Jordi Casas, nuevo Delegado

Jordi Casas es el nuevo Delegado del Gobierno de la Generalitá en Madrid. Toma posesión, el lunes. Es miembro de Unió Democrática de Catalunya.

A Jordi Casas le conocí en el Congreso en 1986. Viajamos juntos a Guinea y trabajamos en ponencias varias durante distintos viajes a Bruselas y Estrasburgo con la Democracia Cristiana Europea. Coincidí posteriormente  con él en la Mesa del Senado, los dos como secretarios, en la anterior  legislatura. En ésta seguía siendo senador y secretario de la Mesa. Coincidíamos en la Comisión Mixta y por eso los dos fuimos en diciembre a Ceuta. Hombre de confianza de Josep A. Duran, canta habaneras. El lunes, tras la presentación del libro “Extraños en Madrid” nos fuimos a un italiano a celebrar el nombramiento. En la foto, José Ramón Beloki, Jordi Casas, Josep Duran, Josu Erkoreka e Iñaki Anasagasti.

El lugar donde presentamos el libro fue en el Centro Cultural Blanquerna, frente al Círculo de Bellas Artes, que pertenece a la Generalitá. El sitio es magnífico. Ojalá el Gobierno Vasco hiciera lo mismo. Tener una librería de esa envergadura en el centro de Madrid con lo último del mundo editorial catalán y con un salón para presentar libros de todo tipo es un lujo. Nosotros estamos a años luz. Y yo siempre critiqué esta ausencia del Gobierno Vasco. Ni Garaikoetxea, ni Ardanza, ni Ibarretxe, ni López han hecho nada por tener una presencia digna en Madrid. Una pena.

Durante la cena hablamos de muchas cosas. Entre otras de la incomodidad que tenía Pujol con esta ofensiva castellana de recentralizar el estado autonómico. Y justo al día siguiente, Pujol ha hecho unas declaraciones que son la tesis de mi libro: ”El modelo autonómico ha fracasado. Desde hace unos años  se ha ido consolidando un modelo homogeneizador, de techo competencial muy bajo y un poder político unificado, una centralización económica y una uniformización lingüística y cultural de signo castellano”. Pujol rechaza cualquier intento de reactivar la autonomía, y apostilla: ”la alternativa ya solo puede ser la independencia”

Por menos de esto le crucificaron a Ibarretxe. Y estoy de acuerdo con lo dicho por Pujol. Es lo que escribo en Extraños en Madrid.

Presenté el libro “Extraños en Madrid” en Barcelona

Estuve el jueves en Barcelona. Llegué la víspera para poder presentarme a las 8:30 en TV-3, en el muy seguido programa de Josep Cuní, un magazine que alterna, desde las seis de la mañana, las noticias, con las entrevistas, con lo misceláneo y sobre todo con la actualidad. Le conozco a Cuní desde la época de Catalunya Radio.  Me comentó un día que le gustaba  el queso de Idiazabal. Le  dije que había leído que  el ganador de este año había descrito el secreto del suyo «ni muy fuerte, ni muy suave». Como ha de ser la política. Me dijo que tenía un segmento  de seguimiento de su programa del 24%, estaba contento y en plena pre-campaña electoral catalana. Ese día la pregunta que hacía a sus televidentes  era si el catalán tenía que ser el idioma  preferente en las administraciones públicas catalanas. Ganó el SI por un 96%.Todo su programa era en catalán.

La entrevista se basaba en el libro «Extraños en Madrid» publicado por una editorial catalana, aunque ésto no fue óbice para hablar  durante tres cuartos de hora de muchas cosas: de ETA, de Batasuna, del Concierto, del apoyo al PSOE, de Roca, de transferencias… fue una entrevista muy viva. Tuvo su rebote en la tertulia posterior y a las once en comentarios de Pilar Rahola, a la que luego llamé. Salió a la palestra la historia de cómo la figura de Roca es ahora en Catalunya la de un “intocable” y a Pilar le había gustado que yo le hubiera tocado. Rahola escribe todos los días una columna en La Vanguardia, en el espacio que antes utilizaba el fallecido Baltasar Porcel. Y salvó la distinta forma de hacer política de los catalanes y de los vascos, hay muchos puntos en común.

Después de dejar TV-3 paseé por La Diagonal y el Paseo de Gracia en un día espléndido con mucha gente en la calle. Barcelona además tiene presencia turística  todo el año y eso da mucha vida a una ciudad tan espléndida. Y a las dos comida con editores y periodistas de todos los medios. El libro lo han enmarcado en la sección política, no en la cultural. Entre los presentes el famoso y reconocido editor Rafael Borrás, que me regaló su libro sobre el rey. No lo conocía y me interesó.

Me presentó el editor Ramón Serrano quien contó la historia del volumen. Dijo Ramón, “Le llamé, le dije que quería un libro suyo ya que no había podido publicar «Una monarquía protegida por la censura» porque se me adelantó la editorial Foca-Akal y le propuse me contara una historia a la que yo le  pondría  el título «Extraño en Madrid». Iñaki me añadió una “s” «Extraños» y metió a catalanes y gallegos en la historia. Es difícil a mi edad -dijo Serrano- encontrar una nueva amistad y yo la he encontrado”. Le agradecí vivamente sus palabras. De joven había trabajado en Pasajes y en Lasarte y había descubierto gentes con una lengua incomprensible. Nadie le había hablado de ella.

Hizo de presentador-moderador el historiador Joan Cuyás un académico estupendo que se había leído el libro. Dijo que era una obra miscelánea, con toques de análisis históricos, dibujo de personajes, vivencias personales, reivindicación de la figura de Sabino Arana y capítulos dedicados a ETA y a la transición. Le había interesado. La descripción de Astarloa, el comentario sobre Bono que era más español que un botijo, el trazo sobre Pérez Rubalcaba, le  hicieron sonreir y preguntó sobre ellos.

Me quejé de lo poco que escriben los políticos. Creen que hacerlo es para trabajar solo sobre un sesudo ensayo, que luego nadie lee ya que aquí no hay la tradición francesa o inglesa según la cual los políticos dan cuenta de lo que hacen y si hay un hecho de gran interés, a la semana en las vitrinas, hay un ejemplar sobre ese hecho. Les dije que todos los libros que he escrito han sido por encargo y que gracias a uno de ellos, «Agur Aznar», la ministra Salgado le calló la boca a Rajoy en el debate presupuestario la semana pasada.

En el debate que se produjo les contesté que efectivamente no era un libro de ensayo sino un libro-percha donde con ese título yo iba colgando y exponiendo cuestiones del porque somos raros en Madrid. El debate fue muy ameno y agradable y salí de allí al aeropuerto para llegar a Bilbao con el retraso propio de la huelga de controladores en Francia. Un comandante facha nos anunció la llegada a «Vascongadas». El libro habla de estas cosas.