Miércoles 26 de junio de 2019
Estamos recordando estos días el 80 aniversario de la llegada de la primera expedición vasca de exiliados a Venezuela. La guerra mundial estaba en ciernes y tuvo que haber gentes que movieran el asunto.
Veamos cómo fue esta historia.
Y es que Venezuela sigue siendo referencia imprescindible en la historia del exilio vasco. La petición venezolana de que fuesen militantes del PNV y con oficios y profesiones específicas la mayoría los que ingresasen en aquel país marcará du¬rante casi cuatro décadas el carácter de la comunidad vasca.
Hablamos del PNV porque la embajada de Franco se había encargado de decir que los republicanos, perdedores de la guerra, eran todos comunistas y como los del PNV eran católicos, las autoridades venezolanas hacían esa salvedad. El Gobierno Vasco hizo lo posible para que en los contingentes a salir primaran otras características como el tipo de mano de obra que necesitaba en aquel momento Venezuela. Para que no hubiera discriminación alguna.
Hay que recordar que el Gobierno de Aguirre estaba compuesto por nacionalistas, socialistas, dos republicanos, un comunista y uno de ANV. Era pues obligado hacerlo así, pero sin dejar de tener en cuenta que la propaganda franquista había hecho mella en las autoridades venezolanas que venían de la dictadura de Juan Vicente Gómez, fallecido en 1936. Gobernaba su ministro de Defensa Eleazar López Contreras y a éste le sucedió asimismo su ministro de defensa Isaías Medina Angarita.
Pero, no solo la ideología nacionalista marcó el carácter en el verano de I939, los miembros nacionalistas del Gobierno Vasco y la dirección del PNV se reunieron durante tres días en París para decidir cómo debía ser aquella emigración y que uno de los asistentes, Jesús María de Leizaola, resumió en nueve puntos:
«Apoyo a la emigración para la colocación industrial y comercial.
Fundación de empresas económicas, que sean complemento de la economía de Euzkadi.
Solo se enviará gente con características de profesiones y oficios económicos. Resolver las dificultades que pue¬da haber es economía y comercio, no política.
Enviar gentes que puedan resolverse fácilmente la vida, para, si nos faltan medios para mantener las instituciones, tengamos donde acogernos. Se debe ir a la creación de una flota de comercio, pues tenemos
1.800 marinos, entre ellos, 108 capitanes y toda la plantilla de nues¬tra marina mercante.
No debe haber delegados ni representación oficial. La historia de la guerra de los vicuñas en América del Sur; demuestra que no se puede ir con afanes imperialistas. Soy partidario de que se¬pamos entrar allí como en casa ajena, y proceder de tal modo, que no demostremos ser un cuerpo especial y creyéndonos superiores a nadie. No ir con es¬píritu de superioridad. No vayamos a crear una verdadera xenofobia.
Las familias dispersas no crean ningún problema. Lo que crea los problemas es la Organización, y tengo mucho miedo de que va¬yamos a esto.
Que nadie lleve ninguna representación, para que no tengan el pretexto de meterse en los negocios particulares de los vascos.
La propaganda que se haga debe estar hecha desde Francia, y las relaciones con aquellos que se lleven desde Anglet”. (J.M. Leizaola: Conclusiones)
Los primeros contactos
La historia comenzó cuando, en 1938, Jesús María de Leizaola, consejero de Justicia y Cultura del Gobierno Vasco se reunió en París con el represen-tante para Europa del Instituto de Emigración venezolano, Eduardo Monsanto. A finales de aquel año, se había formado en Venezuela un grupo de presión que inició una campaña favor de la inmigración vasca integrado por intelectuales como Miguel Otero, Andrés Eloy Blanco, Jovito Villalba, Arraiz, Gonzalo Salas o Rafael Pizzani.
Dentro de esa campaña, el 14 de mayo de 1938, el doctor Simón Gonzalo Salas presentó un informe titulado Inmigración Vasca para Venezuela. Parte de este fue editado en forma de folleto del que se hizo una tirada de 2.000 ejemplares. El informe de Gonzalo Salas dio lugar a duras críticas de los pe-riódicos falangistas, caso del Diario Hierro de Bilbao.
En 1938, se habían producido asimismo dos hechos de singular importancia. Por un lado, Venezuela reconocía al Gobierno de Burgos (franquista). Por otro, se aprobó el Plan Trienal que debía marcar la actividad del régimen de López Contreras en los próximos años. En el Punto 7 de ese Plan, se decía: «Nuestra demografía es estacionaria y por consiguiente necesita aportes de sangre nueva que promuevan su favorable crecimiento. Venezuela no será jamás un gran país sin un paralelismo armonioso entre su potencialidad eco-nómica y el factor humano». Con la puesta en marcha de este Plan, se creaba el Instituto Técnico de Inmigración y Colonización.
En este marco, se produjo el informe del doctor Gonzalo Salas. Este partía de la premisa de la necesidad que tenía Venezuela de una inmigración procla-mada en todos los medios de comunicación y recogida en el Plan a que ha-cíamos alusión: «La inmigración es pues una necesidad que no admite discusión; y no la admite, porque no nos decidimos a afrontar el problema y a resolverlo de manera metódica y racionalizada, tal vez estemos conde¬nados a desaparecer del concierto de los pueblos libres”.
Simón Gonzalo Salas defendía una emigración homogénea y políticamente moderada (que debía, por un lado, compensar el temprano reconocimiento del régimen franquista y, por otro, no avivar las iras de los influyentes sectores anticomunistas). Se daba cuenta que una inmigración incontrolada podría hipotecar el país y ponía, como ejemplos negativos, los de Argentina y Brasil. Por el contrario, era partidario de lo que calificaba co¬mo experimento australiano.
En un momento de su Informe, Simón Gonzalo Salas se preguntaba, ¿Dón-de están esos emigrantes?: «Esos emigrantes son por ahora 80.000. Son vascos y están en la actualidad en Francia, deseosos de venir Podría decirse que hoy están huérfanos de su gran Patria y acogerían a la nuestra con el músculo y con el corazón. Están exentos de tutelaje extranjero y, por tanto, con ellos está salvado el más grave inconveniente cuando se presente el problema de la inmigración».
De los vascos exiliados, Gonzalo Salas se centraba en concreto en los pertenecientes al Partido Nacionalistas Vasco: «La ideología político-social del PNV no se amolda ni con la concepción marxista de las sociedades humanas, ni con la mentalidad petrificada del elemento conservador, enemigo de toda innovación justa y ajeno a los principios de una jus¬ticia social bien entendida”.
No fueron éstas las únicas gestiones. El embajador de Venezuela en Cuba, Alberto Smith Zárraga, amigo personal de un exiliado vasco, el doctor Luis de Aranguren, realizó gestiones directas con el general López Contreras con los mismos fines señalados anteriormente.
Muy interesante tu comentario. Me gustaría saber si se va a hacer algún homenaje, no sólo a los que llegaron en Julio en la expedición organizada, sino también para los que llegaron meses antes, como mis aitas, y que creo están un poco olvidados.
yo Iñaki no te voy a leer los artículos de Venezuela, en primer lugar porque no me contestas nunca al ¿por que llegaron los chavistas al poder? y en segundo lugar por lo de siempre porque los que se marcharon corriendo fue por aquellos de entre Dios y el dinero lko segundo lo primero.
Como dijo aquel que mas tarde fue senador, en el Anaitasuna, que volvia del exilio, los verdaderos exiliados fuimos o fueron los que se quedaron aquí.
«Juanito, cuando termine esto ya os pagaremos todo», Juanito se sonrio.
Jose Antonio y Manu siempre que iban por aquel pueblo daban los mitines en las fabricas de la familia Juanito
La plana mayor del PNV y los restos del gobierno autonómico vasco presidido por Aguirre, reunidos en París, durante 3 días, en el verano de 1938…¿de dónde procedían los fondos de financiación?
Si se han publicado detalles sobre ese asunto de los medios económicos que aún controlaban el PNV o Aguirre y sus consejeros en el verano de 1938, se han divulgado poco.
Todo llegará, hasta el conocimiento de los recursos manejados por Aguirre y por el PNV, perdido Bilbao y todo el territorio vasco en 1937.
Salud y saludos.
“Mejor si no vienen”: El exilio vasco en Venezuela (I/II)
http://www.euskonews.eus/zbk/735/mejor-si-no-vienen-el-exilio-vasco-en-venezuela-iii/ar-http://www.euskonews.eus/zbk/735/mejor-si-no-vienen-el-exilio-vasco-en-venezuela-iii/ar-0735015001C/
Que no sólo del Informe de Simón Gonzalo Salas hay que beber, en ese asunto de la emigración vasca tras la derrota de Aguirre y sus batallones a manos, en buena parte, de los carlistas.
Quien dijo aquello de los exiliados en su propia tierra fue D. Pedro de Basaldúa, que vino del exilio para la Asamblea de Iruña en marzo de 1977. Y lo dijo con carácter constructivo y no despectivamente como tú. El Chavismo llegó al poder después de un golpe de estado porque engaño al personal que democráticamente le votó pues dijo que iba a acabar con la pobreza y la corrupción. Hoy la pobreza se ha disparado a la estratosfera y estamos ante un régimen narco-corrupto como es el de Maduro.
Estimada Miren. Tienes razón. Están olvidados porque han pasado 8 décadas, a las actuales generaciones no les interesa nada la historia, y los distintos gobiernos de Euzkadi no han tenido la menor sensibilidad. Aunque hoy hay en el Archivo Nacional una exposición bastante escasa. Si tienes documentación y fotografías, lo mejor sería que lo donéis para que no se pierda y alguien en su día pueda rehacer aquella historia. Un abrazo. Iñaki
Tuvimos un gobierno ejemplar, unido en la diversidad en medio de la derrota absoluta. Dieron años de su mejor vida por lo colectivo y hoy todavía recogemos frutos de aquello; que a nadie se le escape esto. Aguirre y los suyos, sus consejeros de otros partidos, su partido, hicieron que hoy todavía sigamos siendo un pueblo todavía no asimilado y mas demócrata que muchos otros que la historia los marcó de otra manera.
Les debemos mas memoria, mas agradecimiento.
Eskerrik asko