Cuando el mundo supo que la estrella de Hollywood, Rock Hudson, tenía sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) logró que la pandemia del sida fuera visible. Han pasado 40 años desde que se detectara oficialmente el primer caso de sida en el mundo. Fue en Estados Unidos, el 5 de junio de 1981 y, al principio, lo relacionaron con una extraña neumonía que contraían los hombres homosexuales.
Cuatro meses después, el hospital Vall d’Hebron de Barcelona trataba el primer paciente español afectado por esta dolencia. Comenzaba la peor epidemia social y sanitaria de la segunda mitad del siglo XX y, casi medio siglo después, sigue siendo un estigma social a pesar de los avances médicos y las campañas de información y concienciación.
Mientras la viruela ha sido erradicada de la faz de la Tierra después de una campaña de vacunación mundial altamente efectiva y en la actualidad se han salvado millones de vidas gracias al rápido despliegue de vacunas eficaces contra el COVID-19, el sida continúa siendo una epidemia no erradicada.
Tras cuatro décadas, todavía no existe una vacuna eficaz contra esta enfermedad; se calcula que hay 40 millones de personas infectadas. De ellas, el 53% son mujeres y niñas y casi 700.000 han fallecido. El 38% de los casos en el mundo se dan en los países del África subsahariana.
«En esta pandemia del covid se aplaude a los curados/as; a los contagiados por el sida se les rehuía y escondía» me comentaba al inicio de la pandemia del covid, Udiarraga García Uribe, emocionada por el cariño que reciben los afectados. La activista tardó, como me comentó, 25 años en decir que estuvo a punto de morir por el VIH.
Marco Imbert, chileno de nacimiento y vasco de adopción, coordinador de la asociación de lucha contra el sida T-4, amigo ya tras años de preguntarle mis dudas sobre el VIH, siempre me ha reconocido que el estigma continúa; se ha avanzado, pero aún la gente tiene miedo de decir que se ha contagiado.
Hoy en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida hay que recordar que también en nuestros lares la enfermedad campa por sus respetos. Los grupos de riesgo han bajado la guardia y los jóvenes no son conscientes de lo que supone mantener relaciones sexuales de riesgo.
En Euskadi, cada año, son casi 200 personas las diagnosticadas de VIH, una enfermedad que se ha convertido en crónica, pero que sigue siendo muy muy grave.
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