Pandemias

La india superó a China en población hace unos días. Juntos son 3.800 millones de almas

La semana pasada La India superó a China en población. Juntos más de 2.800millones de almas, que no sé si son una pandemia como la de covid19 que nos llegó desde Wuhan, pero lo que sí es seguro es que si saltasen todos ellos a la vez sacarían a la Tierra de su órbita actual o por lo menos el resto de los 8.000 terráqueos notaríamos en todos los rincones del globo un desasosegante bamboleo. Sería lo más parecido a una pandemia, con el riesgo añadido de que si saltase el resto de los humanos al unísono en otras zonas tendríamos un balancín más que preocupante … o dantescamente divertido, según se mire. Sólo era un introito para corroborar lo que todos sabemos, que lo que hacemos en un lugar ya no es privativo local como hasta hace bien poco, sino algo que se expande como reguero de pólvora a todos los continentes.      

A lo largo de la historia ha habido multitud de epidemias, que muchos elevan a pandemias, pero en realidad su trascendencia, aunque terrorífica, era local. En 1489, en el asedio a Granada murieron 3.000 cristianos en lucha y 20.000 por tifus; su impacto fue demoledor, pero local, porque en Sevilla apenas lo notaron. Y con frecuencia bastaba encerrarse y escribir el Decamerón a la espera de que la virulencia pasara. Ahora no, y lo hemos podido comprobar con el VIH o más cerca con el covid19, porque en pocos días, o como mucho semanas, lo que se produce en un rincón se expande a todo el orbe. Como ahora con la hambruna en Sudán; nosotros contaminamos, recalentamos el sistema y ellos se quedan sin agua. O como con la guerra en Ucrania, unos la organizan y los pobres de la zona de Somalia o Sudán se mueren de hambre sin el cereal ucraniano.

Dicen los expertos que el crecimiento de la población, la alta movilidad de personas y mercancías, el hacinamiento urbano, los cambios climáticos, la resistencia a antibióticos … son hoy la causa de la velocidad de expansión de las pandemias. 

Hace unos días escuchaba con ojos atónitos a un político promover las maravillas del exceso de dióxido de carbono, olvidándose de su efecto invernadero sobre el calentamiento global evidente. Al tiempo y quizá para compensar este calentamiento que niegan, compañeros suyos de viaje político aprueban una ley legalizando la sobreexplotación del acuífero de Doñana para regar miles de hectáreas a mayor beneficio de unos pocos propietarios y para que podamos seguir comiendo fresas fuera de temporada todos los meses del año, esto también. Esos políticos hablan como si los efectos de sus decisiones sobre al agua sobreexplotada y el CO2 no sobrepasaran la serranía norte de Huelva.

A los expertos se les olvida añadir la insaciable ambición humana como factor clave y causa de las inquietantes pandemias que nos acechan. Porque, además, esos mismos políticos se quejarían quejumbrosamente si chinos e indios saltasen a la comba todos a la vez.  

@nekanlauzirika

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