Eduardo Serra y sus planteamientos pre-facistas, neutralizados por Zapatero.

Nunca me ha gustado Eduardo Serra. Es el clásico español de la derecha dura que alguna vez disimula con gestos de cordialidad. Fue ministro de Defensa con Aznar y pasa por amigo del rey. Nos excluyó de la Fundación del Instituto El Cano y es un declarado antiautonomista. Un tipo peligroso al que una maniobra de Zapatero, hecha este sábado, ha logrado neutralizar.

Eduardo Serra acababa de entregar al rey, un jefe del estado, sin poderes de ninguna clase, un informe en el que cien grandes expertos y empresarios del país planteaban una regeneración económica, social y política. En el fondo cargarse el actual estado autonómico, al que culpan de casi todo. Mejor hubieran hecho señalar quien o quienes fueron los culpables del actual desaguisado cuando en 1975, a la muerte de Franco, solo había tres demandas autonómicas, las de la República y no un café para todos en el que Madrid ha llegado a ocupar un lugar de honor como demanda autonómica. El colmo.

Curiosamente, la mitad de las empresas que se reunieron este sábado con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dieron su apoyo a la iniciativa Transforma España, impulsada por la Fundación Everis y respaldada por cien personalidades, que fue entregada al rey Don Juan Carlos el pasado lunes en audiencia privada en el Palacio de la Zarzuela.

El documento presenta “una España globalmente poco atractiva y en busca de su identidad” y propone una ruptura radical ya que el problema no es de “evolución” sino de “transformación”. Entre otras cosas invitan a “repensar y refundar todos los pilares del sistema-país.

El caso es que muchos empresarios picaron pensando que este sujeto actuaba de buena fe pero cuando han visto que unas reflexiones hechas con la mejor voluntad de mejorar se convertían en un alegato contra el propio sistema democrático, se han asustado y fueron encantados a la reunión de La Moncloa con Zapatero, para que no se dijera de ellos que están en planteamientos pre-fascistas como los de Eduardo Serra, presidente de esta Fundación Everis, y que contestaba en la entrevista que le hizo un periodista de El Mundo, que curiosamente se llama Ignacio Anasagasti, el pasado 23 de noviembre, lo siguiente:

“P.-En el documento, se habla de la inseguridad jurídica que produce el actual modelo de Estado y la organización administrativa.

“R.-La mayor parte opina que el actual modelo de Estado no es sostenible. Hay determinados elementos que no pueden continuar. Por ejemplo, la inseguridad jurídica que dan 17 parlamentos legislando diarreicamente. Uno no sabe por muchos servicios jurídicos que tenga cuál es la normativa aplicable. La rotura de la unidad de mercado y la falta de seguridad jurídica van en contra de la prosperidad y del fin de la crisis. Todos coinciden en que es imprescindible la seguridad jurídica para un mayor desarrollo económico y que hay lagunas. Por ejemplo, en la proliferación de las normas legales, el rápido cambio de las mismas o su lenta aplicación, y en la tardanza en obtener resoluciones judiciales”.

Fíjense el respeto que tiene este personaje por las aprobaciones democráticas en los parlamentos, “17 parlamentos legislando diarreicamente” así como su obsesión por la rotura de la unidad de mercado, que no es verdad, pues ahí está la Unión Europea con directivas muy claras, pero todo sirve para su empeño, llegando incluso a involucrar al rey que encima les felicitó y “agradeció que hubiera un esfuerzo por parte de gente tan importante que se dedique a mirar no solo por los intereses particulares de sus empresas sino por los generales”. ¡Menudo olfato el del Borbón!. ¡Lo que no les diría!.

Algunos de los empresarios contactados llegaron a explicar su negativa alertando de que “con menos de lo que ahí se decía, un militar daría un golpe de Estado”. Las críticas al modelo autonómico o el perfil del promotor del manifiesto, Eduardo Serra -ex ministro de Defensa con Aznar- y sentido como “muy de derechas” por algunos de los empresarios, también pesó a la hora de los rechazos.

El columnista Raúl del Pozo captó inmediatamente la sucia jugada y escribió el miércoles 24 de noviembre: “Los grandes empresarios, los que controlan el 90% del Ibex, los que pagan mi salario asesorados por catedráticos e intelectuales orgánicos han guardado los rifles y se han ido a ver al Rey en el instante en que sigue el castigo de los mercados a España, cuando el Tesoro paga por la deuda el doble que hace un mes y más del doble que hace un año. No sé si el Rey les habrá replicado lo que contestó a un obispo cuando le amenazaron con excomulgarle si no se oponía al aborto. “Monseñor, ¿quiere que me pase la Constitución por el arco del triunfo?”.

Ahora ni se puede devaluar el vellón, como se hacía en el Imperio, ni hay un rey absoluto en el Alcázar, pero se habla de la quiebra del Reino de España y por eso la cúpula, la bóveda del panteón, ha decidido alertar al Rey comunicándole que el invento España se viene abajo. Enuncian una rectificación de la democracia del 78, como en los años 30 Ortega propuso que había que rectificar el perfil de la República. Proponen un cambio sistemático para transformar el país y recuperar representatividad democrática, pretenden la separación de poderes y el desguace de la tiranía autonómica con una nueva ley electoral. Los grandes empresarios llevaron al Rey la tostada y en los partidos han surgido leves reticencias.

Yo creo que no estamos ante un nuevo Manifiesto de los Persas ni ante un intento de nacionalizar la vía Berlusconi. Pero aunque su sangre no sea agria ni adusta, si prosperan acabaran zampándose a Zapatero como los caníbales se tragaron a Magallanes.

Ya ha empezado la gran fiesta antropofágica.

Habrá que seguir los movimientos de estos pre-fascistas.

Mikel Antza, discípulo de Ghandi

Mikel Antza

Hay veces en las que uno lee informaciones sobre ETA y no se entera de gran cosa.  Es lo que me ha pasado tras leer que Mikel Albisu “Antza”  explicó al tribunal de París que le juzgó junto  a otros nueve presuntos miembros de ETA el significado del hacha y la serpiente, el anagrama de ETA. “Hay que utilizar la fuerza con inteligencia, no la fuerza bruta”, expuso tras puntualizar que la ideología inicial de la organización nacida hace medio siglo no era el marxismo-leninismo. Desde luego no precisamente el cristianismo.

El ex jefe del aparato político pidió la palabra para formular observaciones al resumen de la historia de ETA efectuado por un experto policial del antiterrorismo francés. Dijo que podría tirarse varios días hablando para rectificar las “mentiras, manipulaciones de hipótesis de una versión bastante “sui generis”.  Pero se limitó a plantear un par de puntualizaciones.

En primer lugar, se desmarcó de la presentación de ETA como una organización de obediencia marxista-leninista. Para ello trajo a colación el ideario de su padre, Rafael Albisu Ezenarro, integrante del núcleo fundacional. “Lástima que no esté aquí porque les diría que él era socialista humanista, le gustaba Ghandi y la no violencia. Desde luego, no era marxista-leninista”, aseveró. Seguramente su padre no, pero la actual dirigencia de ETA, sí.

La víspera, en su semblanza autobiográfica, había declarado que conoció a su padre a los dos años de edad cuando estaba preso en la cárcel de Soria. El hoy ingeniero industrial jubilado cumplía condena por el intento de hacer descarrilar un tren que transportaba excombatientes franquistas a San Sebastián para conmemorar el 25º aniversario del 18 de julio. Cuenta la leyenda que los saboteadores se confundieron de vía.

Albisu hijo, que entonces tenía apenas 40 días de vida, también desmintió el simbolismo otorgado por el testigo policial a la serpiente enrollada en el hacha: la combinación de la lucha político (serpiente) militar (hacha). “Ese logo fue creado por un soldado vasco del 36, un anarquista que se refugió al otro lado de la frontera con una miliciana que defendió Irún hasta el último momento”, afirmó. Ya me extraña.

Según su explicación, el hacha significa “golpear” y la serpiente, “ser inteligente”. “Hay que utilizar la fuerza para defenderse porque estamos invadidos. Pero no la fuerza por la fuerza, sino la fuerza con inteligencia”, dijo antes de traducir el lema “bietan jarrai”: “Hay que seguir en las dos vías”. La política y la militar. Y él, hasta ahora, la militar. Por eso está encarcelado. Sin embargo apela a Ghandi. Que no está mal, aunque lo que hace nada tiene que ver con aquel hombre que nunca mató a nadie, sino, en todo caso, estuvo dispuesto a morir por una causa. No a matar por ella.

No me digan que todo esto no es contradictorio. Le gusta Ghandi pero se declara de ETA, dice que la fuerza hay que aplicarla con inteligencia, pero reivindica el lema de ETA “Bietan Jarrai” que significa que hay que seguir en las dos vías, es decir la del hacha, la fuerza y la de la serpiente, la política. Y para colmo se dice humanista y no marxista leninista. O quiere engañar al juez, o tiene una inmensa empanada mental, o no sabe nada de la resistencia pasiva de Gandhi, pero todo esto junto no se puede dar. Sin embargo  esto es lo que hay en ese mundo tan alejado de la gente normal de Euzkadi. Lo malo es que se creen sus salvadores.

Derrota o negociación, Vencedores o vencidos.

Estuve el domingo en San Mamés. Jugó bien el Osasuna, pero ganó el Athletic en el último minuto. El gol lo metió el navarro Gurpegi. Las cosas son así. Y ganó por goleada CIU. Buena noticia, aunque en Madrid nuestras acciones bajen algún entero. Y la izquierda abertzale dijo cosas el sábado  que suenan bien, pero siguen sin dar el paso definitivo. Si ésto lo hubieran hecho hace treinta y tres años, otro gallo nos cantaría a todos.

Y estuve el miércoles en el Colegio Mayor de la Universidad San Pablo Ceu. Habían organizado el VII Seminario que bajo el título de «Información, Víctimas y Terrorismo» habían elegido como tema «El final de ETA: derrota o negociación”.

El Seminario estaba dirigido a alumnos de la Universidad CEU, aunque habían invitado como asistentes a víctimas del terrorismo que residen en Madrid o en ciudades cercanas.

La Mesa redonda la moderaba Ángel Expósito que a su derecha tenía a Antonio Basagoiti y a su izquierda a Rosa Diez. Faltaba Ángela Romero, presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, del partido socialista, que hacía poco había tenido un incidente con algunas víctimas hasta el punto que les había dicho que si la mataban no fueran a llorarle. Total, que no fue.

Mis compañeros de mesa eran partidarios de la derrota de ETA. Yo no y lo argumenté. ETA está derrotada, la primera manifestación contra ETA la organizó el PNV en 1978, el balance de ETA es desolador y lo que interesa es que desaparezca, no proclamar una victoria que dé paso en diez años a otra ETA. Les argumenté que si en 1977 se hubiera utilizado la misma argumentación contra el franquismo no hubiera habido transición. Tanto Basagoiti como Rosa Diez coincidían en la necesidad de la derrota de ETA y que paguen por todo lo hecho y que sirva para que no se vuelva a repetir. Y hubo preguntas del público.

Yo era, lógicamente, el interviniente a batir. Una señora me dijo que cómo habiendo nacido en Venezuela me metía con el rey. Le dije que el rey había nacido fuera, en Roma y que en un país libre uno puede argumentar lo que quisiera. Otro que no le gustaba mi corbata. Otro que era uno de los 200.000 exiliados, otro que el PNV se apoya en ETA con el lema del árbol y las nueces. Así todo. En el caso de las víctimas, entendí su postura. Una señora, con la cara cicatrizada me dijo que ETA había matado a su madre y a ella le había herido y ante eso no hay argumentación que valga. Diga lo que diga, tiene razón, pero su ira que la centre en ETA no en el nacionalismo, aunque Rosa Diez dijo que había que combatir los medios, pero por sobre todo los fines. En fin, un plato de poco gusto llamándome la atención la confusión mental de una chica joven. Pero es lo que hay.

Basagoiti (muy obsesionado con Cascos) y  Angel Expósito agradecieron la presencia, lo mismo que Cayetano González quedándole a uno la rara sensación de si mis argumentaciones habían servido para algo porque cuando ya la matriz de un pensamiento está consolidada es muy difícil cambiarla o someterla a una cierta  duda. No sé. Al final tres chavales, muy jóvenes y con mucha timidez, me esperaron para darme la mano. Me dio que esos tres chavales algo de lo dicho les había hecho pensar.