últimos cuatro años secretario de estado para la Unión Europea bajo la férula de un García Margallo que no se ocupó mucho de él cuando hace cuatro años quedó compuesto y sin novia. Tuvo que intervenir Miguel Arias Cañete para rescatarle de la bruma  y el buen hombre ha hecho un trabajo aseado, porque conoce bien el funcionamiento del Parlamento Europeo, pero que no pasará a la historia  por su especial protagonismo ni por planeamientos novedosos. El trabajo de un discreto funcionario.

Como ministro está encantado  de su nuevo cargo. Lo importante es servir a España desde el cargo de ministro. y se le nota, pero no podrá  hacer gran cosa pues hacerlo sería enmendar la plana a Wert y  a su nefasta política con la que en el fondo está de acuerdo.

Don Iñigo nació en Tetuán en 1956 y su hermana es directora del CNI, siendo él además marqués de algo.

Yo le solía decir  en la Comisión Mixta cuando comparecía que en lugar de Méndez de Vigo se  debería apellidar Méndez de Madrid pues para él lo único que existe en el mundo es la gran Administración española. Se vio cuando compareció en el Parlamento Vasco para hablar de Europa y las reivindicaciones de Escocia, Catalunya y Euzkadi. Eso sí. Vino, saludó a todos de manera caballerosa, pero lo que dijo no difería en nada a lo que hubiera dicho el Cid Campeador.

Y es normal que en relación al cine le guste ese programa de TVE llamado Cine de Barrio. Y es normal que en su concepto de venta de la Marca España figure la gastronomía y haga publicidad de El Celler de Can Roca. Y habla bien de la gestión del Museo del Prado olvidando que ahí está Miguel Zugaza que ha convertido un gallinero en una máquina de eficiencia. Y comenta como  descolgó el cuadro de Unamuno en el despacho del ministro  porque lo consideraba tenebroso y estaba en un sitio oscuro y ha puesto el de Valle Inclán menos comprometido políticamente.

Él dice que también en las prórrogas se meten goles y él está en prórroga. Pero nada va a poder hacer para que los desaguisados de su predecesor puedan ser arreglados. Eso sí, será mucho más amable que Wert y sonreirá más, pero eso a fin de cuentas solo sirve para el marketing, no para que las cosas funcionen.