El Lehendakari con el hijo de Iparraguirre

Sábado 20 de agosto de 2022


Esta es una a foto curiosa pues el Lehendakari Aguirre en su primer viaje a la Argentina, tras escaparse vía Berlín, visitó la República Argentina y allí fue homenajeado por los vascos y autoridades de todo tipo.
En la foto publicada en Euzko Deya de Argentina se le vé con el hijo del bardo Iparraguirre, el Delegado del Gobierno Vasco Ramón Aldasoro y Jacinto de Altuna

Al Museo de Gernika le hace falta un buen repaso.

Jueves 18 de agosto de 2022

Estuve en el Museo de Gernika que se llama Museo de la Paz. Fue inaugurado en enero de 2003 por el Lehendakari Ibarretxe, Josu Bergara como Diputado General y Miguel Ángel Aranaz como alcalde  de la Villa. Tras verlo, una conclusión: le hace falta un buen repaso. Se le nota muy usado, muy de trámite, muy pequeño, ante aquella tragedia mundial que hasta Zelenski acaba de recordar en sus intervenciones. Los audios han perdido calidad y las películas tienen ya las imágenes poco nítidas. Será quizás por su continua exposición. No critico a sus trabajadores, que fueron muy amables, sino al Museo en sí y a la política que se sigue con él. El ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno deberían tomar cartas en el asunto. Gernika es no solo un punto en el mapa sino un grito que para mí está acatarrado.

Pero hay algo más. Que se llame de la Paz a un Museo dedicado a recordar un bombardeo está muy bien y que se le dediquen espacios es bueno pero a la gente le defrauda lo poco trabajado que está aquel 26 de abril de 1937. Entiendo que en 2003, con ETA atentando, se imponía hacer continuos alegatos a la paz y, que menos hacerlo al recordar tan infame prueba de fuego, pero dentro de seis meses se cumplen veinte  años de la inauguración  de  este indispensable lugar de cita a todo el que vaya a Gernika, tras la Casa de Juntas y el mural de Picasso y, desgraciadamente, el Museo no está a la altura.

En los vente años transcurridos se han encontrado nuevos datos, nuevas piezas,  formas museísticas que no se ven reflejadas en el actual Museo  que se quedó congelado en 2003 mostrando algo que se queda muy corto y decepciona. Hoy en día cien formas de ilustrar, recordar, interactuar más modernas que lo que se ve actualmente en sus dependencias.

Y saco la fotografía de uno de los aviones que bombardearon la Villa  expuestos en un cuadro. Es un Juncker 52, trimotor de bombardeo alemán, copia de los que bombardearon la Villa. Con la llegada de los Heinkel fue relegado a transporte. Bueno pues en tiempos del alcalde Vallejo encontramos en la base de Cuatro Vientos un Juncker 52 que podía haber acabado en el Museo de Gernika. Creo tener la carta donde lo ofrecían y su precio. No hubo el menor interés en adquirirlo. Una pena, pues no es lo mismo ver este cuadro colgado con otros muchos en una pared con variados objetos e información que una sala con un Juncker presente para que se comprobara lo que fue aquello. La gente quiere ver y tocar. Pero para eso la mentalidad tiene que ser hablar del Bombardeo y dejar las recomendaciones para la paz en una sala porque lo que los visitantes quiere ver son recuerdos de lo que fue aquella terrible experiencia que sigue viva, a pesar de las recomendaciones pacifistas, y siguiendo  resonando  el ruido de la metralla y de las bombas  en la guerra en Ucrania y en todas las guerras.

Ya sé que como decía Ghandi “no hay camino para la paz, la paz es el camino”, que es una gran frase pero el historiador, el curioso, el turista, el visitante quiere conocer cómo fue aquella barbaridad y el actual museo no se la muestra pues es  muy de andar por casa. Como la de un pequeño pueblo sin recursos, ni ambición. Gernika requiere un gran museo que sea como la alarma que suena cada 26 de abril. Que se oiga y nos anuncie algo.

GKS o el comunismo funcionarial

Martes 16 de agosto de 2022

Tomás Abendaño
Una vez transcurrido el Gazte Topagune Sozialista, celebrado en Durango entre el 20 y 24 de julio, merece la pena realizar alguna reflexión sobre el estado de la Gazte Koordinadora Sozialista y del Mugimendu Sozialista.
Mientras que desde determinados grupos mediáticos se agitaba el espantajo sobre una suerte de apocalipsis veraniego entre GKS y la izquierda abertzale oficial por el asunto de la instalación de txosnas en diferentes localidades, parece que la sangre no ha llegado al río, ni lo va a hacer. Más allá de aspavientos, algún que otro empujón en Donostia y alguna que otra desavenencia formal, los “disidentes” están poniendo txosnas donde lo necesitan, y Troya no acaba de arder. La postura de Vocento o diarios como El Mundo al respecto puede tener cierto pase, porque se deben a su agenda de desestabilización y de transmisión a la opinión pública que en Euskadi la convivencia no es posible. Las reacciones de los responsables políticos e institucionales vascos no tanto, puesto que una vez más son incapaces de comprender las leyes que rigen el funcionamiento interno de un movimiento revolucionario como el vasco, y se prestan a airear rupturas sin ver el aspecto de unidad en la acción de ambos sectores.
Es muy significativo que el Topagune se haya celebrado con todo tipo de facilidades y comodidades en una localidad gobernada por EH Bildu. Formación que no ha puesto un solo impedimento a dicho evento y, según parece, se ha rendido sin poner condiciones al proyecto presentado desde la muchachada disidente. Tampoco la juventud de la oficialidad  de la zona (Ernai) parece que se haya sentido agredida o incomodada porque sus camaradas revolucionarios les hayan ocupado el pueblo por unos días.
Un Topagune que, hay que decirlo, no ha superado en número a la asistencia del celebrado el pasado año, entre 1500-2000 personas. Y eso a pesar de la campaña publicitaria que ha supuesto airear las diferencias del movimiento “disidente” con la oficialidad. Unos asistentes que han tenido la oportunidad de deleitarse con los contenidos de estimulantes jornadas tales como “Borroka ideologikoa eta kulturala. Komunismoa hegemonikoa bilakatzeko bideak” (La lucha ideológica y la cultural. Caminos para convertir el Comunismo en hegemónico), “Espazio sare sozialista. Teorian eta praktikan” (Espacio red socialista. En la teoría y en la práctica), “Koiuntura ekonomiko-politikoa eta estrategia komunista. Hainbat tesi politiko” (La coyuntura económico-política y la estrategia comunista. Algunas tesis políticas) o “Mugimendu sozialista mundu artean. Internazionalismoaren tesiak eta haustura prozesuak” (El movimiento socialista por el mundo. Las tesis del Internacionalismo y los procesos de ruptura).
Unas apasionantes jornadas que rezuman erudición comunista, algo de lo que el mugimendu sozialista hace gala en todas y cada una de sus intervenciones públicas. Pero es necesario preguntarse hasta cuándo, un movimiento que se tiene por revolucionario, va a poder estirar el chicle de la formación de cuadros y de evangelizar sobre las múltiples maldades y opresiones a las que el sistema les somete. Una opresión más bien imaginaria, necesaria para vender las bondades del comunismo, puesto que estos nuevos revolucionarios no proceden de sectores sociales especialmente pauperizados ni olvidados por el sistema. Es más, me atrevería a decir que en sus filas hay mucho pijo progre con ínfulas de académico que se crece hablando de revoluciones y opresiones, pero cuya carrera va dirigida a ocupar algún puesto funcionarial, preferentemente en la enseñanza media y en la universidad, para, desde el disfrute de los privilegios del sistema, seguir “concienciando” a la muchachada de que están muy oprimidos. No olvidemos el amplísimo elenco de funcionarios que han ocupado y ocupan los puestos más prominentes de la izquierda abertzale. GKS también va por la senda de que sea el sistema al que se pretende destruir el que sustente a sus propios destructores.
Y aquí está la mata de la patata, la necesidad de una praxis revolucionaria visible y constatable, más allá de la teoría y el discurso. Una práctica además que genere una épica que enardezca a la juventud. Una épica que posicione al mugimendu en unas coordenadas diferentes a las de la “socialdemocracia” de la izquierda abertzale. Pues por el momento no hay atisbo alguno de antagonismo cualificado, es más, me resultan más valientes las escasas acciones que Ernai realiza (derribo de cruces franquistas y performances varias).
La práctica de Ernai, además,  viene acompañada por una teoría como la de su 3 Congreso del pasado junio. Seguramente acicateado por las exhibiciones de comunismo de GKS, el Congreso pretendía -sin airear el término, pero proponiendo sus principios- ponerse a la par de GKS en lo que se refiere al antagonismo respecto al sistema “neoliberal” donde entra el actual sistema democrático.
No perdamos de vista que GKS y Ernai traen a nuestras tierras debates que provienen de otras latitudes, como por ejemplo el referido al feminismo, que es un casi calco de la polémica entre Judith Butler y Slovaj Zizek. Que no nos despisten los calificativos despectivos que entrecruzan GKS y Ernai y vayamos al meollo. La feminista-queer Butler subrayaba la energía de un antagonismo particular (hombre/mujer) que afecta a la propia estructura familiar -que como dijo Engels es la base del poder del Estado; Zizek proponía la universalidad “comunista” como elemento de identidad entre las nuevas identidades revolucionarias (entre las que se cuenta la ideología de género/feminismo queer).
La izquierda abertzale oficial/Ernai se posiciona con Butler como medio de imponer la “hegemonía” mediante la ideología de género. GKS se posiciona con Zizek y recicla el viejo proyecto de la Izquierda Abertzale de un Partido Comunista Vasco Dirigente para aplicárselo a sí mismo e invocar que todos y todas deben obedecerles o al menos deben obedecer a una “idea” de comunismo. Parece complicado pero es sencillo. Debaten y, a la vez, adoctrinan y se refuerzan en sus posturas, planteando prácticas que convergen. Y el resultado que traiga el camino dirá quién es el jefe de la misma manada. Aunque tiene toda la pinta que serán los de siempre.
¿Quién puede negar que, en las fiestas de un pueblo, por las calles de un barrio, los de GKS y los de Ernai no van a ir a una para agredir a algún Ertzaina o incluso militantes de otros partidos? ¿O qué pueden coincidir con baldes de pintura frente a un Batzoki o una Casa del Pueblo con la intención de pintarrajear de insultos el local? Las peleas que hemos visto filmadas entre GKS y Ernai pueden convertirse en el entrenamiento para futuras unidades de acción en la que las víctimas de los golpes pueden volver a ser aquellos enemigos que los jefes de la izquierda abertzale, por las razones que les convengan, pongan en su punto de mira: el ertzaina, el empresario, el “otro” de un partido “reaccionario”… Eso está ocurriendo aunque con dosis homeopáticas.
Lo peligroso es que a la juventud vasca se le ofrezca esta ideología como casi única propuesta política y que ocupe casi todos los espacios. Un país con el nivel de desarrollo económico, social y humano como Euskal Herria no puede permitirse aberración de un movimiento comunista hegemónico en la juventud -pues la izquierda abertzale y GKS coinciden en la fidelidad a ese mito- que además se viste con la capa de cordero lechal para conseguir el poder político.