Ventana vedada solo para Eva, no para Adán.
No sabría decir si era por las letras de la mayoría de las rancheras o por el estereotipo que nos venden desde las películas del ámbito mexicano, pero lo cierto es que en nuestro mundo de tabús mentales referenciales de otras culturas, solemos tomar a México como un país bastante machista en los comportamientos de sus ciudadanos; quizá en ello también pese la herencia española ya desde los primeros amoríos de Cortés con Malinche, hasta los miles de feminicidios, hasta 3000 asesinadas al año que se referencian en la frontera norte, en ciudad Juárez por ejemplo.
Tal vez por todo ello sean mayores la alegría y mi impulso a destacar que la próxima presidente del país será necesariamente presidenta, porque las postuladas para el cargo son dos mujeres. Pero aún es más reseñable, aunque no haya sido tan noticiable, que en un país oficialmente católico y con esos avatares que he citado se haya aprobado la despenalización del aborto y la legalidad de la interrupción del embarazo asistido por la sanidad pública. Es un hito. Paso a paso se anda el camino.
Por el contrario, miremos por el retrovisor de la historia el nuevo cerrojazo en Afganistán: hace ya dos años que no podían asistir a la universidad, al instituto ni ahora a la escuela, ni ser atendidas por médicos-hombres, ni salir solas, ni hacer deporte, salir de casa lo imprescindible y siempre tapadas de pies a la cabeza…, pero la tuerca de la represión siempre puede tener un giro más y de ahora en adelante las mujeres afganas no podrán mirar por las ventanas y me imagino que tampoco por las mirillas de sus puertas bajo penas que allí nunca serán leves para ellas. A las penas de reclusión social y muerte civil de las que ya “gozaban/padecían”, se suma ahora la del encerramiento/enterramiento visual en vida, porque me imagino que para hacer cumplir esta nueva normativa les terminarán tapiando las ventanas, porque no quiero imaginarme que les arranquen los ojos para que no miren ni vean, ni las manos para que no descorran los visillos.
Comentado esta ignominia humana desde mi ventana abierta y libre de obstáculos parecería que aquí todo es color de rosa o azul, como prefieran. Pero lanzar las campanas al vuelo es escupir hacia ese cielo aún muy macho que nos lo puede devolver a la cara y no me refiero al deleznable machista besodelrubiales en los morritos de Hermoso, trufado de misoginia y de otros intereses bastardos del fútbol profesional hipermasculinizado. Yo hablaría de una patología asociada a este mundo profesional, la masculinitis balompédica, que no sé si la actual huelga de mujeres futbolistas será capaz de curar o al menos remitir. Porque mucho más allá del besito mundialero y de nuestras campanas de igualdad ante la ley, este agosto han asesinado a 7 mujeres por el mero hecho de serlo, más de 40 en lo que va de año y bastantes más de 1200 han caído asesinadas desde 2002, muchas más que todas las víctimas de ETA desde 1968 a 2010. Habiendo ya una sola víctima inocente, comparar terrorismos es un disparate distópico, pero sin visiones preconcebidas ni estereotipadas, llamémos por su nombre a estos asesinatos, terrorismo de género.
Aunque con notables diferencias, evidentemente, aún tenemos muchas ventanas prohibidas por el hecho de ser mujer o quizá por haber invitado a catar una deliciosa manzana a nuestros adanes.
@nekanelauzirika