Más crisis, más televisión

 El consumo de televisión se ha incrementado con la crisis; desde 2008 un 11,5%. En Euskadi, la media de éxtasis-estático ojiplático televisivo ronda los 238minutos/persona/ día. Frente a la crisis, más televisión, buena inversión.

 

Según los forenses, el famoso hombre-lobo de mediados del XIX Manuel/a Romasanta no era hombre sino una mujer afectado/a de intersexualidad. Tenemos pues una mujer-lobo rebosante de testosterona y no un licántropo masculino. Cabe pensar que con los conocimientos actuales sobre genómica este “lobo-humano” hubiera sido tratado sin llegar a ser un asesino. Tal vez.

 

Cuando en 2001 Francis Collins y Craig Venter publicaron el orden de las bases nitrogenadas del genoma humano, estaban descubriéndonos que el «libro de la vida», el genoma, abría una nueva era, un nuevo mundo tan real como América en 1492. Durante esta década otras investigaciones han ido rellenando los huecos que aquel descubrimiento dejaba abiertos. Su influencia en el comportamiento humano, su relación directa con miles de enfermedades genéticas, el tratamiento específico de los cánceres, fármacos personalizados “farma-genómica”, una nueva medicina preventiva, diagnóstico genético, terapia génica… el abanico de posibilidades es casi infinito.

 

Yamanaka junto a Gurdon han recibido el premio nobel de Fisiología. Su trabajo permitirá dar marchar atrás a la madurez de una célula, posibilitando que las adultas puedan volver a ser juveniles y originar cualquier tipo de órgano. Reponer órganos dañados con células propias está ya a mano. Quizá no tan pronto, pero está la vista.

 

Esta semana han publicado el primer mapa de la diversidad genética humana. “El Proyecto 1.000 genomas” tras analizar el material genético de 1.092 personas anónimas de cuatro continentes, nos desvela las claves de la variación genética que diferencia a un individuo de otro. Compartimos el 99% del genoma y en el 1% restante se esconde el secreto de enfermedades raras o tan comunes como el cáncer, cardiovasculares o diabetes. Han colaborado 400 científicos de cien instituciones del mundo, desde Salamanca a Pekín pasando por Estados Unidos y Gran Bretaña.

 

Dado el buen nivel investigador en ciencias de la salud en el Estado, contrasta esta ilusión “genética” mundial con el camino de espinas de los científicos españoles ante los «efectos devastadores» de los recortes en I+D que pueden lapidar los recursos humanos del país. “Un mes de mala gestión presupuestaria puede dar al traste con 20 años de trabajo concienzudo” comentaba el biofísico del CSIC/UPV Felix Goñi.

 

Queda el consuelo de poder seguir viendo en televisión los avances científicos de los demás.

 

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