Por fin, se admite a trámite y por unanimidad, la reforma normativa para contemplar a los animales como seres sintientes, no como cosas. Veremos después lo que cada grupo parlamentario aporta con sus enmiendas. En cualquier caso es una gran noticia, iniciamos de esta forma una nueva revolución humanista.
Y como cualquier revolución comienza con pequeños pasos, que incluso pueden pasar inadvertidos en el océano del contexto social global. Hasta me atrevería a decir que estas propuestas por parte de los legisladores, obedecen más a una maniobra de distracción o de captación de votantes infieles, que a una concienciación real. Pero a Al Capone no se le encerró por sus crímenes, sino por delitos fiscales.
Además, unanimidad en el congreso, increíble, todos somos grandes amantes de los animales. Sin embargo, los abandonos de animales domésticos, el maltrato festivo de estos y la utilización que se hace de estos como herramientas, no parece corroborar la conciencia de son seres sintientes.
En mi opinión, un país que subvenciona los espectáculos taurinos con maltrato, no puede después emprender el camino del respeto convirtiendo a este sujeto torturado en individuo jurídico sintiente, esto es una contradicción.
Después de este comienzo entusiasta por los titulares de la noticia, leyendo la letra pequeña, percibimos como siempre que la idea de la reforma de ley está viciada. Es decir, como hacemos siempre que tratamos de abordar temas sobre animales, cometemos el error de humanizar todos los aspectos que a ellos les afecta. Esto es, en la ley se plantean aspectos sobre la figura de la mascota en los divorcios, los embargos, su comercio y venta, etc. Muy en la línea de nuestras preocupaciones sociales, el humanismo liberal del siglo XXI (nos preocupan los demás………. pero todo puede solucionarse con el desarrollo económico). Para un tratamiento legislativo protector de los animales de nuestro entorno, esto es absurdo. Ya la Iglesia entró en el aspecto emocional de los animales de compañía, bendiciendo en San Antón a aquellos que se acercaban de la mano de sus dueños, a las parroquias.
Pero cada vez hay un grupo social más amplio que considera que la relación desigual que mantiene la humanidad con el resto de seres no puede sostenerse por más tiempo. Ni por tradición, ni por costumbres, ni siquiera en base a rendimientos económicos. Y esta sería la razón de mayor peso para mantener esta desigualdad, en términos de los sacrosantos parámetros socioeconómicos. Para mantener el precio de los huevos al alcance de todos los bolsillos, el consumo a diario de pescado, o leche en todas las familias. Porque casi siempre pensamos en términos de animales de compañía al hablar de seres sintientes, y es un error, no contemplar con amplitud a los animales domésticos, de abasto y hasta los silvestres. Cuando hasta estos últimos están cada vez más influidos por la presencia del ser humano en las grandes urbes.
Estamos en el inicio de la revolución humanista animalista. Pero estamos en los vagones de cola. Porque es insuficiente hablar solo en términos legislativos, porque debemos hablar en términos educativos, y para eso sería imprescindible crear una secretaría o plataforma institucional que promoviera este cambio en todas sus acepciones. La secretaría para la concienciación y convivencia animalista. Poco a poco pero sin perder el paso, y si puede ser por delante.
Pero hemos dado un gran paso………
IAS