Hoy he tenido el inmenso placer de pasear por la Playa de Gorliz. No sé a vosotros, pero a mí cada día me parece que esta zona del litoral está más bonita, auténtica y salvaje. El verde de los bosques que la rodean se mezcla con el azul del mar. Y si ya era bonita esta playa, gracias a la gran labor de conservación que se ha realizado en la zona, ahora está espectacular. Me fascinan sobre todo las dunas y su ecosistema, tan frágil y tan bonito a la vez.

El ecosistema dunar que encontramos en este rincón de la costa de Bizkaia, no solo es increíblemente bello, sino que también es un entorno único para la fauna y la flora local. Las plantas que habitan en las dunas han sido clave para estabilizar este sistema, y además, podemos encontrar especies muy raras y amenazadas. Hoy en día, la zona se ha convertido en uno de los mayores complejos dunares de nuestra costa, un logro que resalta lo mucho que ha cambiado el lugar.

Las sinuosas dunas no solo sirven como refugio para una flora casi extinta en nuestro territorio, sino que también protegen la playa de la erosión, creando una barrera natural que resguarda todo el entorno. La regeneración de este paisaje ha sido un éxito rotundo.

Ademas, estamos en el hogar de unas dunas muy curiosas, solos hay dos replicas en toda la costa Cantábrica, las llamadas dunas cementadas o fósiles. Tienen la friolera de 6000 años, se formaron tras un proceso de sedimentación y petrificación de la propia arena.

Además a su alrededor, también encontramos bosques de pinos que cubren la zona, completando el paisaje con una belleza impresionante. Estos bosques no solo embellecen el lugar, sino que también desempeñan un papel fundamental en la protección del ecosistema costero, ofreciendo un hábitat perfecto para numerosas especies.

Toda la estampa se redondea con los arroyos que desembocan en la playa. El ecosistema de Gorliz se enriquece con los nutrientes que estos ríos aportan, convirtiendo la zona en un lugar lleno de vida y movimiento.

La Playa de Gorliz y su entorno es un claro ejemplo de cómo la naturaleza puede fusionar bosques, dunas, ríos y mar en un espacio increíblemente bello. Este rincón de la costa vasca es una maravilla que, se mire por donde se mire, te deja sin palabras.