No nos olvidemos de Mitxel Unzueta

Viernes 25 de octubre de 2019

Considero un error que el cuarenta aniversario del Estatuto de Gernika (25 de octubre de 1979) no haya tenido un acto institucional en el Parlamento o en el Gobierno Vasco, o en Gernika. Porque aquello fue un hito en el marasmo en el que vivíamos, manteniendo además un Gobierno Vasco en el exilio, una ETA que mataba y una economía que iba a pique. Si nosotros, el nacionalismo vasco institucional, no valoramos lo que tenemos, no honramos a quien se dejó la piel en el intento (muchos de ellos ya fallecidos), no lo va a hacer nadie y además perdemos una ocasión de hacer pedagogía democrática hacia las nuevas generaciones que no tienen ni idea de lo que pasó.

Sí, ya sé que el estatuto es un texto de hace cuarenta años y que está sin cumplir en las partes de jabugo que tiene (pensiones, prisiones, crédito…) pero por eso mismo hay que reivindicarlo como un hito y usar la cabeza e ir a por más.

Desde luego aquella generación que lo logró y defendió sabía mucho más a la hora de hacer política que quienes creen que repitiendo una matraca de horizonte lejano olvidando que aquellos logrado lo logrado dejaron abierto el Estatuto con su famosa fórmula de “no significa renuncia alguna a lo que, en virtud de su historia….”

Desde luego este PP con tijeras, este PSOE errático e incumplidor que además se asusta por todo, esta Bildu que lo considera un estatutillo, pero bien que se aprovechan de él, nunca van a hacer nada para reconocer nada y mucho menos para desarrollarlo y, en ese contexto vamos nosotros y caemos en la trampa para elefantes, nos ponemos exquisitos y no lo celebramos como una gran conquista. Una pena y una pérdida absoluta de visión política.

Mitxel Unzueta fue uno de los negociadores de aquel estatuto. Está delicado de salud y, por eso, ésta hubiera sido una buena ocasión para reconocerle al portavoz del PNV en el Senado el trabajo realizado. No lo ha hecho nadie. Tenemos una generación en el poder adanista, de corta visión y con pocos sentimientos. Lo lamento.

Por eso reproduzco la segunda parte del trabajo que Mitxel les redactó a los autores del libro “Estatuto Vasco”, Kepa Bordegaray y Rober Pastor en relación con lo que acababan de conseguir.

“Pero si el concepto del Estado-nación ha forzado el nacimiento de los sentimientos y reivindicaciones autonomistas, también debe¬mos hacer un serio análisis de la forma y manera en que se aborda el proyecto autonómico. No puedo ahora extenderme acerca de otro mito que en torno a la autonomía se produce en Euzkadi: el de¬ que la autonomía es monopolio de una clase social, única legitimada para construir el nuevo orden social de Euskalerria. Esta es otra abstracción tan peligrosa para los vascos como la del Estado-nación.

Nuestros ilusionados jóvenes, de puño en alto y pintada en pared, deben empezar a comprender que el credo marxista les mantiene también encorsetados a una estructura que, indefectiblemente, tiene que terminar en la negación de las libertades; no otra es la realidad en los países que rezan ese credo.

Sí me referiré, en cambio, al peligro de concebir la autonomía como una simple transformación o miniaturización del ideal que ha significado el Estado-nación. Si bien es cierto que el sentimiento autonómico se desarrolla por oposición a una determinada concep¬ción del Estado, no menos cierto es que el reconocimiento que está alcanzando en los actuales momentos europeos se debe, precisamente, a la crisis que provoca la escasa operatividad del estatalismo prece¬dente. En estas circunstancias pienso que sería un error conceptual y pragmático del autonomismo el practicar transposiciones miméticas, lógicas en los momentos del apogeo del Estado-nación, pero no en los de declive del mismo. El entorno ideológico y estructural de Europa y del Estado cuando surge el Nacionalismo Vasco tiene muy poco que ver con el actual (igual consideración se puede hacer con relación al Estatuto de 1936).

Hoy, por encima del Estado-nacional, grandes organizaciones de decisión pulverizan su cacareada soberanía política. Como señala, por poner un ejemplo, Gonzalo Sáenz de Buruaga, «por dejado de aquel Estado, con conjunto heterogéneo de entidades subestatales insisten en no tolerar la soberanía estatal, exigiendo poderes compartidos y políticas pactadas, no impuestas». (Curiosamente, estas expresiones nos acercan a algunos conceptos de la foralidad tradicional.)

Las recomendaciones financieras y fiscales del Fondo Monetario Internacional, la política monetaria, las medidas para reducir la inflación o el paro, son ejemplos en los que delicados mecanismos internacionales se imponen a la voluntad de los Estados; las políticas nuclear, energética, o defensiva, confirman lo expresado.

Estas realidades nos obligan a los vascos a una meditación sobre las autonomías. No me parece fácil sostener hoy una concepción estática. La autonomía nos va a dotar de unas nuevas estructuras políticas, que nos van a permitir dos cosas: vertebrar el pueblo vasco, cohesionarlo y convertir en realidad profunda lo que proclama el artículo primero del Estatuto; en segundo lugar, tener una presencia activa en el proceso de estructuración del Estado y de Europa.

Desde hace tiempo me han preocupado los textos e indagaciones de los tratadistas europeos y europeístas. No resisto el transcribir algunos:

«La unidad política ya no se define en términos de límites, sino en términos de irradiación; ya no se define por su independencia, sino por la naturaleza y la estructura de sus relaciones de interde¬pendencia.»

«Preferimos esta libertad modesta, pero real, a la embriaguez de la independencia, absoluta pero ilusoria, de que se jactan los Esta¬dos-nación.»

En la futura Europa queremos unir «hombres, y no Estados». Trabajar en torno a estas concepciones, buscar su aplicabilidad a) caso vasco, nos reporta una oportunidad interesante, sin que esta función de adaptación suponga renuncia a los principios del nacio¬nalismo vasco.

Arana y Goiri luchó por la defensa de la identidad nacional vasca; lengua y cultura constituyeron ejes de su acción. La procla¬mación de que Euzkadi es la patria de los vascos, en lo político, supo desarrollarla con una cuidada elasticidad, consciente de que ante todo y sobre todo lo que contaba y cuenta es el pueblo, su conciencia colectiva; de esta forma, tanto sus reivindicaciones independentistas como de los Fueros, quedaban matizadas en virtud de un estudiado posibilismo. Arana Goiri luchó por un pueblo, no por una aventura política.

Aguirre y Lekube supo, como pocos, lo que es tener que compa¬ginar ideales con necesidades. Alguien debiera seleccionar sus textos ideológicos. Por mi parte, repito unas palabras suyas, ejemplo de cordura y sensatez:

«No somos los únicos que en el mundo han pasado por trances semejantes, ni seremos tampoco los que cerremos este capítulo de las desdichas humanas. Al levantar nuestras banderas de libertad y de justicia, en defensa contra una agresión que no podía tener justi¬ficación moral, continuamos la historia de nuestro Pueblo, poco pro¬picio a soportar el yugo que impone la violencia.»

«Así fueron nuestros padres, y en nuestros días no hemos hecho otra cosa que seguir su ejemplo»… «La Historia continúa y se per¬fecciona, porque nuestro pueblo, con su conducta contemporánea, ha incorporado definitivamente al acerbo cultural de toda la Humanidad unos elementos positivos de pensamiento y de acción, una manera de reaccionar ante los problemas de la vida»…

«…Ni hemos desertado de la tradición, ni queremos contradecir nuestra historia, sino antes bien, queremos ser un pueblo aferrado a los viejos materiales que tan abundantes nos legaron nuestros ante¬pasados, pero al mismo tiempo un pueblo nuevo que se remoza cada día, tomando lo mejor de cuanto nos rodea, acomodando a nuestra manera de ser lo actual y lo más moderno, logrando la síntesis, esa síntesis humana en la que reside la particularidad del caso vasco.»

«Somos un pueblo incorporado al mundo que viene y no al que se fue, con la singularidad de que todos los fundamentos esenciales del pasado, basados en nuestra tradición democrática y social, nos sirven de excelente plataforma para dar cara a los problemas del día y pedir nuestra «alta» ante los pueblos preparados a comprender y asimilar lo que el futuro nos anuncia”.

Toda una lección de conciencia de pueblo, de identidad nacio¬nalista y de ilusión de futuro.

Por mi parte, termino este bosquejo de autoconfesión ideológica. Quisiera que fuera útil para comprender la parte que me pueda tocar en la gestión política desarrollada.

Sin embargo, mis últimas líneas deben ser de agradecimiento a Kepa Bordegarai y Robert Pastor, no tanto por haberme metido en este lío de participar en el prólogo de un libro, como por la pacien¬cia que han tenido conmigo en su constante quehacer periodístico. Tengo la mala conciencia de no haber correspondido siempre a sus desvelos informativos en favor de «Deia», del pueblo vasco. Creo que han comprendido que en ocasiones, después del fatigoso quehacer parlamentario, sólo te quedan fuerzas para escaparte a un rincón y reposar un poco. Por vuestra amabilidad, eskerrik asko, pareja.

Mitxel de Unzueta

Portavoz en el Senado del grupo nacionalista vasco

No ha sido una exhumación, sino una exaltación

Jueves 24 de octubre de 2019

Llegó el día pero ha sido un día penoso, en relación con el traslado de Franco de Cuelgamuros a Mingorrubio. Y eso tiene hoy un culpable. Pedro Sánchez que ha querido enmendar la plana a Felipe González y Rodríguez Zapatero que nunca quisieron tocar la aberración que suponía mantener diariamente la exaltación a un genocida, como diciendo, yo sí lo hago. Pero lo ha hecho fatal. Y le ha salido un día de exaltación de la memoria de un dictador.

Ayer me tomé el trabajo de recopilar las iniciativas que hemos tenido en el Congreso y Senado como Grupo Vasco para sacarle a Franco de su injusta tumba. Son éstas. Dos interpelaciones que dieron lugar a dos mociones. Cuatro preguntas por escrito y tres en pleno y dos mociones en el Senado. Todas desechadas. Y fuimos los únicos.

Hemos sido el único Grupo que se ha ocupado de este tema porque ni IU, ni el PSOE lo hacían. Bildu, ni iba. ¿Y qué nos decían?. Que miráramos al futuro, como ahora lo piden Casado y Rivera. Como si fuera incompatible trabajar en pensiones y en luchar contra el paro y subsanar una ignominia. Que a Casado y a Rivera ésto no les importe les define éticamente. Unos sinvergüenzas políticos.

En Francia, en los Inválidos no estaba Petain, ni en Roma en Sant Angelo, no estaba Mussolini. Es cuestión de dignidad, de sensibilidad y de democracia, porque Franco podrá estar fuera del Valle pero el franquismo sigue vivito y coleando, sobre todo en la justicia.

Hizo bien Asirón en sacarle a Mola y a Sanjurjo del Monumento funerario en el centro de Iruña. Eso debería haber hecho Sánchez. Sin tanta parafernalia tratando a los familiares del dictador como si fueran VIPs. Ha sido lo de hoy una vergüenza muy típica de lo que es España y de lo que ha sido la transición española. Una vergüenza.

Y, entre otros, ¿quién ha sido el gran culpable silenciado el día de hoy?. Pues nada menos que Juan Carlos de Borbón ya que Franco, no era ningún caído, tenía su tumba en Mingorrubio y fue el entonces jefe del estado quien decidió lo enterraran en el Valle. Juan Carlos de Borbón.

Y está el hombre muy calladito. Pero él ha sido uno de los grandes culpables con Felipe González que habiendo sacado diez millones de votos, no quiso mover la momia ni los símbolos del franquismo junto a Zapatero y a un Ramón Jauregui, un tipo pusilánime, incapaz de darle el arreón en 2007 para sacar a Franco de su tumba.

Nadie se ha acordado hoy de los miles de fusilados que descansan no en paz en las cunetas frente a esta exorbitante manifestación de poder de un franquismo que sigue ahí.

El Estatuto que llegó volando

Miércoles 23 de octubre de 2019

Las primeras elecciones legislativas democráticas del 15 de junio de 1977 fueron una fecha clave. ETA siguió matando, HB apoyando aquella barbarie y los partidos democráticos tratando de sacar el país del marasmo en el que se encontraba. De ahí que tras las elecciones los elegidos fueran a Gernika y constituyeran una asamblea parlamentaria encargada de redactar el borrador de un estatuto de autonomía y, para preparar ésta, se creó un órgano preautonómico en febrero de 1978 encargado de sentar las bases de lo que iba a llegar. Fue algo tan clave que quien fuera miembro de aquel Consejo, en sustitución del fallecido Ajuriaguerra, Juan José Pujana nos comentara que no entendía que nadie lo hubiera recordado en la fecha redonda de su cuarenta aniversario pues fue una iniciativa muy importante y fundamental para canalizar democráticamente un país en carne viva frente a los cantos de sirena de ETA y sus epígonos. Aquel Consejo lo llamaban el Hamaiketako porque era el aperitivo de lo que vendría después que era el estatuto. Pero al parecer aquello no existió. En Catalunya, el regreso de Tarradellas con su “Ja soc aquí” lo han recordado hasta la saciedad, cuando ese hecho fue consecuencia del protagonismo de una persona que volvió del exilio pidiendo permiso y sin pasar por Barcelona, frente a lo vasco que fue una acción colectiva y sin tutelas.

Uno de los diputados elegidos por UCD en Bizkaia fue el bilbaíno Juan Echevarria Gangoiti, tío de la ex diputada y miembro del CGPJ Margarita Uría, quien en 1957 obtuvo la cátedra de Teoría Económica de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Bilbao, de la que fue decano y luego Rector hasta 1976. Profesor de Juan José Ibarretxe, Joaquin Leguina, Manuel Chaves, Revilla, Ansotegui y Mª Carmen Gallastegui y colega de Xabier Arzalluz así como de generaciones de economistas, miembro de la Sociedad Bascongada de Amigos del País, Académico Supernumerario y de Número, con media docena de condecoraciones, diputado por Bizkaia y Consejero de Economía de aquel primer Consejo General Vasco. Él fue quien desempató, tras ocho votaciones, la presidencia a favor de Ramón Rubial en pugna con Juan de Ajuriaguerra, tras una llamada de Abril Martorell que le obligó a ello, manteniendo siempre una exquisita relación con el líder nacionalista y yendo, como parte del Consejo y siendo de UCD a Donibane Lohitzun, a entrevistarse con el Gobierno Vasco que continuaba en el exilio con Leizaola a la cabeza. Otros de su entonces partido, como Chus Viana se negaron a hacerlo. Aquel reconocimiento del Lehendakari y su gobierno era ya demasiado para algunos, pero aquella foto fue clave.

Convivían por tanto el Gobierno Vasco en el exilio y el recién creado Consejo General Vasco. Uno para mantener la legalidad institucional surgida en tiempos de la República, vencida por el fascismo, y el recién nacido, para preparar el segundo estatuto de autonomía de nuestra historia que se logró en 1979, Concierto incluido. Xabier Arzalluz lo resumía así. ”No estorba Rubial a Leizaola, ni Leizaola a Rubial. Leizaola está donde está como exponente de un gobierno legítimo que los vascos se dieron a sí mismos en trágicas circunstancias en 1936. Y debe seguir, en mi entender, en su puesto, hasta que los vascos vuelvan a darse a sí mismos un gobierno .Confundir un Gobierno con un Consejo General provisional y sin fuerza ejecutiva, más otorgado que negociado, sería una falacia en la que, al menos nosotros no vamos a caer. No hemos estado manteniendo durante cuarenta años un Gobierno en el exilio para liquidarlo al primer guiño benevolente del poder central. Si del proceso constitucional en marcha surge una situación autonómica equiparable por lo menos a la de la República, Leizaola habrá cumplido su misión histórica ,y su legitimidad se fundirá con la nueva legitimidad popular que brote de una Euzkadi reconstituida”.

Es lo que hizo fundamentalmente el PNV porque el PSE abandonó a Leizaola. El EBB resistió la presión de Suárez y su gobierno que quisieron convertir a Leizaola en un Tarradellas cualquiera. Y hay más. Aprobado aquel borrador de estatuto el 29 de diciembre de 1978 se encontraban los parlamentarios y miembros del Consejo en Gernika cuando se enteraron que Suárez había disuelto el Congreso y convocado elecciones legislativas para el mes de marzo. Se miraron y decidieron actuar. Echevarria Gangoiti y Sodupe fueron a la oficina de Correos, por eso de la unidad del estado, para enviarlo a Madrid con esa fecha. E hicieron más. Delegaron en Echevarria Gangoiti alquilar un avión taxi para llevar en mano el texto al Congreso a Madrid .El avión ese día tuvo viento de cola y Echevarria Gangoiti llegó con el tiempo suficiente para registrar el texto donde le esperaba el presidente Álvarez de Miranda. En el bar estaba el representante catalán para entregar el proyecto de Estatuto de Sau, pero el vasco se le adelantó en hora y cuarto. Y por eso el estatuto de Gernika es el primer aprobado, y el Lehendakari y la ikurriña los primeros en el protocolo. Cuando posteriormente Ardanza sustituyó a Garaikoetxea, Pujol esgrimió su mejor derecho para ser él el primero en todo argumentando que llevaba más tiempo de presidente que Ardanza, pero Echevarria Gangoiti habló con el Lehendakari y esgrimieron el BOE y aquello fue definitivo, para cabreo de un Pujol que no entendía como cuatro vasquitos le habían madrugado y podían ponerse delante de él en todos los actos rimbombantes, ikurriña incluida.

Echevarria Gangoiti compareció en la ponencia especial de Autogobierno del Parlamento Vasco en marzo de 2002 y les dejó a los parlamentarios de la época la narración de como se había negociado la famosa Disposición Adicional de la Constitución y una frase clave de Maquiavelo. ”Hay muchas formas de hacerse con el poder, pero solo una para mantenerlo, transigiendo”. Es una auténtica lástima que digamos retóricamente que la cadena no se rompe. Pero ¡que poco nos gusta recordar estas cosas!. Y es la historia de este país, de Euzkadi.