Castas y costes

SI no curras, no cobras”, es el lema directísimo del cabreo popular contra las indemnizaciones a parlamentarios y senadores que no han sido capaces de ponerse de acuerdo para formar gobierno, pero sí para subirse el sueldo y cobrar jugosas cesantías o como las llamen bajo frases de camuflaje. Con el final abrupto de la anterior legislatura cobraron por 53 días, 5 de marzo al 28 de abril, los 2.972,94 euros de su sueldo base más sustanciosos complementos;restando los de la diputación permanente, de los 221 con derecho a indemnización lo cobraron 216, sólo renunciaron cinco;a esto sumen que tienen derecho a indemnización “por cese” si han estado más de dos años. Recordemos, el salario mínimo interprofesional son 900€/mes y la pensión mínima de jubilación, 835,80€/mes. Pues bien, con siete meses de diferencia los próceres hispanos repetirán jugada de embolsillamiento;todo dentro del más estricto derecho, esto sí, y además con los mismos paganos de siempre, esto también.

De paso, el soberano “preparao”, como acertadamente le intitula I. Anasagasti, se aplica como los funcionarios el 1,5% de subida a sí mismo y a su camada ascendente y descendente junto a su camarilla cortesana. La subida parece más bien magra si este 1,5% se aplica a un sueldo medio de pongamos 1.500 euros, pero aplicado a los 7.999.040 euros abonados a la casa real la cifra tiene otra enjundia.

En agosto, con vacación y alevosía, la comunidad de Madrid ha aprobado reducciones fiscales que además de mantener la subvención total a sucesiones y transmisiones patrimoniales, rebajará también el IRPF autonómico (un 0,5% menos por tramo) a personas y empresas. El “dumping fiscal” que ya ejercía desde 1995 era evidente, pero estas nuevas reducciones fiscales acercan a los capitalinos hasta los aledaños de “paraíso fiscal”. Pero no a todos por igual, por supuesto, sino a los grandes patrimonios y rentas más elevadas. Estas “rebajas fiscales” de verano no gustan en las Castillas, Asturias o Valencia, porque ellas deben sostener su sanidad, educación y servicios sociales y no pueden rebajar fiscalmente porque no atraen, por ejemplo, empresas y sedes multinacionales bajo el efecto capitalino.

También en canícula veraniega, la Diputación de Bizkaia ha modificado la normativa fiscal para rentas generadas en períodos largos que se cobran en un año fiscal, reduciendo la tributación para que (Brexit duro a la vista) emprendedores y gestores de fondos y startups opten por Bizkaia como ecosistema de emprendimiento. Hasta aquí casi todo bien, si no fuera porque los más beneficiados por su aplicación serán los jugadores del Athletic y el propio club, ya que los peloteros negocian sus sueldos netos y el club paga los tributos, que con esta reforma podría ahorrarse hasta 15 millones €/año. Gipuzkoa, Araba y Nafarroa también querían hacerlo, pero ante las protestas han desistido y en Bizkaia se lo tendrán que pensar.

En todo caso, las modificaciones de porcentajes fiscales propuestos me hacen pensar si no tendríamos que aplicar más la matemática y menos el derecho.

Sea como fuere, mal momento para la lírica de la equidad social. “Como siempre”, me susurra al oído un jubilado con la pancarta preparada.

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