Somos el 99%

POBRES

ERA el lema político del movimiento Occupy Wall Street, tan real que podríamos decir somos la pobreza sistémica cotidiana de andar por casa. No se trata de no tener para comer, sino de vivir en estado de penuria como sistema básico de funcionamiento que permita al 1% decidir sobre la vida y hacienda del restante 99%.

El 30 de enero celebramos el Día Escolar de la No-Violencia y la Paz con actividades dedicadas a fomentar la paz desde la Escuela. De niña soltábamos globos mientras formábamos la palabra PAZ en el patio, pero nunca pensé que generaciones posteriores tuvieran que seguir haciéndolo como reclamación, sino como celebración. Quizá porque creía a Gandhi, “la Tierra produce lo suficiente para satisfacer nuestras necesidades, pero no para colmar nuestras ambiciones”, y porque no conocía aún la hondura escéptica de Paul Valery, “la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran”. Ahora, viendo reuniones como la de Davos y refugiados en Lesbos nos planteamos si fue antes la guerra que la pobreza o si a la inversa, la pobreza genera la guerra que produce pingües beneficios a unos pocos hasta hacer imprescindible el 30 de enero.

En el mundo de 2015 el 0,7% de la población disponía del 45% de la riqueza, mientras casi siete mil millones nos repartíamos (muy desigualmente) el 55%. En España, el sueldo del presidente del Ibex es 140 veces el de un empleado medio; mucho, pero una nadería si vemos que entre 2009 y 2015 se han duplicado los declarados multimillonarios españoles, donde veinte pudientes poseen más que el 30% de la población pobre, algo que lejos de menguar se acrecienta, pues en 2015 el patrimonio del 1% afortunado ascendía un 15%, mientras el del 99% restante descendía también un 15%. A esta paridad invertida de la crisis podríamos denominarla revolución de ricachones o directamente complot de estafadores, porque al tiempo tenemos paro disparado y contratos laborales entre la caca y la porquería. Desconozco las causas del vaivén petrolero de hace un año y ahora en rebajas de enero.

Dólar revalorizado, hundir a Venezuela, Irán también juega… sí, pero sigue sin casar el efecto cohete de la gasolina cuando sube el petróleo y el pluma del suavísimo descenso cuando el petróleo cae. ¿Lo decide ese renombrado 1% que posee más patrimonio que todos los demás humanos juntos? ¿Querrán más? Cómo explicarán en la Escuela que la paz no llega porque algunos no quieren más sino que lo quieren todo; y en la Escuela de los ricos ¿cómo argumentarán que por la paz han de seguir quitándole el mendrugo al pobre? Jodida casta que te quiero siempre casta, que ya queda menos para que se abra otra guerra. ¿Qué dónde? ¡Qué más da!, si los que la inicien no se van a masacrar en ella.

 

Indios y jefes

Bebe

Lo mismo que a mí me prohíben, ellos corren a hacerlo en cuanto lo necesitan. Recuerdo que en un tono similar se quejaba/explicaba hace casi veinte años su situación penitenciaria un preso de ETA con respecto a la elección de abogado, la redención de pena y otros beneficios penitenciarios a los que la cúpula dirigente militar/política les tenían prohibido acceder a los presos. Coincidió que encausaron a la cúpula de la autodenominada izquierda abertzale y todo fue buscar abogados solventes y recónditos procedimientos judiciales “españoles” para salvar el culo huyendo de las rejas. Claro, eran jefes, y aunque el preso quejumbroso perteneciera a la misma tribu, era indio, sólo un indio. Esta misma semana se ha repetido el hecho, casi idéntico de hace dos décadas, un acuerdo con la fiscalía para reducir la condena y eludir la cárcel; les ha bastado con pedir perdón y reconocer el daño causado. Me alegra que pida perdón quien jaleaba el asesinato y la extorsión, aunque solo fuera para salvarse de la trena, pero es difícil de entender que sea tan tarde y sobre todo que hasta hoy se lo hayan impedido hacer a sus presos rehenes.

El último año hemos oído hablar mucho de “la casta”, política y adláteres. La semana pasada, en el nuevo parlamento ha sido noticia todo menos la propia actividad parlamentaria. Las rastas de Alberto Rodríguez más que la presencia del comisionista “chorizo” Gómez de Segura, y los comentarios sobre piojos de Celia Villalobos más que lo que nos cuesta pagar a precio de oro su Cindy Crawford en horario laboral parlamentario. Ni pactos ni discursos, la noticia en primera ha sido el “bebé congresista” de Carolina Bescansa, una anticasta millonaria que con un acto tan impactante querrá reivindicar la maternidad, la igualdad de la mujer y la conciliación familiar…, pero si ella puede pagar por cuidárselo o una guardería a escasos pasos en el Congreso, ¿qué puede hacer quien le ha votado? Me pregunto si cualquier flamante mamá puede llevárselo a un viaje laboral profesional a Colombia o a Madrid o simplemente al juicio donde ejerce como abogada. En esta nueva tribu parlamentaria ella es jefe, no india del común, vamos casta-casta.

Y hablando de Congresos y castas, cómo se le motiva a estudiar y esforzarse a un joven para labrarse un futuro si en el circo parlamentario el nuevo domador-presidente ha sido lendakari sin abrir un libro y ahora tercera máxima autoridad del Estado. Ni Godoy fue tan exitoso en la cama.

Casta que hará como la izquierda abertzale, cambiarán cuando a ellos les obligue el zapato.

Casta nueva, así que feliz legislatura, que el teatrillo está servido.

Bisiesto cargado de buenos propósitos

PROPOSITOSLos mismos buenos propósitos que años anteriores. Dicen los expertos en comportamiento humano que en vacaciones hay más tiempo para pensar ennuestra vida y relaciones, y es cuando más decisiones de cambio solemos tomar. También tiene la vacación su lado oscuro porque a más convivencia más roces, de modo que los conflictos latentes afloran con mayor intensidad tras las vacaciones; en consecuencia enero es momento álgido en la petición de separaciones. Pero si una convivencia familiar tan intensa resulta difícil de digerir, incluso lubricada con amor navideño, y suponiendo que la separación no se consume, los reyes nos dejan el dulce carbón de las cosas a enmendar en el año nuevo. Ansias de cambio, del que enero es también paradigma, tal vez porque según los sicólogos los centros de satisfacción neurológicos están más preparados para la espera de la recompensa que para vivir la realidad alcanzada. Así que el periodo de toma de decisión de buenos propósitos sería el que más felicidad nos produjera, o sea, enero.

Por la paz, por el entendimiento entre los pueblos…, son seguramente anhelos sustanciales pero demasiado etéreos a escala personal, donde priman necesidades más cercanas como los kilitos adquiridos por el buen beber y mejor yantar hasta la barriguita más albóndiga que fofisana con principio de celulitis y papada cariñosa. Leo en Cabronazi una página de Facebook bastante rompedora: “Recordad, el 7 de enero a las 6:00 de la mañana hay que atrasar la báscula 5kgs”. Buen intento, pero poco realista al embutirse en el pantalón. Así que la dieta sin grasas ni azúcares y acudir al gimnasio son los sanos propósitos posnavideños. Claro que pasada la euforia endomorfínica de la toma de decisión…, pues que en abril ya habremos dejado el gimnasio, haremos deporte de levantamiento de vidrio y ¿el pantalón? no es problema, en rebajas venden tallas grandes.

Otro clásico es abjurar del tabaco, pero veo fumando a quienes lo prometieron en 2014. Un novedoso propósito, poco menos que incumplible, dejar de vez en cuando en off el WhatsApp; vamos, como comer chuletillas con cuchillo y tenedor sin chuparse los dedos.

Aprender inglés, jugar con los hijos, no cabrearse al volante, no discutir en la próxima fiesta familiar con el cuñado… propósitos loables, pero de dudoso cumplimiento.

Al homo sapiens no debiera suponerle demasiada expectativa aspirar a cumplir estos loables propósitos, pero ya se sabe que el año es largo y más este bisiesto con un día más para no cumplirlos, que no es mal aliciente, como me cuchichea mi subconsciente parlanchín.

En cualquier caso feliz 2016 de propósitos cumplidos o no, porque el placer está en proponérselos.

Demonios muy humanos

REGUGIADOS

Con cierta frecuencia el buen Papa Francisco nos recuerda que el demonio existe. No un travieso galtzagorri o un diablillo de inocentada ni el rabilargo satán de Halloween, sino un ser tan real como el azufre infernal. Tiemblo ante tamaña compañía, pero…

Vemos estos días las terribles imágenes de inundaciones estivales en Paraguay e invernales en el norte de Gran Bretaña y en las riberas del Mississippi; al tiempo decenas de incendios en la cornisa cantábrica, pálido reflejo de los infernales fuegos en California. Nos dicen que el fenómeno El Niño es el responsable de este excepcional cálido-2015 preludio de un 2016 aún más calentito, olvidándose de citar la manita colaboradora de la acción humana, sea emitiendo gases invernadero, sea contaminando océanos o talando masivamente bosques. Quizá sea el hombre-diablo calentando la Tierra a modo infierno.

El diablo existe, aseguran, mientras la Asociación Fundéu elige REFUGIADO como palabra clave de 2015 y no precisamente porque un despechado ángel expulsado del Paraíso se haya fijado como objetivo demoníaco joder a un millón de personas para que huyan y busquen refugio en Europa, considerando que la mitad de ellos son sirios huyendo de una guerra de ambiciones humanas; refugiados que también escapan de las consecuencias del cambio climático, falta de cosechas y enfermedades sobrevenidas.

No veo diablillos extraterrestres comprando compulsivamente en navidades ni desperdiciando 1.300 millones de toneladas anuales de alimento mientras 800 millones de humanos no comerán mañana ni pasado ni…; cuando se dejan sin recolectar 1.400 millones de hectáreas cultivadas que alimentarían a millones de personas, pero… bajarían los precios. No creo que sean demonios celeste-infernales los 20 millonarios españoles con más dinero que los 14 millones de personas pobres del país. Tampoco es Lucifer quien ha asesinado a más de 60 personas por ser. mujer.

Sólo veo humanos entre los satisfechos jugadores de golf en cientos de campos bien regados en zonas áridas con un agua del que no disponen para beber 1.200 millones de otros humanos no tan satisfechos como los golfistas.

En fin, diablos cojuelos a manta con mucho rostro de ambición humana satisfecha.

Francisco es un Papa que transmiite confianza, pero en lo que atañe al demonio, pensar en rabos/cuernos, olores azufrados, en calderas atizadas por Pedro Botero o en las inverosímiles dislocaciones cervicales de la niña de El Exorcista requiere un nivel de fe excepcionalmente ciego para mortales ya bastante recalentados por los propios demonios humanos como para creer que tras el “Valle de lágrimas” terrestre aun pueda haber otro infierno con demonio peor que el propio Lucifer-humano.

¡Por Dios! El homo sapiens ya es suficiente demonio en la Tierra. ¡Demonio de diablos humanos! Pero feliz 2016 a pesar de ellos.

Discursos vacuos

OTRO DISCURSO REY
Ni una palabra de corrupción, ni de las 60 mujeres asesinadas por parejas y hasta 16 veces cito la palabra unidad de España.

Como a muchos/as ciudadanos, no me suelen interesar ni un comino los discursos oficiales del rey ya que por principio suelen ser tan evanescentes y vacíos de contenido real como la propia monarquía, que solo habla en serio a la hora de cobrar comisiones y a final de mes por unos servicios que muchos consideramos tan innecesarios como sus discursos florero. Dóciles tertulianos en complaciente exégesis hermenéutica llenarán de sustancia estos vacuos discursos reales, palabras reales grandilocuentes de quien no toca el suelo con los pies.

Pero en esta ocasión sí escuché al borbón Felipe VI. También un parado que ilustra su opinión: nada por aquí, nada por acá, mostrando sus manos vacías de soldada como el insustancial discurso real. Castillos en el aire, me decía un pequeño empresario, porque aunque los exégetas borbónicos vean hermosas palomas en las manos del prestidigitador real, a los autónomos (verdaderos generadores de empleo) emprendedores la mención real a la economía, solo les recuerda a la de bancos o de grandes empresas, pero no a la de quienes aun trabajando duro mal-llegan a fin de mes o a la de quienes no han accedido a su primer empleo (él lo tiene asegurado de cuna) o han tenido que emigrar por miles a países que otorgan esperanza de encontrarlo; tampoco recordó a quienes se quedan sin vivienda por la rapiña de los ricos, ni de los pobres de solemnidad.

Con solemnidad citó la rectitud, pero se “olvidó” corrupción, aunque tengamos una recua de corruptos con su hermana en lista de espera judicial. Una vecina nacionalista-española estaba exultante con el ¡Arriba España! real, pero un moderado nacionalista-vasco moderado me recuerda que Felipe dijo muchas veces España y alabó otras tantas su unidad (hasta 16 veces) y grandezas patrias; usó palabras altisonantes sobre la diversidad de los pueblos de España, pero no mencionó Cataluña, ni se esforzó en esbozar un guiño para atraer a quienes trató como súbditos, sonando amenazadora su apelación permanente a la ley.

Impresionante tramoya real, palacio, tapices, artesonados…, mucha lejanía y demasiada prosopopeya, con utilización repetida de expresiones ternarias de solemnidad como progreso político-cívico-moral/diálogo-concertación-compromiso/rigor-rectitud-integridad…; suenan bien, pero remarcan su lejanía personal del pueblo y la grandilocuencia que no necesitamos desde el jefe del Estado.

Citó el terrorismo sufrido en París, como su padre el de ETA, pero ni una palabra para las 60 mujeres asesinadas por razón de ser mujer, un terrorismo que desde 2003 suma más de 800 víctimas, tantas como las asesinadas por ETA en 40 años. Así la igualdad de oportunidades puede esperar más allá del googlediano 2095.

Lástima de esos 13 minutos perdidos escuchando el discurso real; palabras de rey, palabras hueras