Miércoles 30 de enero de 2019
Gara ha de pagar los platos rotos de Egin. Su cierre fue un exceso injustificable y dictatorial de Baltasar Garzón que la propia judicatura, con el tiempo, dijo que había sido un error. Y ahí se quedó pues le pasó la multa al recién nacido Gara a cuenta de que era su hijuela ideológica.
Recuerdo que nada menos que Luis M. Ansón en su día dijo que ningún periódico debería ser cerrado en una democracia. Eso solo ocurre en las dictaduras. Y ocurrió con Egin y posteriormente con Egunkaria. Y Ansón es el prototipo de la más cavernaria derecha hispana. Tuvo sensibilidad democrática hacia algo que aborrece.
Y no solo eso. La judicatura no respetó sus locales, sus archivos, su rotativa, sus fotos. El implacable y oxidante tiempo ante la negligencia del juez permitió que el polvo y la humedad hicieran estragos en lo que había sido Egin. Hoy es poco lo salvable y en el Archivo Nacional tratan de recuperar lo poco que ya se puede hacer con ese amasijo de restos, sin contar lo que supuso para sus trabajadores.
Pero hay que recordar, ya que Iñaki Soto, su director no lo hace, que fue Deia quien les prestó la rotativa para que editaran su periódico. Hubo denuncia y solidaridad.
Todo aquello fue un exceso, no ajeno a la existencia asesina de ETA que en Egin llamaban Grupo Armada, no banda terrorista y donde publicaban sus comunicados. Pero no por eso hay que cerrar un periódico. Castíguese al delincuente, no a un medio de expresión. Hoy Gara es un diario sectario, aplaudidor de dictaduras, sesgado, incapaz de una mínima pluralidad, solo loa a la Izquierda Abertzale, pero tiene todo su derecho a ser así. Su dibujante Tasio es a veces zafio y cruel. Pero tiene su derecho a ser así.
Hoy le he visto indignado en ETB a su director Iñaki Soto quejarse ante tamaña injusticia, y tenía razón por ello. Estoy de acuerdo con sus palabras. Que ya es difícil, pues no me gustan nada los marxistas leninistas. Pero en este caso, tenía razón.
Pero la misma sensibilidad ante el cierre de Egin deberían haber tenido ante el cierre por ahogamiento del periódico Tal Cual cuyo director, el vasco Xabier Coscojuela había hablado desde Caracas en ETB poco antes de Soto contando lo que malviven en Venezuela bajo una dictadura que ha cerrado y perseguido medios sin haber logrado nunca la menor solidaridad de Gara, ni de Berria medio que además publicaba el martes una impresentable y antidemocrática y mentirosa entrevista del ex embajador Mario Isea. Gara y Berria son medios volcados con la dictadura madurista y nunca han tenido la menor sensibilidad con otros vascos perseguidos y sufriendo la misma represión que sufrió Egin y Egunkaria. Jamás publican nada que se salga de su órbita chavista y eso que el periodista Coscojuela es tan vasco como ellos.
La gran diferencia entre el PNV y Bildu siempre ha sido la misma.
Nosotros condenamos el cierre de Egin, así como las dificultades de Gara y el que El Nacional y Tal Cual donde trabajan vascos sea perseguidos. En democracia perseguir a los medios de comunicación es algo muy grave. Prefiero una libertad peligrosa a una esclavitud tranquila.
Pero Iñaki Soto y Bildu solo se quejan del cierre de Egin y de sus condenables consecuencias.
Una diferencia no menor, que es lo que la gente tiene que saber.
Y vuelvo al principio.
Gara tiene razón en su reclamación, pero no en quedarse solo con su denuncia en algo que a ellos les afecta, sin hacer nada por denunciar la de los demás.
Eso es muy antidemocrático por selectivo.
Todas las libertades son solidarias.